Bitácora de un debutante. Día 15…

15/06/2012 - 12:00 am

En su editorial del jueves 7 de junio de 2012, en el diario Reforma, José Woldenberg dice:

“… vale la pena subrayar, como las autoridades electorales no se cansaron de decir, que las llamadas campañas de contraste, negativas, críticas o como usted las quiera bautizar, no están ni estaban prohibidas por la legislación. Lo único que la norma impide son la calumnia contra las personas y la denigración de instituciones y partidos”.

Esto lo digo porque ahora se anuncia una nueva ofensiva de “guerra sucia” contra Andrés Manuel López Obrador, y no faltará quien crea que van en contra de las normas de lo permitido por el IFE.

Una vez tenida esta consideración, cada quien podrá opinar sobre el uso de este tipo de estrategias. Josefina dice que los spots que critican a AMLO y que, sobre todo, presentan una faceta –ya sea real o editada– en la que el candidato del PRD aparece como un individuo violento o peligroso para las instituciones, sirven para informar al electorado sobre quiénes son sus rivales. Me imagino que más adelante saldrán otros spots también patrocinados por el PAN, con datos sobre edad, peso, altura, índice de masa corporal y otros detalles particulares sobre AMLO y otros candidatos, todo esto con fines meramente informativos.

En lo particular, a mí este tipo de campañas de desprestigio que simulan ser informativas o de denuncia me parecen cobardes –hacerlas pasar por “informativas”, más cobarde aún–, pero sobre todo ilustrativas de la pobreza de recursos positivos y constructivos en todo aquel candidato o partido que las emprende.

Por cierto, Peña Nieto ha declinado participar en el debate organizado por el #Yosoy132, y por lo que he podido ver en las redes sociales, le han llovido críticas y se le acusa de haberse “arrugado”. A mi manera de ver, hay que partir del hecho de que más allá de que el #Yosoy132 sea el grupo político o social más presente en el escenario nacional, eso no los constituye en una aduana obligada en términos políticos o electorales. Peña Nieto justifica su ausencia alegando que no habrá garantías de equidad, y no sé si las habrá o no, pero me parece que los antecedentes y la marcada línea anti-Televisa/EPN del movimiento –al menos en su génesis– tienen suficiente carácter disuasivo como para que podamos intentar comprender su ausencia en dicho debate. Hay que entender que EPN y todos los candidatos intentan obedecer a una estrategia de campaña que a veces trata con lo previsible y otras con lo imprevisible.

Se dice que aquel que lucha y huye, vivirá para luchar otro día. En este caso creo que Peña Nieto huirá sin haber luchado, pero sin duda que su equipo y  él creerán que esto es lo mejor para él y el partido. En vez de denostarlo en las redes sociales, creo que cualquiera que se considere detractor de EPN puede celebrar esta decisión de EPN como un paso atrás en sus aspiraciones presidenciales. Un fracaso en sí mismo, producto del temor a enfrentarse con lo inesperado y desconocido, claros síntomas de su escasez de recursos y su ineptitud ante escenarios imprevisibles o previsiblemente adversos. O sea que sí, se “arrugó”.

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