Madres en busca de sus hijas desaparecidas en Ciudad Juárez solicitaron una audiencia con el Papa a través de la asociación civil Mujeres de Pacto, pero no han recibido respuesta. También preparan una carta para Francisco, que estará en Ciudad Juárez el 17 de febrero, sin saber si le llegará.
Ciudad Juárez (México), 5 feb (dpa) – No hay día en que Perla Reyes Loya deje de pensar en su hija Joselyn, desaparecida hace tres años en Ciudad Juárez, una de las ciudades que visitará el Papa Francisco en su próximo viaje a México.
“Han sido tres años muy difíciles, es muy duro vivir así y no solo para mí como madre, sino que a toda la familia, a sus hermanos, a su abuela, a todos nos afecta demasiado que ella no esté”, dice la mujer de 36 años.
Madres como ella, que buscan a sus hijas desaparecidas, solicitaron una audiencia con el Papa a través de la asociación civil Mujeres de Pacto, pero no han recibido respuesta. También preparan una carta para Francisco, que estará en Ciudad Juárez el 17 de febrero, sin saber si le llegará.
El portavoz de la diócesis de Ciudad Juárez, Hesiquio Trevizo, dijo que entre las víctimas de violencia que asistirán a la misa que oficiará Francisco en esa localidad habrá madres de desaparecidas. Sin embargo, no habrá palabras específicas para ellas, sino que su mensaje “será para todos”.
“Sentimos que no hay un verdadero respaldo de la Iglesia hacia las madres. Creo que las madres están dentro más por compromiso que por misericordia”, dijo la directora de Mujeres de Pacto, Gabriela Reyes.
La misa del Papa, en un sitio al aire libre conocido como El Punto, a unos metros de la frontera con Estados Unidos, tendrá como eje el tema de la migración, pero se espera que durante su visita hable también sobre las víctimas de la violencia.
“A nosotros no nos han entregado boletos para la misa. Sí nos han dicho que a lo mejor nos invitan, pero aún no estamos seguras, y a la audiencia que se solicitó tampoco han contestado”, dice Perla Reyes.
Ella vio a su hija por última vez el 30 de diciembre de 2012, cuando la jovencita de 13 años salió de su casa rumbo al centro de Ciudad Juárez. Hoy, el llanto y la voz de la madre se unen al de otras que, como ella, se sienten solas en la búsqueda.
La desaparición de mujeres empezó a sacudir a Ciudad Juárez en la década de 1990. Después, la guerra entre los cárteles de Sinaloa y de Juárez movió el foco de atención hacia otro tipo de violencia.
Pese a que la ciudad ya no es mencionada en la lista de las más peligrosas del mundo y la cifra de asesinatos ha bajado a partir de 2011, muchas madres, organizadas en varias agrupaciones, continúan con su peregrinar.
“Si no fuera porque las madres seguimos en las calles buscándolas, la gente pensaría que ellas se fueron solas”, dice Luz Elena Muñoz Ruiz, madre de Nancy Ivette Navarro Muñoz, desaparecida el 13 de julio de 2011, a los 17 años, cuando fue a buscar trabajo al centro de la ciudad.
“Para el Gobierno, mi hija es una más, no la buscan, no les interesa, ellos echan a perder las pistas, omiten hacer su trabajo”, afirma.
La portavoz de la Fiscalía Especializada de la Mujer (FEM), Silvia Nájera, dijo a dpa que aunque son cientos los casos denunciados, la gran mayoría de mujeres son halladas o regresan a sus hogares.
“Son alrededor del 98 por ciento los casos que se resuelven”, dice Nájera. Desde febrero de 2012, cuando se creó la fiscalía especializada, hasta 2015 se recibieron reportes de 1.780 desapariciones, de los cuales siguen vigentes 39 casos.
La titular del Centro de Justicia para la Mujer, Irma Casas, afirmó que en Ciudad Juárez las mujeres están en riesgo desde hace décadas debido a diferentes factores.
“Hay mujeres que se van porque están peleadas con sus familias, viven en extrema pobrez, o quieren conseguir un trabajo mejor y son caldo de cultivo para grupos delictivos para aparentemente ofrecerles un trabajo, enamorarlas y finalmente involucrarlas en la trata de personas”, señala Casas. Otras han aparecido muertas.
Según la coordinadora de documentación y de defensa de los derechos humanos de la Red Mesa de Mujeres, Cecilia Espinoza, la visita del Papa es de trascendencia porque se trata de un jefe de Estado y es importante que se dé cuenta que la realidad es distinta de la que las autoridades quieren mostrar.
“Es una persona con influencia política, es la visita de un jefe de Estado y es importante que pueda entender la problemática social que vivimos”, afirmó Espinoza.
Con esta intención, varias organizaciones civiles se preparan para colocar carteles de búsqueda y pintar cruces distintivas de los feminicidios en la ciudad unos días antes de la llegada de Francisco.
