Amor de calle

Gabriela / En el punto G

02/11/2013 - 12:00 am

¿Nunca les ha pasado eso de ir caminando por la calle detrás de una pareja y de pronto paran y empiezan a besarse? Sin venir a cuento y justo en la mitad de la acera, empiezan a profesarse su “amor”. Tú no sabes si adelantar por la izquierda, por la derecha o dar la vuelta y cruzar la calle. Pueden extrapolar esta escena a tiendas, discotecas… y cualquier expresión pública de amor.

Desde aquí les mando un saludo y les deseo que tengan un día tan bueno que mueran asfixiados en sus propios fluidos. Mi odio sempiterno a estas parejas, no porque me parezca un acto desvergonzado, pero sí es ¡tremendamente egoísta!, ¿qué necesidad hay de ir pavoneando su amor por la calle? ¿No saben que hay gente que sufre una ruptura, que hay mujeres solas que lloran por las noches viendo comedias románticas? Es como irse a comer un Big Mac a Nigeria…

Claro, en pocas cosas se nota tanto esa bipolaridad entre “ver y hacer” como en las expresiones de amor públicas. Si somos nosotros, estamos en una nube, nuestro amor es libre y podemos mostrarlo donde sea. Si NO somos nosotros, ¡qué descaro! ¿cuál era la necesidad de hacerlo en mitad de la calle? ¿No se podían aguantar un poquito?

Bueno, en realidad, no. No te puedes aguantar.

- Perdona, porque tú seas una triste persona sin amor que pasear, no significa que yo tenga que esconder el mío.

¡Con lo excitante que es requetoquearse en público! Besos en la calle (bajo la lluvia, que así das más envidia), piecitos en los restaurantes, abrazos en los cines…

(¿Han visto que síndrome de bipolaridad tengo?)

Pero no soy yo, ¡es el aire! Estar al descubierto da muchas ganas de intimidad. Cuando dos personas están en una habitación el mundo se reduce a esas cuatro paredes. Pasan ciclones y huracanes, pero estos 10 metros cuadrados no se mueven. Sin embargo, plantar un gran beso en una avenida desolada: ¡te sientes el rey del mundo!

- Señora humanidad, míranos y aprende. Así se ama uno.

Por otra parte, hay algo muy práctico en las expresiones públicas de amor: pueden ser una excelente escuela. A veces veo parejas besándose en un parque y pienso: “lo estás haciendo maaaaal”.

Así que cuando vean a una pareja haciendo cosas “inapropiadas” les aconsejo que presten atención y aprendan. Y si la cosa se pasa de castaño oscuro – bien sabemos que el ser humano una vez le sueltan el cinturón de castidad no tiene límites – siempre pueden gritar lo que oí una vez en La Habana:

¡Suéltala, que es asmática!

Gabriela / En el punto G

Lo dice el reportero