Esta elección tiene mala cara

23/02/2015 - 12:00 am

A cuatro meses de la elección, hay pocos cambios en la pelea partidista. El partido en el poder continúa al frente con una preferencia efectiva de 32 por ciento; seguido del PAN a seis puntos, y en un lejano tercer lugar aparece el PRD con apenas el 13% de votos. Muy cerca se encuentra el Partido Verde, con 11 por ciento, seguido por Morena (9%), según la última encuesta de Parametría –levantada entre el 7 y el 12 de febrero.

Dichos resultados –a pesar de la mala percepción del trabajo presidencial— se pueden explicar por el tipo de elección de que se trata. Al ser una elección intermedia, en donde no se elige al ejecutivo si no únicamente a parte del Congreso –al menos en el ámbito federal—, lo que prevalece es el voto duro de los partidos.

En este sentido, asiste la razón a la propia casa encuestadora cuando afirma que “a diferencia de una elección de ejecutivos –presidente o gobernador— las elecciones intermedias federales suelen ser menos volátiles y la preferencia electoral menos personalizada (no hay candidatos) y más abstracta: se vota por un partido (…) La estabilidad en esta elección puede ser explicada también por la baja participación. Lo más probable es que esta elección esté entre 15 y 20 puntos por debajo de nuestra última elección presidencial. Un número alrededor de 45 % si atendemos la tendencia histórica. Con este nivel de participación bajan los votantes independientes, es decir, aquellos que no expresan ningún apego a una fuerza política en particular. Aquellos votantes con simpatía partidista, conocida coloquialmente como ‘voto duro’ pasan a cobrar mayor peso en esta elección.” [1]

Por si esto no fuera suficiente, la oposición está fuertemente dividida –por ejemplo, dentro de la izquierda van a existir cuatro opciones partidistas— y sumida en sus propios escándalos. Ante esta situación, todo apunta a que el partido en el poder tendrá vía libre para obtener la mayoría de votos.

Además de las elecciones locales –en donde están en juego nueve gubernaturas, 641 diputaciones, 993 alcaldías y las 16 jefaturas delegaciones en el Distrito Federal—, lo importante es ver si el PRI y su aliado, el Partido Verde, alcanzan una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

Con ello, el Presidente tendría las manos libres para que sea aprobado el Presupuesto federal y –no menos importante— la cuenta pública (es decir, la forma en cómo se ejercen dichos recursos).

No creo que sea una buena idea regresar –todas las distancias guardadas, ya que el país y la sociedad son muy diferentes— a la situación de antes de 1997, en donde el partido oficial contaba con la mayoría congresual para aprobar todas las ocurrencias presidenciales y controlaba los escasos mecanismos de vigilancia que existen en nuestro sistema político.

En menos de cuatro meses veremos qué es lo que opinan los mexicanos, aunque creo que mi temor va a ser confirmado en las urnas.

Twitter: @jose_carbonell

http://josecarbonell.wordpress.com

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