Susan Crowley

Paisajes de esperanza y muerte

"En estos días su pensamiento cobra aún más sentido ante la imagen de un paisaje atroz que nos deja sin palabras, o cuyas palabras deben ser lamentos que todos debemos escuchar. No sólo es una favela en Río, es la desgracia que se ceba con los más necesitados, volviéndolos víctimas de las decisiones de políticos y potentados".

Susan Crowley

01/11/2025 - 12:03 am

Por razones de trabajo, realizaré en breve un viaje a Río de Janeiro, Brasil. He establecido relación con distintos miembros de la comunidad cultural. Uno de ellos se llama Batista. Dirige Capacete una residencia para artistas jóvenes impulsados con el apoyo de mecenas. No he podido evitar enviarle un mensaje de solidaridad ante los atroces hechos ocurridos en una de las favelas de Río. La masacre cometida durante un operativo en contra de la delincuencia, instrumentado por un sistema policiaco que persiguió, golpeó y asesinó. Si bien hay cuatro policías fallecidos, las otras 117 víctimas, muchas de ellas con evidencia de haber sido ejecutadas, revela que las fuerzas de seguridad olvidaron su condición de seres humanos y se convirtieron en represores, amparados por un gobierno local que no reconoce a sus comunidades pobres ni a la negritud que ha sido condenada al exilio desde hace tanto.

La plaza Vila Cruzeiro se llenó de cuerpos ensangrentados, cubiertos con mantas, en una escena que recuerda el libro de Han Kang, Acciones Humanas. Así de pavoroso e incomprensible. Ahí quedaron las vidas de jóvenes reclutados por el crimen, porque no tuvieron otra opción. Batista me relata la fuerza excesiva del operativo y, preocupado, espera que mi viaje siga en pie.

Yo me pregunto, ¿cuántos posibles artistas, convertidos en delincuentes, han muerto sin expresarse más que a través de la violencia? En su libro Poética de la relación, el novelista, pensador y teórico originario de Martinica Edouárd Glissant (1928-2011) menciona un concepto: “la palabra del paisaje y el paisaje de la palabra… en el primer caso, el territorio se infiltra en el lenguaje; en el segundo, el lenguaje se expande en el espacio, transformando signos, letras y códigos en terreno, clima o corriente". Cita textual de la exposición La tierra, el fuego, el agua y los vientos: para un museo de la errantería con Edouárd Glissant, que se presenta en el Instituto Tomie Ohtake de São Paulo en Brasil. Un homenaje a quien fuera el gran pacificador del mundo a través de la poesía y la palabra. En opinión de los curadores Ana Román y Paulo Miyada, para Glissant el paisaje no es un mero fondo, sino una fuerza activa que moldea la memoria, el gesto y el habla.

Entender que nuestro entorno no es anónimo ni para nuestro uso personal, y que es capaz de hablarnos y expresar el sentido de nuestra existencia, que las palabras están construidas de paisajes que nos dejan ver más allá de lo inmediato, fue labor de Glissant, uno de los más influyentes voceros a favor de los que menos tienen. Hoy su voz se propaga ante la urgencia de abrir los ojos a lo que nos rodea, entendido como una comunidad interdependiente, en la que el ser humano es una parte fundamental. También el único destructor. Con un ánimo siempre reparador, el pensador martiniqués fue conocido por su férrea intervención poética decolonial. Su lucha en contra de los abusos cometidos por los imperios a nuestras tierras, se manifestó denunciando contra la idea “civilizatoria” de un paisaje natural, una pretendida “tierra virgen”, que no es de nadie y, por lo tanto, explotable.

En estos días su pensamiento cobra aún más sentido ante la imagen de un paisaje atroz que nos deja sin palabras, o cuyas palabras deben ser lamentos que todos debemos escuchar. No sólo es una favela en Río, es la desgracia que se ceba con los más necesitados, volviéndolos víctimas de las decisiones de políticos y potentados que han terminado por afectar a todos: el cambio climático por la extractividad, la delincuencia por hambre y por las políticas de derechización que polarizan y resurgen con fuerza en América Latina.

