Jorge Alberto Gudiño Hernández

El robo al Louvre

"Lo cierto es que, más allá de las razones del robo, queda claro que parece una puesta en escena de una novela protagonizada por Lupin, de esas casi folletinescas que ya buscan su adaptación a serie con millones de reproducciones".

Jorge Alberto Gudiño Hernández

26/10/2025 - 12:01 am

El robo de varias piezas de la Galería Apollo, donde se exhibían joyas de la corona francesa, es uno más de los tantos atracos cometidos en el Museo del Louvre.
"Pocos crímenes suelen causar tanto apoyo del público como los perpetrados a bancos o a museos". Foto: Museo del Louvre

Pocos crímenes suelen causar tanto apoyo del público como los perpetrados a bancos o a museos, siempre y cuando no haya visos de violencia ni víctimas personales. Supongo que eso se debe a la enorme cantidad de novelas que se han escrito al respecto, así como series de televisión y películas. Tiene que ver con la idea, nada defendible, del buen ladrón: aquél que perpetra sus robos sin lastimar a nadie y gracias a sus enormes talentos y gran inteligencia.

El robo de varias piezas de la Galería Apollo, donde se exhibían joyas de la corona francesa, llevado a cabo esta misma semana es uno más de los tantos atracos cometidos en el Museo del Louvre. Ocho piezas de enorme valor y belleza (porque una se les cayó en la ruta de escape) han activado toda suerte de relatos en torno. Desde las pesquisas judiciales, hasta el cuestionamiento por la falta de seguridad dentro del museo. Desde las especulaciones en torno a la posible ayuda interna hasta la broma en torno a si alguno de los asaltantes debió hacer un video mientras perpetraban el crimen. Desde la enorme pérdida que significan las piezas robadas hasta la forma en que podrían venderlas en el mercado negro.

Lo cierto es que, más allá de las razones del robo, queda claro que parece una puesta en escena de una novela protagonizada por Lupin, de esas casi folletinescas que ya buscan su adaptación a serie con millones de reproducciones. Es entretenido imaginar a un grupo de truhanes extendiendo enormes planos del museo en una mesa grande, haciendo planes en los que consideraron todo lo que podía salir mal (menos que se le cayera una de las piezas robadas durante la huida), o armándose de valor unas horas antes, conscientes de que siempre puede salir algo mal. ¿Y cómo no? Si el robo lo perpetraron a plena luz del día, cuando el museo estaba abierto y, además, escaparon hacia una ciudad que, de seguro, tenía un tráfico considerable toda vez que las vacaciones escolares de Francia ya habían comenzado y el museo es un sitio de interés para propios y extraños; no por nada es el más visitado del mundo.

Más allá del posible elogio a la inteligencia y valor de estas personas, que subieron a la sala por medio de una grúa que estaba a la vista de todos, no hay apología posible para sus actos. Sin embargo, somos muchos los urgidos por conocer los entretelones de la historia. Tanto como, sin duda, la restitución de lo robado. Más allá del asunto moral, no queda sino esperar a que la historia se complete. Porque ésas, las historias, son las que nos permiten sonreír incluso cuando se trata de un crimen. Un crimen que, más allá de la urgencia por su resolución, vuelve a centrarnos en el asunto del valor de la cultura y la ineficiencia que existe en todo el mundo para protegerla.

Mientras tanto, una historia más se acumula al increíble acervo de ese museo. Y es que lo mítico también forma parte de las exhibiciones. Ojalá, en verdad, pronto se recuperen las piezas para poder visitarlas. Al hacerlo, ya no sólo se contemplarán con arrobo, sino que se contará la historia de ese robo que, de entrada, les conferirá un interés aún mayor.

Jorge Alberto Gudiño Hernández

Jorge Alberto Gudiño Hernández

Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Lo dice el reportero