Fabrizio Mejía Madrid

Trump en la ONU

"Al final, es una derecha sin más propuesta que oponerse al mundo. Migraciones, crisis climática, guerras de exterminio. Negarlas es su forma de enfrentarlas, pero no le está saliendo. A pesar de que dijo en la ONU que es el Presidente más popular de la historia, lo cierto es que en el promedio encuestas tiene un índice de aprobación de sólo 41 por ciento, es decir, 57 por ciento de desaprobación".

Fabrizio Mejía Madrid

25/09/2025 - 12:04 am

El discurso de Donald Trump en días pasados en la Asamblea General de la ONU será recordado porque se le apagaron las escaleras eléctricas y el teleprompter. Pero basta una leída a su texto para darse cuenta del momento por el que está pasando la derecha en el mundo. Si tomamos a Donald Trump como uno de sus dirigentes, a través de la CPAC, Fox News, el Atlas Network, y el Wilson Center, nos daremos cuenta de que la derecha global está en serios problemas para inspirar, ya ni siquiera para elaborar, un proyecto para el mundo. Lo que en esta ocasión quería decir Trump era que la inmigración sin papeles y la crisis climática son los dos problemas que, como él mismo fraseó, llevarán a los países al infierno. ¿Qué hacer frente a estos dos problemas? A los inmigrantes habría que asesinarlos. No lo dijo con esas palabras, pero su “o algo peor” es justo lo que quiere decir. La crisis climática es más sencilla de resolver: no existe y hay que seguir quemando fósiles a la atmósfera. 

Pero para decirnos qué debemos hacer, Donald Trump comenzó por el principio: por qué deberíamos de hacerle caso. La idea es plantearse como alguien descollante, notable, superior a los demás. Para ello tiene que mentir porque la conducción de un gobierno rara vez parece sobresaliente y más en los Estados Unidos que sigue teniendo un sistema bipartidista, reelecciones de sus representantes hasta que se mueren, y una República de las élites más que una democracia. Y más en su caso, en el que no parece existir un plan de Gobierno sino medidas, mezcla de fragmentos de política pública e ideología. Como digo, tiene que mentir. Y mintió muchas veces a lo largo de su discurso. Esta columna da cuenta de esas mentiras para tratar de entender qué es lo que Donald Trump quiere del mundo y cómo ve a Estados Unidos en ese contexto global. 

Para empezar, Trump dice que le está yendo muy bien a su economía. Dice, instalado en el superlativo que es la única forma de su discurso: “Bajo mi liderazgo, los costos de la energía han bajado, los precios de la gasolina han bajado, los precios de los comestibles han bajado, las tasas hipotecarias han bajado y la inflación ha sido derrotada. Lo único que ha subido es el mercado de valores, que acaba de alcanzar un récord”. Aquí habría que recordar que Estados Unidos está creciendo mucho menos: sólo 0.3 por ciento para este año, contra un crecimiento del PIB en 2023 del 3 por ciento. Es decir ha caído 2.7 por ciento con una inflación del 2 por ciento en el primer trimestre de 2025 contra una 2.4 en septiembre del año pasado. Es decir, es falso que haya bajado el aumento de precios. Dice, por ejemplo que han bajado las gasolinas y el huevo. Las gasolinas ha bajado un centavo pero Trump ha difundido que están por debajo de los dos dólares el galón. La única vez que el precio de la gasolina fue menor a dos dólares por galón en los últimos cinco años fue durante el periodo del 30 de marzo al 8 de junio de 2020 en el contexto de la contingencia por la pandemia de Covid-19, es decir, cuando la gente estaba encerrada en su casa. En cuanto al huevo, aunque ha bajado con respecto a la crisis de la gripe aviar en la cual se tuvo que sacrificar a millones de pollos, su precio es aún más elevado de lo que era hace un año. Hubo aumentos del 7.9 por ciento en los productos cárnicos, del 2.4 por ciento en las bebidas alcohólicas y no alcohólicas y del 2.2 por ciento en los lácteos. Trump se excede al afirmar que “la inflación ha sido derrotada”. Es mentira. Los salarios tampoco han aumentado, como dice Trump. El salario mínimo federal de $7.25 por hora no se ha actualizado desde 2009 y el de los estados varía varias veces al año, por lo tanto no es una medida del gobierno federal. El crecimiento de los salarios en Estados Unidos para los 12 meses que terminaron en junio de 2025 fue del 3.9 por ciento, según el Buró de estadísticas del Trabajo. En 2024 había crecido al 5.1 pero el 3.9 de este año contrasta con el pico de 2021 que fue de 15 por ciento. Es decir, que lo que dice Trump de que los salarios han crecido como nunca en 60 años, ni siquiera aguanta una comparación con el 2021, es decir hace cuatro años. Pero tomemos sus 60 años como parámetro. Pues tampoco. De 1960 al 2025 el promedio de aumento ha sido de 6 por ciento, muy por debajo del 3.9 de ahora. 

