Algún día tendrá que pagar por sus crímenes, pues apoyado en el poder militar del imperio, el gobierno del estadounidense Donald Trump ha ejecutado, en forma extrajudicial, sin probar delitos, sin el debido proceso y mucho menos una sentencia de por medio, a por lo menos 64 personas a las que ha calificado como “narcoterroristas”, sin evidencias tangibles que corroboren sus acusaciones.
En algún momento la Corte Penal Internacional, que tiene su sede en La Haya, Países Bajos, tendrá que analizar la conducta criminal de Donald Trump y del gobierno de Estados Unidos. Tendrá que hacerlo como instancia responsable de castigar los crímenes más graves que afectan a la comunidad internacional: el genocidio, los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad y el crimen de agresión. Estos delitos se definen en el Estatuto de Roma, que regula las funciones, facultades y obligaciones de la Corte Penal Internacional, emitido por las Naciones Unidas el 17 de julio de 1998, para entrar finalmente en vigor el primero de julio de 2002.
El pasado lunes 27 de octubre del 2025 el ejército de los Estados Unidos asesinó a 14 personas más, luego de atacar cuatro supuestas narcolanchas en aguas del Océano Pacífico, según lo anunció el martes 28 de octubre del 2025 el Secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, a través de sus redes sociales.
Según el funcionario estadounidense, el pasado lunes 27 de octubre del 2025, acatando instrucciones del Presidente Donald Trump, el Departamento de Guerra estadounidense llevó a cabo tres ataques letales contra cuatro embarcaciones operadas por organizaciones calificadas por el gobierno estadounidense como terroristas que presumiblemente traficaban con narcóticos en en aguas internacionales. A juicio del funcionario estadounidense, las cuatro embarcaciones transitaban por rutas conocidas de narcotráfico y transportaban estupefacientes.
Describió el Secretario de guerra estadounidense que en la primera embarcación mataron a ocho presuntos narcoterroristas; asesinaron a cuatro, durante el segundo ataque y tres personas más fueron ultimadas en el tercer ataque.
Según balance realizado por la agencia de noticias española EFE, el del pasado lunes sería en undécimo golpe llevado a cabo por la armada estadounidense contra embarcaciones supuestamente cargadas con droga, primero en el Mar Caribe y luego en el Océano Pacífico. Hasta el pasado lunes 27 de octubre del 2025, esas ejecuciones extrajudiciales habría cobrado 60 vidas de personas sobre las cuales no existe evidencia alguna de que fueran delincuentes o narcotraficantes, más allá de las afirmaciones del gobierno estadounidense.
Apenas este miércoles 29 de octubre del 2025, el mismo personaje, Pete Hegseth, Secretario de Guerra de Estados Unidos, anunció que su ejercito había matado a otras cuatro personas acusadas por el gobierno de Donald Trump de traficar con narcóticos por mar. Hegseth dijo a través de redes sociales que el ataque tuvo nuevamente lugar en aguas internacionales, en el Océano Pacífico.
Con la prepotencia característica del imperio, el secretario de Guerra de Estados Unidos afirmó: “El Departamento ha pasado más de dos décadas defendiendo otras patrias. Ahora, estamos defendiendo la nuestra. Estos narcoterroristas han matado a más estadounidenses que Al-Qaeda y recibirán el mismo tratamiento. Les rastrearemos, les conectaremos y luego los cazaremos y los mataremos”.
Por haber ocurrido, presumiblemente en aguas internacionales, fuera de la jurisdicción de alguna nación en particular, en esta “guerra” que inició el gobierno de Estados Unidos, aplicaría la disposición del Artículo 8 del Protocolo de Roma, que define los crímenes de guerra como el homicidio intencional, así como las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal regularmente constituido, con todas las garantías judiciales generalmente reconocidas como indispensables.
Mientras que el Artículo 25 del mismo Protocolo de Roma señala que tendrá Responsabilidad Penal Individual, de conformidad con el este Estatuto, la persona que cometa el crimen por sí solo, con otro o por conducto de otro, o en su caso, proponga o induzca la comisión de ese crimen, ya sea consumado o en grado de tentativa.
Delincuente declarado y, ahora, presunto asesino son las prendas que adornan al mandatario estadounidense. No hay que perder de vista que en mayo del 2024 Donald Trump fue declarado culpable de 34 cargos, entre ellos falsificar registros comerciales para encubrir un escándalo sexual que amenazaba su llegada a la Casa Blanca en 2016, parte de un esquema que los fiscales describieron como un fraude al pueblo estadounidense. El hombre naranja es el primer Presidente de Estados Unidos en funciones, en la historia del país, que ha sido declarado delincuente.
Trump debía haber permanecido por lo menos cuatro años tras las rejas, lo que no sucedió porque el 10 de enero del 2025 el Juez Juan Merchan determinó que pese a ser culpable de varios delitos, Donald Trump, quien para esas fechas ya era Presidente electo, debido a su alta investidura, no podía ser encarcelado.
Donald Trump podría seguir el mismo camino que su entrañable amigo el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu, pues no hay que olvidar que el 21 de noviembre del 2024 la Corte Penal Internacional, que tiene su sede en la ciudad de La Haya, en Países Bajos, emitió una orden de arresto en su contra, por ser presuntamente responsable de crímenes de guerra, al hacer padecer hambre como método de guerra y de dirigir intencionalmente un ataque contra la población civil palestina en la Franja de Gaza.
A Benjamín Netanyahu se le acusa de crímenes de lesa humanidad, de asesinato, persecución y otros actos inhumanos desde al menos el 8 de octubre de 2023 hasta el 20 de mayo de 2024, según publicación de la Corte Penal Internacional en su página oficial de internet.
Frente a las desmesuras del hombre naranja que amenaza al mundo desde Estados Unidos, al que podría llevar a una guerra nuclear, nuestro gobierno debe tomar muy en serio sus amenazas de que el imperio podría realizar una acción terrestre en México para atacar a los cárteles del narcotráfico, algo que no se descarta que pudiera intentar también en Venezuela y Colombia.
El gobierno de México debe estar muy atento a los arrebatos, iracundos e irracionales del Presidente estadounidense quien una vez más el pasado jueves 23 de octubre del 2025 afirmó: “México está gobernado por los carteles. Tengo un gran respeto por la Presidenta, una mujer que creo que es estupenda. Es una mujer muy valiente, pero México está gobernado por los cárteles, y nos tenemos que defender de eso”.
El poder no dura para siempre. La legión de seguidores de Donald Trump cada día se diluye más y el hombre naranja jamás tendrá la aprobación de los hombres honrados, sensatos y generosos que todavía transitan por la faz de la tierra. Y algún día, seguramente, le alcanzará la mano de la justicia para que pague sus crímenes.





