Author image

Alejandro De la Garza

23/03/2024 - 12:03 am

Despidos de periodistas, medios y política

“Un empleador puede prescindir de los servicios de sus trabajadores […] sin que ello implique ninguna injusticia o censura de parte de un gobierno que aún no tomaba ni posesión”.

“El venenoso prestó atención a esta historia por la alaraca que despertó en algunos medios”. Foto: Instagram @laura_bruges_

El sino del escorpión atestigua la increíble y triste historia de la reportera de Radio Fórmula Laura Brugés, quien tras ser mencionada por el ave de las tempestades, Liz Vilches, en su sección de “quién es quién en las mentiras periodísticas” —parte de la conferencia mañanera del presidente López Obrador—, fue de inmediato llamada a su empresa y, sin mediar mayor explicación, fue echada de su empleo. Ella atribuye su despido a la “difamación” de la que fue objeto al ser involucrarla en un chat antilopezobradorista, al cual, en efecto, ella pertenece, pero “como invitada, tal y como participo a muchos otros chats”, insistió al ser entrevistada por el periodista Julio Hernández (Astillero). No obstante, ¿cómo probar la relación causa-efecto entre la mención en la mañanera y su despido, más allá de su certeza intuitiva, o, si se quiere, del sentido común de la periodista?

El venenoso prestó atención a esta historia por la alaraca que despertó en algunos medios, pero en realidad, la vida periodística de los reporteros de a pie está sujeta siempre a vaivenes imprevisibles, si bien cada cual pueden atribuirlos a causas políticas, de censura o de simple reacomodo corporativo-empresarial de la fuente de trabajo. Para abundar sobre el caso, el escorpión relatará aquí (sin ser ficción del yo, sino costumbrismo kafkiano) el caso de su despido del Grupo Milenio, junto con otro centenar de compañeros y compañeras periodistas, allá por agosto del 2018.

Tras la victoria en urnas de Andrés Manuel López Obrador en julio de 2018, los medios en general, y el Grupo Multimedios en particular, supieron que tendrían que reconfigurar su planta de periodistas, colaboradores y reporteros, pues uno de los anuncios principales del presidente electo fue entonces limitar de forma drástica los recursos destinados a los medios de comunicación tradicionales, que tenían años haciendo su multimillonario agosto con el dispendio de Fox, Calderón y Peña Nieto en medios de comunicación. Apenas un mes después del triunfo electoral de Morena, en Milenio comenzaron los despidos: se llamaba al empleado a recursos humanos, se le acorralaba y hacía una oferta “que no pudiera resistir”: pagarle una miseria de liquidación de inmediato o irse a un pleito legal prolongado y de resultados insospechados.

Según recuerda el escorpión, cerca de un centenar y medio de empleados de todas las áreas del Grupo Milenio fueron despedidos entonces y, más allá de que algunos pudieran atribuir este “reacomodo” a la llegada del nuevo Presidente de la República, en realidad tenía más que ver con una realidad empresarial, pues los ingresos corporativos bajarían notablemente. Mientras, el helicóptero del dueño del periódico aterrizaba todas las tardes en el frágil helipuerto del edificio sacudiéndolo hasta los cimientos. Hasta ahí, todo bien: un empleador puede prescindir de los servicios de sus trabajadores (y de manera aún más fácil si no hay sindicato de por medio), sin que ello implique ninguna injusticia o censura de parte de un gobierno que aún no tomaba ni posesión.

Lo realmente penosos fue la actitud predadora e ilegal del corporativo de Monterrey, pues sin tocarse el corazón y con la mano en la cintura, despidió a periodistas que tenían cinco, 10 y hasta 15 años trabajando en Milenio, mediante una mísera liquidación de tres meses. Muchos se negaron al proceso de despido y se embarcaron en un proceso legal que luego de cinco o seis años parece posible ganar, lo cual implicaría merecidas liquidaciones justas por aquellos años de trabajo y por los años del litigio laboral. El arácnido aceptó entonces una irrisoria liquidación de tres meses luego de 14 años de trabajar en Milenio Diario como empleado por honorarios. Así las cosas.

Estos hechos se replicaron en otros medios, como Excelsior y el Grupo Radio Centro, si mal no recuerda el alacrán, pero pocos prestaron atención a la situación laboral de tantos reporteros y reporteras, periodistas de distintas áreas y especialidades que continuaron con su vida luego de esa amarga experiencia en Milenio, donde además, quienes revisen el #Metoo de periodistas, editores y escritores, se enterarán de muchas otras dudosas situaciones que eran norma en aquellos años en el periódico. Las dignas compañeras periodistas de ese entonces no dejarán mentir al escorpión.

Con todos estos antecedentes, el alacrán no pudo más que sonreír cuando se destapó la reciente telenovela “Azucena mancillada en Milenio”, algo así como La Rosa de Guadalupe, pero en versión de periodística hard core. Muchos periodistas —incluso alguno muy famoso y amigo querido del escorpión—, se quejaron de la injusticia cometida con la periodista dizque corrida de Milenio por culpa del Presidente, hasta que por fin ella misma los desmintió y reveló su jugosa relación económica con Radio Fórmula.

Otras telenovelas sobre la censura presidencial también han tenido éxito regular: Loret y el corazón salvaje, Alazraki y la mentira Universal, y últimamente hasta Bravo Regidor y por qué me quité del Reforma. En estas secuelas, el capítulo uno de Laura Brugés, el sindicato y una buena negociación, está en curso. Esperemos que la temporada sea corta.

El sino del escorpión ha sido el ejercicio del periodismo desde mediados de los años setenta, y luego de pedir una disculpa a sus lectores (si alguno) por ilustrar la vida periodística mexicana desde una perspectiva personal, promete, si es de interés, contar en otra ocasión sobre aquella vez en que fue corrido, literalmente, de la radiodifusora más charanguera del cuadrante, allá hacia finales de los años setenta. Una telenovela que tiene como personajes a un priista de fuste (hoy morenista) que fue gobernador de su estado (vecino a Puebla), y a varios próceres del periodismo ya fallecidos, estos sí de verdad, como Miguel Ángel Granados Chapa, Froylán López Narváez y Miguel López Azuara. El escorpión vuelve a su nido.

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas