Hacinamiento, suciedad y muerte. Un informe revela cómo encierran a migrantes en EU

22/07/2025 - 12:14 pm

Desde principios de 2025, al menos once personas han muerto bajo custodia del ICE, cinco de ellas en Florida. Aunado a ello, a finales de junio de 2025, el número de personas detenidas por motivos de migración supera las 56 mil, un máximo histórico, y la cifra más alta desde 2019, durante la primera administración Trump.

Ciudad de México, 22 de julio (SinEmbargo).– “Todos éramos tratados como presos federales, aunque estuviéramos en un centro de detención de migrantes”, expuso Pedro, un guatemalteco de 21 años que llegó a Estados Unidos (EU) desde los 13 años y que fue recluido por su estatus migratorio en condiciones inhumanas que violan los estándares internacionales de derechos humanos, así como los establecidos por el Gobierno de Estados Unidos, y que han causado la muerte de 11 migrantes, cinco de ellos en los tres centros de reclusión de Florida, en este 2025.

Su testimonio es uno de los 17 que recopiló Human Rights Watch (HRW) de tres centros de detención de Florida entre mayo y junio de 2025: el Centro de Procesamiento de Servicios de Norte de Krome (Krome), el Centro de Transición de Broward (BTC, por sus siglas en inglés) y el Centro Federal de Detención (FDC, por sus siglas en inglés). Los resultados fueron publicados el lunes en un informe que exhibe las condiciones inhumanas en las que viven las personas por el simple hecho de ser migrantes. Human Rights Watch documenta, por ejemplo, cómo el personal de estos centros “sometió a los detenidos a una atención médica peligrosamente deficiente, hacinamiento, tratos abusivos y restricciones de acceso a asistencia legal y psicosocial”.

El reporte también señala que los funcionarios de estos lugares “les negaron medicamentos esenciales a los detenidos y algunos detenidos estuvieron aislados en régimen de incomunicación como aparente castigo por pedir atención de salud mental”. Otros funcionarios de los centros de detención regresaron a algunos detenidos directamente desde los hospitales en los que fueron atendidos, sin brindarles tratamientos de seguimiento. A otros los detuvieron en aislamiento o los trasladaron sin previo aviso, lo que fue un obstáculo para su representación legal. “Los detenidos fueron obligados a dormir en suelos de cemento, fríos, sin ropa de cama, y recibían comida que a veces era de mala calidad. En muchas ocasiones, los funcionarios ignoraron las necesidades médicas de los detenidos. Algunos funcionarios trataron a los detenidos de forma inhumana”.

A finales de junio de 2025, el número de personas detenidas por motivos de migración supera las 56 mil, un máximo histórico, y la cifra más alta desde 2019, durante la primera administración Trump. Desde la segunda toma de posesión de Donald Trump, la población diaria ha aumentado más de un 42 por ciento.

Una persona entrevistada para el informe fue detenida después de acudir a una cita programada con los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por sus siglas en inglés) y otra fue detenida mientras asistía a una cita con el ICE. Una activista que todos los miércoles brinda asistencia a migrantes que asisten a la oficina del ICE en Miramar, Florida, nos dijo que cada vez más personas no acuden a sus citas por temor a ser detenidas allí mismo. “He visto carros recogiendo polvo en el estacionamiento”, nos dijo, “porque hay personas que entraron para acudir a una cita y nunca salieron”.

A eso se suma que desde principios de 2025, al menos once personas han muerto bajo custodia del ICE, cinco de ellas en Florida. “Falencias en la respuesta médica, negligencia del personal y el monitoreo inadecuado parecen haber estado relacionados con al menos dos de las muertes.”

Uno de los casos es el de Maksym Chernyak, un ucraniano de 44 años, que murió alrededor del 20 de febrero de 2025 en el HCA Florida Kendall Hospital después de ser trasladado desde el centro de detención migratoria de Krome. Según su esposa, Chernyak tenía buena salud antes de su detención. Poco después de ser trasladado a una celda en Krome, empezó a tener fiebre, dolor en el pecho y otros síntomas. A pesar de pedir atención médica, no fue atendido durante varios días. Cuando por fin recibió atención médica, le diagnosticaron hipertensión, la cual no fue tratada.

