Por Edith Martínez*

A dos semanas de las elecciones, las propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República en materia de medio ambiente han sido insuficientes. Si bien los cuatro aspirantes incluyen el tema como prioritario en sus discursos, en la realidad, sus dichos son contradictorios.

Es un hecho que el país requiere atención en numerosas esferas tales como la corrupción, la seguridad o la economía, y relegan el medio ambiente como si se tratara de una dimensión distinta. Todos dicen estar a favor de conservar los recursos naturales y combatir el cambio climático, una declaración políticamente correcta en la era en la que el mundo recrimina a Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, haber abandonado el histórico Acuerdo de París para evitar el aumento de la temperatura del planeta, una de las amenazas más grandes que enfrenta la humanidad.

Sin embargo, ninguno promete aire limpio para respirar u océanos libres de plástico, pero sí bajar las gasolinas, una medida ambientalmente regresiva, aunque popular, que en el fondo significa perpetuar una economía basada en el petróleo y la quema de combustibles, principal fuente de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), que provocan el calentamiento global.

Aunque en el tercer y último debate Andrés Manuel López Obrador, Jaime Rodríguez Calderón, José Antonio Meade y Ricardo Anaya, dieron su apoyo unánime a las energías renovables –bien por eso- demostraron que no hay una visión integral para el desarrollo sustentable que ponga en el centro la conservación de los recursos naturales y medios de vida dignos y justos para las personas.

Tampoco vimos algunos de los aciertos en materia ambiental que recogen en las plataformas electorales registradas ante el Instituto Nacional Electoral (INE), en su lugar presentaron propuestas desarticuladas que insisten en la quema de combustibles fósiles cuyos impactos están asociadas a muchos de los problemas ambientales que enfrentamos, tales como la mala calidad del aire, la movilidad, la acidificación de los océanos y la producción de alimentos a base de un modelo contaminante.

Ojalá que de cara a la ciudadanía, antes de la jornada electoral, nos dijeran cómo resolverán la movilidad y planeación urbana; qué tipo de modelo de producción de alimentos impulsarán dado que la agricultura y ganadería industriales son las causantes del 15 por ciento de los GEI en México, y primeras responsables de la pérdida de superficie boscosa; cómo asegurar la sostenibilidad de la pesca en México y terminar con la pesca ilegal, una práctica que ha llevado al borde de la extinción a especies como la vaquita marina, y amenaza a otras.

Sería bueno también saber si los candidatos están dispuestos a transformar la gestión de residuos y promover modelos de basura cero, así como una legislación de responsabilidad extendida al productor, donde sean estos los responsables de los desechos que generan los productos que nos venden y no las personas, como sucede con el plástico de un solo uso que llega a nuestros océanos.

¿Alguno se atreverá?

*Edith Martínez es coordinadora de medios en Greenpeace México

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