En la última década, la producción nacional de gas –clave para generar electricidad– ha ido a la baja en México y las importaciones desde gasoductos en Estados Unidos va a la alza, acentuando la dependencia energética del país de un impredecible Presidente Donald Trump.
Ciudad de México, 26 abril (SinEmbargo).– México depende energéticamente de Estados Unidos y, con ello, de las decisiones del Gobierno de Donald Trump. Ante ello, el Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo busca revertir la tendencia de la última década y acelerar la producción nacional de gas, una opción contaminante, pero la más viable en el corto plazo.
La producción nacional de gas asociado y no asociado a hidrocarburos, la actual principal fuente para generar electricidad, ha disminuido un 29.79 por ciento de 2014 a 2024, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), mismo periodo en el que se aceleraron las importaciones desde EsU.
Esta tendencia tiene sus orígenes en la desaceleración de producción nacional con Carlos Salinas de Gortari, cuando en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) “aceptó y promovió –con entramado regulatorio– una política de importaciones de gas natural (...) para abrir el sector a particulares, crear competencia y acotar el monopolio de Pemex” (Cepal, 2022).
Después los gobiernos de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa sobreexplotaron los yacimientos petroleros para exportar a Estados Unidos a más de 100 dólares el barril. Se llegó a un pico de producción de petróleo de 3 mil 382 barriles por día en 2004 y de gas de 7 mil 030 MMpcd en 2009, sin que se transparentara el uso de los excedentes obtenidos. Además, como planteó la Presidenta Claudia Sheinbaum hace unas semanas, Fox Quesada "sobreexplotó el yacimiento de Cantarell contaminando con nitrógeno el yacimiento, (por lo que) desde hace mucho tiempo tenemos problemas por el gas que está contaminado con nitrógeno".


Ahora, por su bajo precio, desde la semidesértica Cuenca Pérmica entre Texas y Nuevo México las importaciones de gas vía gasoductos de Estados Unidos a México pasaron de 728,513 millones de pies cúbicos en 2014 a 2,343,562 millones de pies cúbicos en 2024, un crecimiento de 221 por ciento según muestran datos de la Energy Information Administration (EIA).
Esto último, lo traído desde EU, implica un 70 por ciento del gas con el que cuenta el país para generar electricidad. Y el volumen almacenado en las terminales de Altamira, Ensenada y Manzanillo equivale a aproximadamente solo 2.4 días de consumo en el país (IMCO, 2022). Las otras fuentes con que la CFE genera electricidad como la hidroeléctrica o eólica no serían suficientes para compensar una escasez de gas a pesar de que el Plan México 2024-2030 contempla aumentar su uso.
Es decir, si Trump decide presionar con ello y cortar el suministro de gas a México, su principal comprador de esta fuente, las actividades industriales y cotidianas pararían, con sus respectivas consecuencias económicas para las empresas y los usuarios con acceso a la electricidad.
La calificadora Fitch Ratings considera que esto es un riesgo poco probable porque Trump, de momento, se ha enfocado en las exportaciones de México a EU y no al revés. Pero esto ya ha sucedido antes por causas externas.
En febrero de 2021, una tormenta invernal en Texas congeló los gasoductos, lo que causó el corte del suministro de gas hacia México, lo que dejó por horas sin energía eléctrica hasta a 5.9 millones de usuarios en 23 estados de país, como reportó en su momento la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Eso derivó en pérdidas de al menos 18 mil millones de pesos para la industria, de acuerdo con Canacintra.
Además, el 24 de marzo de este 2025 habitantes de Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán reportaron apagones. Al día siguiente, la Comisión Federal de Electricidad informó que los cortes de suministro se realizaron porque se presentó mala calidad de gas natural por un alto índice de humedad en el gasoducto Mayakán, derivado de una falla en la central de cogeneración Nuevo Pemex.
"En las últimas tres administraciones se ha incrementado la dependencia al gas de los EU porque el pico de reservas probadas de gas ya pasó entre 2004-2006. La decisión del Gobierno federal, por influencia de la industria, ha sido incrementar la infraestructura dependiente del gas en el país (construcción de gasoductos y plantas de ciclo combinado). Y hay un interés geopolítico de EU de venderle gas a México porque ayuda a mantener sus precios y su nivel de producción constante", aseguró el analista energético Carlos Tornel.
Aumentar producción, ¿con fracking?
El Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo es consciente de la actual dependencia energética. En la presentación de la aceleración del Plan México 2024-2030, un día después de que Trump anunció medidas arancelarias al mundo, la Presidenta dijo que se busca disminuir la importación de gas desde EU con un aumento de producción de gas, el cual, de las diversas fuentes para generar electricidad en México, implica el 60 por ciento.
"Reduciremos la importación de gas natural. Pasaremos de producir 3 mil 834 a 5 mil millones de pies cúbicos diarios en 2030 a través de la recuperación sustentable de gas. Vamos a acelerar las inversiones en generación eléctrica de la CFE para 2025 por 3 mil 585 MW, de los cuales 25 por ciento serán de fuentes renovables de energía. La meta para 2030 es de 22 mil 674 MW adicionales", dijo el 3 de abril en su mensaje en el Museo de Antropología frente al sector empresarial.