“Durante las primeras horas del 18 de febrero, Chernyak comenzó a vomitar, babear y defecar sobre sí mismo, nos dijo Carlos Quienes estaban en la celda gritaron para pedir ayuda, pero al parecer el personal tardó entre 15 y 20 minutos en responder y señalaron a Chernyak de consumo de drogas”, se lee en el informe. “¿Qué droga estás consumiendo? Es de esas de papel, ¿no?”, le dijo un agente migratorio de acuerdo con un testigo.

Chernyak fue trasladado en camilla. Más tarde se declaró su muerte cerebral. Dos días después, falleció, según el Informe de Muertes de Detenidos del ICE.

Otro caso que señala el informe es el de Marie Ange Blaise, una mujer haitiana de 44 años que estaba detenida en el BTC, que murió el 25 de abril de 2025. Rosa, una testigo, dijo a Human Right Watch que escuchó gritos desde una celda cercana y luego vio a Blaise, de rodillas, teniendo lo que Rosa pensó que era una convulsión. “Empezamos a gritar pidiendo ayuda, pero los guardias nos ignoraban. Finalmente, un funcionario se acercó despacio, la miró sin hacer nada más y se fue. Pasaron ocho minutos hasta que llegó el personal médico y otros 15 o 20 minutos hasta que llegó el equipo de rescate. Para entonces, ella ya no se movía”.

En ese sentido, el reporte muestra cómo los funcionarios de los centros de detención se mostraron indiferentes o se comportaron de manera abusiva incluso cuando los detenidos presentaban síntomas de una crisis médica evidente. “Por ejemplo, un detenido que comenzó a toser sangre dentro de una celda hacinada fue ignorado durante horas. En esa ocasión, se produjo una protesta dentro de la celda. Un equipo antidisturbios irrumpió y obligó a los detenidos a tumbarse boca abajo en el suelo húmedo y sucio mientras los agentes les ataban las manos a la espalda con amarras. Un detenido dijo que oyó a un agente ordenar que se apagara la cámara del circuito cerrado de televisión (CCTV) de la celda. Otro detenido dijo que un miembro del equipo lo abofeteó mientras le gritaba: ‘Cierra la puta boca’”.

En otra ocasión, añade la misma información, “los agentes obligaron a los detenidos a comer esposados con las manos en la espalda después de hacerlos esperar durante horas por el almuerzo: ‘Tuvimos que agacharnos y comer sobre las sillas con la boca, como perros’, nos dijo un hombre”.

Tanto mujeres como hombres dijeron a Human Right Watch que el hecho de pedir ayuda, especialmente apoyo psicológico, se veía traducido en castigos. En el BTC, las autoridades aislaron durante semanas a los detenidos que expresaron sufrir estrés emocional, lo que creó un efecto intimidatorio. Una mujer dijo para el informe: “Si pides ayuda, te aíslan. Si lloras, te pueden aislar durante dos semanas. Entonces la gente se queda callada”.

Los confinamientos, durante los cuales a los detenidos se les negaba el acceso a atención médica o a actividades recreativas básicas, en ocasiones eran impuestos porque el centro de detención no contaba con el personal suficiente.

“El personal les negaba a los detenidos el acceso a atención médica y la posibilidad de salir a tomar aire libre, en ocasiones, durante varios días. Los confinamientos en los centros de detención, los traslados sin previo aviso y el limitado acceso a llamadas les han impedido a los detenidos comunicarse con sus familias y sus abogados, lo que ha dificultado la preparación de sus casos y ha agravado problemas de salud mental existentes”, ahonda el reporte.

Obed Rosas

Obed Rosas

Obed Rosas es editor de la Unidad de Investigación y encargado de la sección de Libros de SinEmbargo, en donde también se ha desempeñado como Jefe de Mesa y Editor de Redes. Es conductor de Close UP y Co-conductor, junto a Álvaro Delgado, de Siete Días, programas de SinEmbargo Al Aire. Ha trabajado en otros medios como Expansión, Newsweek en Español y Revista Zócalo. Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM y estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma casa de estudios.

Lo dice el reportero