Cuando Albert Einstein dijo “la estupidez humana es infinita como el universo”, seguramente tenía un amigo que en ese momento no sabía cómo parar una ruptura sentimental que llevaba en drama desde hace años.
Y es que eso es lo que nos parecen esas quiebras que bien podrían protagonizar un “Cuando intenté romper con tu madre” y llenar 8 temporadas fácil. Un día están, al día siguiente rompen, dos días más tarde dicen “no, es que hemos estado hablando y…” y todo el mundo llora, bebe y consume su juventud en ese círculo destructivo. Claro, desde fuera todo parece muy fácil: elimínalo de Facebook y ya está, todo arreglado. Cuando estás tú en esa situación es cuando se hace difícil de entender, como el Universo.
Escribo esto para quien tenga un amigo en esta situación, pero también para quien esté en ella, pues a lo mejor le puede servir de ayuda.
El ciclo funciona más o menos así: la persona que quiere terminar la relación tiene dudas y sentimientos de culpa y no quiere herir a su pareja de hace tantos años. Mientras tanto, el rechazado pasa de pensar que “es otra fase y ya volverá a la normalidad” a intentos desesperados por recuperar la llama. Lo podemos reconocer porque más o menos cada dos meses recibimos una llamada de nuestro amigo diciendo que necesita hablar y llora; una semana más tarde nos dice que están retomando el contacto y así sucesivamente.
LAS ESCENAS SE REPITEN DURANTE 6 MESES, 1 AÑO, 2 O UNA GLACIACIÓN ENTERA.
Esto tiene un nombre y se llama: negación, en psicología es la primera fase del duelo por una ruptura. Aquella en la que no queremos asumir que la relación se ha acabado y pensamos que hay una oportunidad. En esta fase prima la nostalgia, pero no se engañen, no extrañan a la pareja en sí, sino “su vida en pareja”, tener a alguien al lado, no estar solos, los buenos tiempos y la compañía de otra persona.
Según los expertos, esta fase puede alargarse hasta 2 años, si pasa de ahí se convierte en una patología que hasta puede requerir ayuda profesional.
Pues yo he tenido amigas patológicas perdidas. Y es muy difícil sacarlas del problema. De hecho, no puedes. Sí es cierto que a veces te dan ganas de llamar a su madre y decirle:
- Señora, ¿se acuerda usted de cuando dejaba a su hija sin salir por si le pasaba algo en la calle? Pues déjela sin salir ahora que ya le está pasando algo.
Pero no puedes. Primero intentas convencerla y darle perspectiva.
- ¿De verdad quieres luchar por una relación que no va a ninguna parte?/ ¿Quieres en serio estar con alguien que no te quiere?/ ¿Si ya no te gusta, por qué sigues?
Un año después te limitas a escuchar porque ya nada de lo que digas va a servir. Lo digo, es muy frustrante. Ves como una persona a la que aprecias se enreda en un espagueti cada vez más y más largo, pero tú no tienes el tenedor por el mango. Y te limitas a ver la escena y es como ver un plato caer durante años.
¿Cómo suele acabar esto? En ruptura, por supuesto, es inevitable y suele venir, según mi experiencia, por la llegada de un tercero. ¿Por qué? Pregunta un señor al fondo. Pues porque las personalidades que pasan por esto suelen ser emocionalmente dependientes e incapaces de estar solas en la vida.
Al final lo que queda es un montón de años perdidos y llenos de reproches y vacíos emocionales. Mientras tanto, el universo se sigue expandiendo y las vísceras de las galaxias se desperdigan por toda la materia; según la teoría del “Big Rip” (o gran desgarramiento) el fin se producirá dentro de 17 mil millones de años. Veremos.
PD: si has vivido esta situación o algún amigo la ha vivido y después de años de crisis han podido solucionar el problema, por favor, cuéntamelo. Siempre he odiado la astronomía.