Pero en Brasil también existe otro paisaje que vibra con la poesía, con la música y el arte. Muchos artistas jóvenes son voceros de las ingentes necesidades del planeta. En un telar, en la cerámica, en los bordados, en los objetos encontrados que remiten a historias, se tejen relatos de vidas de sacrificio y dolor. Sumando los apoyos de la sociedad, han creado una infraestructura en la que las galerías y coleccionistas locales los apoyan y promueven. El arte es una manera de habitar al mundo, de crear consciencia y comunidad, de pintar el paisaje del porvenir.

¿Cómo habitamos los espacios?, ¿por qué nos empeñamos en poblar sitios que ponen en peligro nuestra vida?, ¿por qué deterioramos el ambiente que nos rodea?, ¿por qué en ciudades en pleno desarrollo crece de manera descomunal la pobreza?, ¿por qué no somos capaces de atender las voces de los que nos necesitan?

Lo que olvidamos es que son aquellos pobres, lastres de la sociedad avanzada, los legítimos dueños de la tierra. Como dijo el artista brasileño Paulo Tavares, el bosque, la selva, los ámbitos originarios les pertenecían. Eran sus ciudades en las que el equilibrio se mantuvo mientras no fueron “descubiertos”. Sus paisajes construidos de tiempo y comprensión de la naturaleza, les fueron arrebatados por mentes civilizadas que se beneficiaron de la riqueza hasta agotarla.

La naturaleza se concibió como lo salvaje que debía civilizarse. Transformada en un paisaje ostentoso, de apariencias, habitado por seres con miedo, con muros infranqueables, sistemas de seguridad, esclavitud moderna al servicio de las necesidades creadas, todo esto en contra de un paisaje primigenio. A la vuelta de la esquina de urbanizaciones de lujo, seres necesitados han sido condenados a un paisaje de hambre, miseria e injusticia. En muchos casos, la única salida es el crimen.

Como los de Edward Zaid o Frantz Fanon, los conceptos de Edouard Glissant, deben rescatarse. En el Instituto Tomie Ohtake se exhiben piezas de artistas cuya trayectoria se vio moldeada por la diáspora y la migración. Los ejes refieren a conceptos por los que Glissant luchó: “Todo el mundo”, como un intento de inclusión. “Criollización” que denomina a las culturas que han nacido de choques y que, por necesidad, han tenido que mudarse de sus hábitats. “Archipiélago”, como un pensamiento intuitivo y vacilante opuesto a los sistemas rígidos; realidad dispersa que interconecta a las diversas comunidades sin restarles individualidad. “Opacidad”, un derecho en contra de las definiciones y aclaraciones, de un “yo” que no puede ser comprendido por completo y sí debería ser aceptado en un mundo de diversidad e inclusión. “Palabra de paisaje” que no es escenografía, sino protagonista; una naturaleza exuberante, indomable que reclama los vestigios de una cosmogonía ancestral, en la que se materializa la poética de la relación, como memoria y como cuerpo físico.

Una buena cantidad de artistas cuya creación es relevante hoy en los mercados, ha surgido de comunidades laceradas con historias de dolor y pobreza, superadas gracias a su vocación artística. No sólo en Brasil, en México y en casi todo el mundo. Hoy son reconocidos, se exhiben en galerías de lujo y ferias de arte, en colecciones privadas, cuelgan de los muros de las casas de los millonarios e inundan los museos y bienales con una propuesta fresca, original, distinta y reparadora. Historias que, a través del color, de materiales precarios y ancestrales que abrevan del entorno, sutilezas en la forma de concebir los mitos, la magia y el día a día de comunidades alejadas de nosotros. El arte surge donde hay hambre de relatar y un anhelo de darle sentido a la extraña y muchas veces incomprensible existencia. Logra cambiar el paisaje de desesperanza, en uno que redime a la condición humana. @Suscrowley

Susan Crowley

Susan Crowley

Nació en México el 5 de marzo de 1965 y estudió Historia del Arte con especialidad en Arte Ruso, Medieval y Contemporáneo. Ha coordinado y curado exposiciones de arte y es investigadora independiente. Ha asesorado y catalogado colecciones privadas de arte contemporáneo y emergente y es conferencista y profesora de grupos privados y universitarios. Ha publicado diversos ensayos y de crítica en diversas publicaciones especializadas. Conductora del programa Gabinete en TV UNAM de 2014 a 2016.

Lo dice el reportero