Ramón Martínez Ocaranza es recordado en el centenario de su nacimiento

04/04/2015 - 3:33 pm

México, 4 Abr (Notimex).- Con recorridos poéticos, tertulias literarias, obras de teatro, conciertos, exposiciones y una comida comunitaria se recordará, este 5 de abril, al poeta mexicano Ramón Martínez Ocaranza en el centenario de su nacimiento.

El Jardín de las Rosas, la Plaza Ocampo, Plaza de Armas, el antiguo café Valladolid y los jardines de la Biblioteca Pública, de Morelia, Michoacán, serán algunas de las sedes del homenaje al poeta, de acuerdo con información difundida por la Agencia Quadratín.

Además, se imprimieron 10 mil poemas que serán repartidos a lo largo del día en los estados de Jalisco, Aguascalientes, Yucatán, Michoacán, Veracruz y en la Ciudad de México, para que la gente conozca un poco más del autor.

Y para no olvidar al escritor michoacano, se hará una escultura con llaves de cuerpo completo del escritor sentado, la cual, será colocada a las afueras del antiguo café Valladolid.

En la capital mexicana, el pasado miércoles se rindió homenaje al poeta michoacano, en el marco del 9º Gran Remate de Libros en el Auditorio Nacional, donde algunos de sus poemas fueron leidos en voz alta por los poetas Estephani Granda y Andrés Cisneros de la Cruz.

En la tertulia poética, Cisneros de la Cruz destacó que a través de su poesía, Ocaranza “lanzó una bomba en cada verso, lo cual se puede constatar en obras como “Al pan, pan y al vino, vino” (1943); “Ávido Amor” (1944) y “Preludio de la muerte enemiga” (1946), por mencionar algunos.

Además, en su honor, la revista “Deriva” dedicó una de sus ediciones a la difusión de su obra, al considerar que su poesía ha sido poco difundida, porque nunca perteneció a algún grupo literario, es “un poeta único en la poesía mexicana del siglo XX”, señaló en su momento Enrique González Rojo en el ensayo incluido en el ejemplar.

Información difundida por la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), señala que Ramón Martínez Ocaranza siempre vivió en provincia y durante los años 60 eso representaba estar aislado de los principales grupos culturales que se movían en la capital de país y de su padrinazgo, lo que representó su falta de reconocimiento.

También apunta que una muestra de la “sutil brutalidad” de Ramón Martínez Ocaranza quedó plasmada en el poema “Introducción proteica” en el que escribe “Todos los manicomios están locos./ Del uno al cien. Del cien al infinito./ Cada loco se comunica de su propia cueva./ Cada cueva se comunica de su propio loco./ Que no hay cueva que no se comunique de su imagen./¿Quién es ese que va comunicándose de fuego por todo su camino?”.

El portal morelianicolaita.blogspot.mx señala que Ramón Martínez Ocaranza nació el 5 de abril de 1915 en Jiquilpan de Juárez, donde su padre Antonio Martínez Godínez desde su infancia le imprimió el gusto por la poesía, en tertulias y a través de libros de Amado Nervo, Rubén Darío y Manuel Gutiérrez Nájera, entre otros.

En 1932 una beca le permite llegar al Colegio de San Nicolás, donde fue alumno de Manuel Moreno Sánchez y Rafael C. Haro, gracias a ellos conoce la obra de Gorki, Dostoyevski, García Lorca, Platón, Estefan Sweig, Marx, Engels, Lenin y la Biblia.

En esa época inicia viajes temporales a la Ciudad de México hasta 1950, cuando es nombrado secretario de la Escuela Popular de Bellas Artes y se hizo amigo de Silvestre Revueltas, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Pita Amor y Efraín Huerta.

En los años 50 inicia su desarrollo como maestro, al ser nombrado catedrático de Historia Universal en el Colegio de San Nicolás, luego de Literatura en la Escuela de Bellas Artes y de Literatura Mexicana e Hispanoamericana en San Nicolás.

A mediados de 1961 viaja a Rusia, visita la Casa Museo de Dostoyevski y dicta en Leningrado una conferencia sobre “El Periquillo Sarniento” y otra de Literatura Mexicana. En 1963 recibe el nombramiento de Profesor de Carrera Adscrito al Colegio de San Nicolás y al Consejo de Investigación Científica.

Entre sus obras destacan “Muros de soledad” (1952) y una segunda edición fue publicada en 1992; “De la vida encantada” (1952); “Río de llanto” (1955); “Alegoría de México” (1959); “Otoño encarcelado” (1968); “Elegía de los triángulos” (1974) y “Patología del Ser” (1981).

La obra que se ha publicado posterior a su muerte, ocurrida el 21 de septiembre de 1982, es “La Edad del tiempo” (1985), “Vocación de Job” (1992) y una autobiografía publicada en 2002.

Redacción/SinEmbargo

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