Secuelas de una violación

Gabriela / En el punto G

22/02/2014 - 12:01 am

Como mujer, no imagino peor situación que la de ser agredida sexualmente. Un trauma que te marca y no se supera fácilmente, menos sin ayuda profesional.

Con tristeza leo - otra vez - una noticia del fin de semana en México: en un retiro espiritual 7 mujeres fueron violadas sexualmente o vejadas y maltratadas, dicen que por un comando -UN COMANDO- militar.

Bueno esa es otra historia que implica analizar cuestiones sociales y hasta políticas en un país considerado violento. Lo que a mí me preocupa son las víctimas. ¿Qué secuelas podrán sufrir estas mujeres, algunas menores de edad, tras una experiencia así de traumática?

Como mujer, no imagino peor situación que la de ser agredida sexualmente. Sentir tu cuerpo violentado contra tu voluntad, penetrado – en algunos casos, literalmente – a la fuerza y vejado.

Es una agresión física y emocional que te hiere hasta lo más profundo y te cambia para siempre. ¿Es posible volver a ser la misma después de una violación? Pregunto. Y la respuesta que se me viene a la cabeza es: difícilmente. Por ello es, quizás, también una forma de humillación, un método de sumisión e, incluso, un arma de guerra. Sinceramente, no hay nada a lo que le tema más que a una violación o un abuso.

Porque es posible que, cuando las marcas físicas hayan sanado – si es que sanan, y no se produce un embarazo o transmisión de ninguna ETS  – las emocionales no hayan siquiera empezado a supurar. Una persona agredida cambia de forma radical.

Un estudio  hecho en una universidad española donde se entrevistaban a varios alumnos estableció una comparación entre las jóvenes que no habían recibido ningún abuso y las que habían sido víctimas en algún momento. El resultado, ya lo imaginarán: menor autoestima y asertividad, ansiedad y depresión. Efectos no menores que muestra el gravísimo efecto en la salud mental y emocional de las víctimas.

Y todas tienen relación con elementos fundamentales para una sexualidad sana. Porque una sexualidad distorsionada es una de las grandes consecuencias de un abuso sexual.

He encontrado dos testimonios - dejados en la Fundación Punset- donde dos víctimas cuentan con desesperación cómo responden con violencia y agresión los acercamientos sexuales de sus parejas o conquistadores. Por supuesto, esta desconfianza en las relaciones sociales e íntimas son otra de las grandes consecuencias de un abuso.

EL SEXO, UNA DE LAS COSAS MÁS HERMOSAS DEL SER, SE CONVIERTE, IMPUESTO CON VIOLENCIA, EN UN CALVARIO.

Más, por ejemplo, cuando se trata de abuso infantil. En el estudio “Secuelas emocionales en víctimas de abuso sexual en la infancia” se enumeran los efectos inmediatos y, al menos para mí, fue sorprendente:

  • Conocimiento sexual precoz o inapropiado para su edad
  • Masturbación compulsiva
  • Excesiva curiosidad sexual
  • Conductas exhibicionistas
  • Y problemas de identidad.

Contradictoriamente (bueno, o no), al crecer, estos niños que han sido víctimas se convierten en adultos con fobias o aversiones sexuales, falta de satisfacción, alteraciones en la motivación, trastornos de la activación sexual y del orgasmo y la creencia de ser valorados por los demás sólo por el sexo.

Y, aunque pueda parecer que recuperar una sexualidad o unas relaciones sanas son un tema secundario comparado con el trauma inicial, no se les debe restar importancia.

Sinceramente, si me imaginara víctima de un abuso sólo pensaría en hacerme una bola en una esquina y no moverme nunca, morirme. Sin embargo, hasta para las peores situaciones, como ésta, hay solución y se puede retomar una vida sexual plena ¿Cómo? Obviamente, sería peligroso que yo tratara de contestar a esta pregunta pues sólo una terapia psicológica especial y profunda puede ayudar a la víctima a reconstruir sus vínculos afectivos y físicos.

Gabriela / En el punto G

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