Y se sigue con la inmigración en la frontera con México. Dice Trump: “En nuestra frontera sur, hemos repelido con éxito una invasión colosal. Y durante los últimos cuatro meses, y eso es cuatro meses seguidos, el número de extranjeros ilegales admitidos y que ingresan a nuestro país ha sido cero. Nuestro mensaje es muy simple. Si entras ilegalmente a los Estados Unidos, vas a la cárcel o regresas al lugar de donde viniste, o tal vez incluso más allá de eso, sabes lo que eso significa”. Por supuesto que los cruces ilegales en la frontera no están en ceros pero Trump evita decir que su política restrictiva no es en la frontera con México sino en las ciudades de Estados Unidos. Se han duplicado los arrestos que llegarán a 300 mil este año porque hay una cuota de detenidos: 700 diarios, haiga sido como haiga sido: si son o no ciudadanos estadunidenses, estudiantes con visa, no importa. Pero bueno, ese es el motivo de orgullo de Trump en Naciones Unidas. Sobre esto, más delante aseguró que Joe Biden había dejado entrar ilegalmente a 25 millones de personas a Estados Unidos. Esto es el superlativo de la exageración. En sus cuatro años entraron un poco menos de dos millones. Lo usa para atacar a los países europeos cuando dice que Europa se va a ir al infierno: “Sus sociedades se vean abrumadas por personas que nunca antes habían visto con diferentes costumbres, religiones, con diferentes todo. Cuando los migrantes han violado las leyes, han presentado solicitudes de asilo falsas o han solicitado el estatus de refugiado por razones ilegítimas, en muchos casos deben ser enviados inmediatamente a casa”.  

Una de las mentiras de Trump más risibles sigue a continuación. Asegura: “En un período de sólo siete meses, he terminado siete guerras interminables”. Siete guerras interminables, se aventó una por mes, el gran pacificador del mundo. Pero veamos a cuáles se podrá estar refiriendo. El tratado de paz entre Armenia y Azerbaiyán a los que Trump confundió con “Albania y algo llamado Aberbiyán”, estaba anunciado desde el 13 de marzo entre los dos ministros de exteriores de los dos países que han desatado ya dos guerras por el control de la región Nagorno-Karabakh desde la disolución de la Unión Soviética. Han firmado otros tratados de paz pero con pobres resultados y un millón de armenios han sido desplazados de sus tierras. En todo esto, Trump no estuvo. Sólo en que los invitó a ambos para la foto medio año después. Otras guerras “interminables”, según Trump, han sido: Camboya y Tailandia, por zonas de su frontera con no están bien delimitadas, aceptaron no dispararse por la intervención telefónica de Trump, pero no está resuelto; Irán e Israel, en efecto intercambiaron ataques y Estados Unidos acabó bombardeando instalaciones nucleares iraníes, pero, por supuesto ese conflicto no está ni de lejos resuelto; en el ataque de la India con misiles a Pakistán, Trump reivindicó su papel en que se detuviera, pero la India lo desmintió insistiendo que era un diálogo entre los dos vecinos; la guerra de Ruanda y el Congo, que también reivinindicó Trump sigue; Egipto y Etiopía tienen una disputa por una presa que afecta uno de las afluentes del Río Nilo pero jamás hubo una guerra; Serbia y Kosovo se supone que firmaron un tratado de paz durante la primera presidencia de Trump pero no hubo nunca un alto al fuego y ha sido la Unión Europea la que ha mediado entre ellos condicionando su acuerdo a entrar o no a la zona económica. Trump no tiene nada que ver en esto último. Así que lo de las siete guerras es tan relativo como que en unos no había guerra, otros ya se habían puesto de acuerdo y otros más llevan muchos acuerdos que ninguno respeta. Pero aun así se atrevió a decir: “Todo el mundo dice que debería recibir el Premio Nobel de la Paz por cada uno de estos logros, pero para mí, el verdadero premio serán los hijos e hijas que vivan para crecer con las madres y los padres porque millones de personas ya no mueren en guerras interminables y sin gloria. Lo que me importa no es ganar premios. Está salvando vidas”. Hasta ahí esa mentira de Trump al que le seguimos pidiendo su siempre eficaz intervención en las dos guerras de veras del planeta: Ucrania y Gaza. 

