La periodista de Canal 22 presenta su segundo libro, #Yo nomásdigo, convencida de que Harry Potter y los youtubers regresaron a los adolescentes a los libros
Ciudad de México, 29 de octubre (SinEmbargo).- Tony tiene once años y medio y no, no le guste que le digan que ya casi es una adolescente. Desde las páginas de su cuaderno comparte sus inquietudes y reflexiones sobre los cambios de esa etapa.
Las redes sociales, los padres separados, los niños molestones, las amigas, los novios, las mascotas, los videojuegos, la violencia, los desórdenes alimenticios, la depresión forman la sustancia del nuevo libro de la periodista Irma Gallo.
#Yonomásdigo (Ediciones B), escrito así el título, como un hashtag, es la propuesta de la profesional, luego de que lograra gran aceptación con su primer trabajo editorial, De profesión, mamá.
Tony, fresca a inteligente, es el personaje que se inventó Irma para dar cauce a las preocupaciones de una madre de una adolescente. Tony no ha dejado atrás la niñez pero que es capaz de tener reflexiones más maduras que muchos adultos.
En el caso de Gallo, lo interesante es que ha encontrado una voz propia para hablar de pretensiones de temas cotidianos que preocupan a esa gran masa de gente englobada en el concepto de común.
A la hora de iniciar su senda en el mundo editorial, la periodista ha elegido no esperar que las musas la sorprendan, sino trabajar denodadamente para hablar en forma sencilla, amena y muy ingeniosa, de las cosas que nos pasan en nuestro diario transcurrir.
“Es cierto que algunos periodistas expertos en literatura miran con cierto desdén mis libros, pero eso no me enoja, más bien me divierte, yo no quiero ganar el Premio Nobel”, dice la periodista en entrevista con Sin Embargo.
Activa militante en la reciente crisis del Canal 22, donde admite haber tenido miedo de perder su trabajo, Irma Gallo es también una profesional muy comprometida con su oficio y, con casi 20 años dedicados a la televisión pública, no se quedará sentada cuando la pantalla subvencionada con nuestros impuestos vea amenazada su libertad de expresión y desarrollo.
Aquí, la entrevista
–¿Cuál fue la motivación de este libro?
–Tiene un poco de todo. Quiere enseñar, pero no en un tono vertical, de arriba hacia abajo. Era muy importante que los chicos preadolescentes tomaran conciencia de algunos temas. También quise divertirme con la creación de un personaje. Quise hacer una historia de ficción, pero al conversarlo con la editora Laura Lecuona, llegamos al acuerdo de que fuera una especie de diario para propiciar el asunto de la comunicación horizontal que buscábamos y que está en Tony, esa niña que habla consigo y que por tanto puede llegarle a los jovencitos de su edad.
–Hay muchos libros para adolescentes…¿los adolescentes han vuelto a leer?
–Creo que sí. No lo digo solamente yo, sino también Francisco Hinojosa, nombrado recientemente embajador de la literatura juvenil, quien ha viajado por todo el mundo y visto cómo los niños y adolescentes han regresado a los libros. Tiene que ver con dos cosas: el auge de los youtubers y Harry Potter. Hay gente que critica mucho a J.K. Rowling, pero ella cambió la manera de leer entre los adolescentes de todo el mundo.
–Me gusta mucho en #Yonomásdigo, la economía del lenguaje, algo que hace muy amena la lectura
–De verdad había veces en que no resistía la tentación de echarme unos párrafos larguísimos, muchos adjetivos, pero no estaba hablando yo, sino Tony, una preadolescente de 11 años y medio. No me podía olvidar de eso. A veces me molestaba tener que poner tantos hashtags, pero así hablan los chicos ahora. No sólo escriben así, también así hablan así. Lo vivo todos los días con Camila, mi hija, que tiene la edad del personaje. Me inspiré mucho en ella, en sus amigas, cómo se comunican, cómo se dan a entender.