El gas "natural" se extrae del subsuelo por medio de la perforación de pozos. Las principales reservas de gas shale en México se localizan en la Cuenca de Burgos, al norte del país, la cual conecta con la cuenca de Eagle Ford en Texas, una de las áreas petroleras más grandes de Estados Unidos.
El pico de reservas convencionales se alcanzó en 2004-2006, dijo el especialista energético Carlos Tornel, pero la industria y think tanks como IMCO insisten en seguir extrayendo gas para uso industrial de reservas estimadas.
"Es una propuesta de la industria para la industria, lo que es siniestro es que lo disfrazan como si fuera en beneficio del país, pero el 30 por ciento de los hogares tiene algún grado de pobreza energética. El sector industrial es el principal consumidor de energía después del transporte", dijo Tornel.
De momento, la producción nacional de gas ha ido a la baja, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). En 2014 se produjo 4,819 millones de pies cúbicos de gas diarios (asociado a hidrocarburos) y en 2024 se produjo 2,711 millones de pies cúbicos de gas diarios (asociado a hidrocarburos).
Este 21 de abril, en línea con el discurso de que el gas es una fuente de transición energética pese a emitir metano, Pemex publicó un comunicado titulado "El gas natural, pilar en la transición energética", en el cual expone:
"Para potencializar los beneficios de la industria, México debe afrontar el reto de mantener un suministro seguro y confiable de gas natural, así como la atención a la creciente demanda de la población, a partir del desarrollo de infraestructura de almacenamiento, transporte y distribución. Proyectos como la terminal de gas natural en el puerto de Altamira, Tamaulipas, le permitirá al país ser considerado como un destino para la relocalización de cadenas productivas que lleven consigo oportunidades de negocio para la industria nacional".

De acuerdo con cuatro ejecutivos consultados por el diario Financial Times, hubo pláticas con la iniciativa privada para acelerar la producción nacional de gas con fracking, una técnica que –en plena sequía y estrés hídrico prolongado– requiere enormes cantidades de agua, la cual además se mezcla con químicos tóxicos, como ha advertido por años la Alianza Mexicana contra el Fracking. Asimismo, de acuerdo con el FT, el Gobierno federal también busca duplicar su capacidad de almacenamiento de gas para que dure cinco días en 2026.
"El Gobierno está hablando con el sector privado sobre la expansión del fracking mientras las amenazas comerciales de Donald Trump aumentan los temores sobre la dependencia del país del gas estadounidense, dijeron cuatro ejecutivos con conocimiento de las conversaciones", dice la nota del FT publicada el 7 de abril y escrita por la periodista Christine Murray.

El entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador propuso prohibir el fracking por la contaminación hídrica que implica y negó que en México siguiera habiendo extracción con esta técnica, pero la Secretaría de Hacienda sigue dando presupuesto para ello y la Alianza Mexicana contra el Fracking ha documentado pozos de este tipo en Veracruz.
Sin embargo, a largo plazo, seguir apostando al gas como fuente principal de energía es solo alargar la devastación socioambiental e injusticia energética, dijo el analista energético Carlos Tornel.
"Entiendo la idea de pasar a producir ese gas nosotros, pero esto es una oportunidad bastante desperdiciada, ya que sería un momento clave para pensar de qué forma podemos reducir el consumo de energía en el sector industrial-transporte y empezar a generar energía de manera distribuida, democrática y renovable con proyectos comunitarios de energía solar, eólica, minihidroeléctricas. Sé que suena radical, pero de lo contrario será menos dependencia, pero el modelo inequitativo seguirá siendo igual: el 30 por ciento de los hogares (más de 11 millones) vive en algún grado de pobreza energética", afirmó.
El texto del Financial Times publicado hace más de dos semanas matiza: "Si bien las empresas están interesadas en invertir, las conversaciones entre el equipo de Sheinbaum son preliminares y cualquier cambio de política podría tardar meses en materializarse, dijeron los ejecutivos". Porque, plantea el diario británico, "reactivar el fracking perjudicaría la imagen internacional de Sheinbaum como científica climática de izquierda".