Sobre esto, la visión de Trump es verdaderamente insostenible en política. Del genocidio de Israel sobre Palestina, Trump evitó hablar de la población, de los palestinos, de los niños y mujeres que han sido asesinados por Israel en sus casas, hospitales, escuelas y aun en los centros de distribución de comida. Según Francesca Albanese, la relatora de Naciones Unidas para este caso, han sido asesinadas 680 mil palestinos, de los cuales 380 mil fueron niños y niñas menores de cinco años. Trump no sólo sigue apoyando a Israel contra casi el resto de los países, sino que dijo: “Ahora, como para alentar la continuación del conflicto, parte de este organismo está tratando de reconocer unilateralmente un estado palestino. Las recompensas serían demasiado grandes para los terroristas de Hamas por sus atrocidades. Tenemos que recuperar a los rehenes. Queremos que los 20 regresen. No queremos dos y cuatro”. Para Trump, Palestina es Hamas, un grupo terrorista. En realidad Hamas es un partido político con un brazo armado. Ganó las elecciones en Gaza en 2007. Y en Cisjordania no tiene influencia porque ahí sigue gobernando la OLP, la de Yasser Arafat. Pero, además de todo esto, el conflicto no empezó ni hace dos años, ni cuando surgió Hamas, en 1987. Es un conflicto que surge desde 1936 cuando los sionistas empiezan a llegar a Palestina y el mundo árabe se inconforma. Trump cree que un conflicto que cumplirá en breve un siglo de existencia se resuelve con una entrega de rehenes. No es así. Trump no dice una palabra de que Estados Unidos abandonó ya la solución de los dos estados, Palestina e Israel, y que planea un desarrollo de hoteles norteamericanos y europeos en lo que quede cuando Israel acabe con su limpieza étnica. La solución de los dos estados se ha planteado desde 1948 y es Israel el que jamás ha cumplido con sus requisitos, invadiendo zonas prohibidas, expulsando palestinos y, ahora, en un genocidio de proporciones terribles. Nada de esto menciona Trump para quien existen sólo unos terroristas que tienen rehenes. Eso es todo. No hay forma de que una política sostenible en Medio Oriente tenga como objetivo poner una Torre Trump en Gaza.  

Igual de patético es la visión de la derecha sobre Rusia y Ucrania, un conflicto que inició porque la propia OTAN empezó a aceptar países que tienen fronteras con Rusia. Dijo, ya casi exculpándose porque no ha tenido éxito: “Pensé que sería la más fácil debido a mi relación con el Presidente Putin, que siempre había sido buena”. Al respecto propone que le compren petróleo. Eso es lo que dice cuando afirma: “China e India son los principales financiadores de la guerra en curso al continuar comprando petróleo ruso. Pero inexcusablemente, incluso los países de la OTAN no han cortado mucha energía rusa y productos energéticos rusos, lo que, como saben, descubrí hace unas dos semanas y no estaba contento. Piénsalo, están financiando la guerra contra ellos mismos. ¿Quién diablos ha oído hablar de eso? En el caso de que Rusia no esté lista para llegar a un acuerdo para poner fin a la guerra, entonces Estados Unidos está completamente preparado para imponer una ronda muy fuerte de aranceles poderosos, lo que detendría el derramamiento de sangre, creo que muy rápidamente. Pero para que esos aranceles sean efectivos, las naciones europeas, todos ustedes están reunidos aquí en este momento, tendrían que unirse a nosotros para adoptar exactamente las mismas medidas”. Les destruye el gasoducto de Rusia a Alemania y, luego, les echa la culpa de seguirle comprando petróleo a Rusia. Para él, al igual que el Hotel Trump en Gaza, la idea es hacer negocio en Europa con armas y energéticos. No es una solución política. Es más bien saber quién va a resultar beneficiado en sus negocios. 

