Comprensión

Guillermo Samperio

12/04/2013 - 12:01 am

Se puede afirmar que mediante el lenguaje no sólo se transmite sino que se crea el conocimiento. El lenguaje nos muestra una manera de nombrar las cosas y de participar en la cultura, pues la mayor parte de los encuentros con ella son sobre todo simbólicos, más que directos; en este sentido, el lenguaje constituye un medio de comunicación y, al mismo tiempo, una forma de representar al mundo sobre el cual nos comunicamos.

El interés por la relación entre el lenguaje y el aprendizaje no es nuevo en la educación; distintos teóricos, entre los que destacan Dewey, Piaget, Vygotski y Luria, entre otros, se han ocupado de esta temática. Pero, a pesar de ello, no siempre los ámbitos escolares han prestado atención suficiente ni le han otorgado importancia al lenguaje como vehículo de adquisición del conocimiento, aun cuando cualquier tipo de actividad encaminada al aprendizaje requiere del empleo del lenguaje, sea oral o escrito.

La enseñanza-aprendizaje es, en muchos de sus aspectos, una forma especial del proceso comunicativo que se efectúa entre el profesor y los alumnos, entre los alumnos con los alumnos y entre el profesor y los alumnos con los textos. Consecuentemente, revalorar el lenguaje es una labor imprescindible en todo proceso educativo, pues mediante él es posible hablar de uno mismo, de los contenidos curriculares y de la situación social.

La mayor parte de lo que se enseña en la escuela es transmitido mediante la presentación oral de los contenidos curriculares por parte de los maestros o bien mediante la presentación de textos y obras de referencia. Las valoraciones de los logros académicos se hacen generalmente a través de preguntas y respuestas, ya sean orales o escritas. Resulta evidente que para tener éxito en los estudios, un alumno debe dominar de manera adecuada las aptitudes lingüísticas: hablar, escuchar, leer y escribir.

Leer y escuchar nos permite ampliar nuestras ideas; en tanto que escribir y hablar nos capacita para mostrarlas y reconstruirlas. En efecto, construimos nuestras ideas leyendo y expresándolas en nuestras propias palabras.

Con frecuencia se afirma que la lectura es uno de los instrumentos más poderosos de aprendizaje. En este sentido, la lectura se convierte en una herramienta que permite pensar y aprender. La práctica docente la presupone como uno de los medios de adquisición e interpretación de conocimientos, de informaciones, de experiencias; vale decir, como una forma de aprendizaje que permite adquirir otros aprendizajes.

Desde esta perspectiva, la lectura es esencial en la formación profesional, pues posibilita sintetizar nuevos conocimientos a partir de informaciones previas; de igual manera, a través de ella se conocen y comprenden los conocimientos producidos en diversos tiempos y en diferentes temáticas. En este sentido, se conceptualiza a la lectura como una fuente de información, de aprendizaje, que permite resolver problemas tanto del contexto escolar como de la vida cotidiana, posibilitando ampliar la visión del mundo, el desarrollo de la sensibilidad y los procesos intelectuales. Por otra parte, la lectura a veces proporciona información de hechos específicos, útiles para escribir y ofrecer un cierto sentido de cómo comunicarse mediante lo que se escribe. Así, se constituye en una oportunidad para formular ideas y no solamente para captar información del escrito. Es decir, a través de la lectura se obtiene información, pero también la posibilidad de aprender nuevas formas de comunicarse mediante el escrito y además generar nuevas ideas.

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Guillermo Samperio

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