Vicente Alfonso expuso que su novela se configura como una crónica oscura, en donde se dice que las mujeres son reinas, y por eso se llama La noche de las reinas, pero refiere que el eslogan es una noche como reinas y una vida como esclavas.
Ciudad de México, 24 de julio (SinEmbargo).– En la figura del ficticio Gobernador sinaloense Román Higareda, El tiburón de Escuinapa, el escritor Vicente Alfonso expone muchas características infames de distintos gobernantes que han pasado por los poderes de los estados en México: impunidad, violencia, muerte, misoginia y sobre todo corrupción.
Este personaje es uno de los protagonistas de La noche de las reinas (Alfaguara), un relato que integran además una Miss belleza de Sudáfrica, una guerrillera y un periodista cultural que busca plasmar en su pluma la auténtica esencia de ese Sinaloa de los años 70, sede del certamen de Miss Universo, en el cual los juegos de poder serán determinantes en este concurso de belleza.
“La novela se basa en hechos reales y hay una advertencia: todos los personajes son ficticios, pero son amalgamas de personajes reales. Efectivamente, hay ahí algo del Gobernador Figueroa de Guerrero, pero hay de muchos gobernadores”, comentó Alfonso a SinEmbargo. “En su momento al maestro Gabriel García Márquez, con El otoño del patriarca, una de mis novelas preferidas, le escuché decir que él había hecho mucho trabajo de investigación con los dictadores latinoamericanos, que era un tema que le fascinaba desde que vivió en París, y él se puso a hacer una amalgama y en lugar de retratar a uno solo hizo esta construcción”.
Fue entonces cuando una cuestión pasó por su mente: "¿Y si hiciéramos lo mismo con los gobernadores mexicanos de las últimas décadas, digamos, desde los 70 para acá? Y pues mira lo que salió. El tiburón de Escuinapa tiene declaraciones, algunas textuales, que han sido hechas por gobernadores muy identificables y en ese sentido siempre digo que lo más triste de este asunto es que los personajes son imaginarios, pero los hechos, muchos de ellos, son reales. Declaraciones tremendas como decir que el animal favorito de un político es la mujer, u otro célebre político reciente que fue Gobernador también y que fue Presidente (Vicente Fox) y que decía que había lavadoras de dos patas”.
“Yo estoy consignando hechos que no se dieron una sola vez, sino muchas, en el muestrario de gobernadores tenemos estos personajes faraónicos que gobernaban sobre una región como si fueran dueños, no como si fueran servidores públicos. Todos los personajes son compuestos, son personajes ficticios, pero que amalgaman diferentes rasgos biográficos de unos y otros”, ahondó en la plática.
Vicente Alfonso expuso en ese sentido que la novela se configura como una crónica oscura, en donde se dice que las mujeres son reinas, y por eso se llama La noche de las reinas, pero el eslogan es una noche como reinas y una vida como esclavas. “Va abrevando en los casos de las concursantes de estos certámenes de belleza, pero también de las muchachas que vivían en la sierra y que esa es una realidad que yo conocí de primera mano”.
Alfonso recordó que en su novela anterior La sangre desconocida exploró el caso de las mujeres que se sumaban voluntariamente a la guerrilla y ahora quiso explorar otra realidad que también existió: “niñas de 12, años que eran incorporadas sin preguntarles y que eran las encargadas de cuidar a los a los rehenes, cuando tomaban algún secuestraban algún personaje o de transportar las armas o de llevar correos o de cocinar. Les eran impuestas dinámicas sin que ellas estuvieran ni siquiera al tanto de por qué estaban inmersas en eso”.
La novela transcurre en un lapso de 24 horas. “La idea es echar a andar un tren que no se para en ningún momento porque son 24 capítulos y a cada uno le corresponde una hora y lo que pretendía con eso era justamente imprimirle velocidad y tensión a la novela”.
En la historia enfrenta a sus cuatro personajes principales, pasando de uno a otro en cada uno de los capítulos. “Yo quería enfrentarlos así. Una chica de la sierra que de pronto en algún momento en algún momento la confunden con una de las participantes del concurso, y ella se asombra de que por el simple hecho de traer colgada la banda le abran todas las puertas y la otra, a la participante, le pasa lo contrario, la toman por una manifestante y entonces por más que dice, ‘yo soy una reina de belleza, yo estoy concursando aquí’, nadie le hace caso”.
“Había una reflexión ahí, hay una reflexión implícita que es la identidad es un asunto colectivo, es un asunto que también nos atribuyen los demás, es una lectura que los demás hacen de nosotros y tenemos que estar negociando constantemente quiénes somos en el mundo. Eso también le pasa al periodista y al Gobernador, este señor al que le apodan El tiburón de Escuinapa porque él está acostumbrado a ser el mandamás y en ese momento no, él tiene muchas autoridades por encima, autoridades nacionales e internacionales”.
