México, 16 Ene. (Notimex).- Dolido, casi en estado de shock y negándose a creer que su amigo y compañero hubiera fallecido, así se le vio al ex marchista Joel Sánchez, quien en los Juegos Olímpicos Sydney 2000 conquistara la medalla de bronce en la prueba de caminata 50 kilómetros.
Entrevistado en las instalaciones del Comité Olímpico Mexicano (COM), Sánchez Guerrero indicó que le costaba trabajo creer que luego que su amigo salvara la vida tras haber recibido un balazo que le ocasionó la pérdida de un ojo, fuera a morir por causas por completo diferentes.
Comentó que le impactaba haber presenciado cómo Hernández pudo salir avante de ese difícil trance "y que tras haberse recuperado y mostrado una gran fortaleza haya sufrido dos infartos, los que finalmente causaron su muerte".
Resaltó que una muestra de su fortaleza física y de sus ganas de vivir "es el hecho de que a los tres días ya se había recuperado y tres o cuatro días después salió de la clínica, en lo que fue una recuperación milagrosa y que sabíamos se había dado porque seguía siendo un a persona muy fuerte físicamente".
Al hablar sobre cómo era Noé Hernández, Sánchez lo definió como un atleta emprendedor, un deportista que se dedicaba al 100 por ciento a sus entrenamientos, ya que sabía que lo más importante era reivindicar lo que demostró al ganar la medalla de plata en los 20 kilómetros en su debut en unos Juegos Olímpicos.
Detalló que Hernández fue el primer marchista mexicano en lograr subir al podio en sus primeros Juegos Olímpicos, "algo que hasta ese momento nadie había logrado, ni Raúl González no otros andarines mexicanos, ya que varios necesitaron de dos o tres apariciones en Juegos Olímpicos para poder colgarse una medalla".
Recordó que previo a su presentación en la prueba de 50 kilómetros, "estando en Nueva Zelanda vimos cómo él ganaba la medalla de plata, lo que nos dejó en claro que teníamos muchísimas oportunidades, ya que si él había logrado el podio, yo porqué no podía conseguir lo mismo".
Finalmente y a manera de homenaje, Sánchez Guerrero resaltó que "lo que más me agradaba de Noé fue que era una persona decidida, aguerrida a la hora de los entrenamientos y de las competencias y la frase que siempre decía antes de cada competencia: Yo aquí me muero en la raya".