–¿Conforme vaya creciendo Camila, irán saliendo libros?
–No lo había pensado, pero es probable. Si me hubieras preguntado el año pasado si alguna vez iba a escribir un libro con la voz de mi hija, te hubiera respondido que no. De repente tengo tantas ganas de decirle cosas. Si se las digo como mamá, seguro no me escucha. En cambio, escuchará a Tony, de eso no hay duda.
–¿Leyó el libro?
–Sí, lo está leyendo y hay pasajes donde se siente muy identificada. Los comentarios de las mamás de sus amigas destacan lo divertida que resulta Tony cuando dice cosas que es necesario que las niñas sepan.
–Dime las tres cosas a las que se enfrenta hoy un padre de un preadolescente…
–Me preocupa mucho el tema de trata de blancas en las redes sociales. Tú nunca sabes quién está del otro lado del celular de tu hija. Otra es la violencia que se da en los niños de esa edad. También la violencia de género. Hay mucha discriminación que se puede ver en las niñas, ya desde esa edad. Esas escuelas que prohíben por ejemplo jugar futbol a las mujeres, ya es un primer paso en la violencia de género. El segundo paso es que te peguen en la escuela los varones y de dejen. En esa escalada, cuando esa niña tenga una pareja, no sería sorprendente que ese hombre la agrediera. Así es la violencia de género. La otra cosa que me preocupa mucho son los desórdenes alimenticios. Hay una gran presión social sobre las chavitas, para que se vean delgadas y sean lindas de acuerdo a un patrón de piel clara y pelo güero.
–¿Qué encontraste en los libros como periodista?
–Una manera de trabajar. Un tiempo más pausado de trabajo. La disciplina de proponerme ocho cuartillas de escritura al día y no pararme hasta llevarlas a cabo. Aprendí otras formas del lenguaje, otra manera de investigar que sale distinto en el libro que en el reportaje. Pensé mucho cómo meter el tema del bullying y encontré en Internet la experiencia en una escuela argentina que consiste en preguntarle a los niños que agredieron a otra de qué manera piensan repararlo. Los niños entonces comenzaron a hacer videos a los que sufrieron agresión y les preguntaban allí cómo se habían sentido y al mismo tiempo les pedían perdón. Eso no está literal en el libro, como hubiera estado en un reportaje, sino que se transformó en una experiencia vivida y narrada por Tony, mi personaje.
–¿Cómo están las cosas en Canal 22?
–A raíz de todo esto que pasó, con la despedida primero de nuestro director de noticias Juan Jacinto Silva y la salida después del director del canal Raúl Cremoux, quedó formada una especie de comisión interna llamada “Canal 22 sin censura”. Cuando fue removido Cremoux y fue nombrado Ernesto Velázquez, nos preguntamos si como grupo habíamos terminado lo que teníamos que hacer. Llegamos a la conclusión de que no. Queremos por ejemplo que se revise desde el punto de vista administrativo la gestión de Cremoux, aunque él ya no esté en el canal. Nos sigue preocupando además cómo se va a manejar el 22 en términos de censura. Los temas que están en la realidad social de México no pueden callarse, desde la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa, hasta la protesta del artista Francisco Toledo por la construcción del Centro de Convenciones en el Cerro Fortín. El argumento de Cremoux era que esos temas no debían tratarse en un canal cultural, entendiendo lo cultural sólo las bellas artes. Nuestro argumento es que la cultura está inmersa en todos los aspectos de la vida. En lo personal tengo muchas expectativas creadas alrededor de la gestión de Ernesto Velázquez, una persona a la que conozco bien y que es abierta, plural, respaldado por su gran trabajo en la televisión cultural, como lo demuestra la visibilidad que tiene ahora TV UNAM. Estamos organizando un foro de discusión alrededor de la función que debe cumplir un medio de comunicación pública al que hemos invitado el propio Velázquez. Se llevarán a cabo en noviembre, en la UNAM.