De América Latina, sólo se refirió a Venezuela. Dijo: “MS-13 y Tren de Aragua. El Tren de Aragua es de Venezuela, por cierto. Tales organizaciones torturan, mutilan, mutilan y asesinan con impunidad. Son los enemigos de toda la humanidad. Por esta razón, recientemente hemos comenzado a usar el poder supremo de las fuerzas armadas de los Estados Unidos para destruir a los terroristas venezolanos y las redes de tráfico dirigidas por Nicolás Maduro a todos los matones terroristas que contrabandean drogas venenosas a los Estados Unidos de América. Por favor, tengan en cuenta que los haremos desaparecer. Eso es lo que estamos haciendo. No tenemos otra opción. No puedo dejar que suceda. Creo que perdimos a 300 mil personas el año pasado por las drogas”. Por supuesto que Venezuela no exporta fentanilo a Estados Unidos, como afirma. Y las muertes por sobredosis de fentanilo en Estados Unidos no son 300 mil al año, sino 54 mil, según los mismos datos del Gobierno estadunidense.  

Pero se sigue con su otro gran tema de propaganda: que la crisis climática no existe. Dice: “Solía ser enfriamiento global. Si miras hacia atrás hace años, en las décadas de 1920 y 1930, dijeron, el enfriamiento global matará al mundo. Tenemos que hacer algo. Luego dijeron que el calentamiento global matará al mundo. Pero luego comenzó a enfriarse. Así que ahora podrían llamarlo cambio climático porque de esa manera no pueden pasar por alto el cambio climático porque si sube o baja, pase lo que pase, es cambio climático. Es la mayor estafa jamás perpetrada en el mundo, en mi opinión. El cambio climático, pase lo que pase, estás involucrado en eso. No más calentamiento global, no más enfriamiento global. Todas estas predicciones hechas por las Naciones Unidas y muchos otros, a menudo por malas razones, fueron erróneas. Fueron hechos por personas estúpidas que, por supuesto, la fortuna de su país y les dieron a esos mismos países, ninguna posibilidad de éxito. Si no te alejas de esta estafa verde, tu país va a fracasar”. 

Trump repite un viejo cliché de la derecha que confunde clima con tiempo. La crisis climática es un calentamiento global durante el último siglo en el que aumenta inusualmente rápido la temperatura media de la superficie de la Tierra debido principalmente a los gases de efecto invernadero liberados por la quema de combustibles fósiles. Eso es. No es si el clima es frío o caluroso, sino la temperatura aumentando de la superficie terrestre en un siglo. Dice Trump que en 1920 los científicos hablaban de enfriamiento y ahora de calentamiento, como si fueran modas. No hay evidencia de que en los 20 alguien lo haya hecho y lo único que existe es una portada de la revista Time de 1974 que se preguntaba si existiría en el futuro una nueva glaciación. Eso, contra los casi cien mil artículos científicos sobre la crisis climática. Todo eso lo dice Trump para llegar a una conclución: “Es por eso que en Estados Unidos, me retiré del falso Acuerdo Climático de París, donde, por cierto, Estados Unidos pagaba mucho más que todos los países”. 

Al final, es una derecha sin más propuesta que oponerse al mundo. Migraciones, crisis climática, guerras de exterminio. Negarlas es su forma de enfrentarlas, pero no le está saliendo. A pesar de que dijo en la ONU que es el Presidente más popular de la historia, lo cierto es que en el promedio encuestas tiene un índice de aprobación de sólo 41 por ciento, es decir, 57 por ciento de desaprobación.

Fabrizio Mejía Madrid

Fabrizio Mejía Madrid

Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.

Lo dice el reportero