Que le des un mordisco al pollo de Kentucky Fried Chicken y tenga mal sabor es una cosa. Pero que muerdas y lo que salga sea un papel toalla de color azul cubierto de harina, eso sí es para horrorizarse.
Esto fue justamente lo que le sucedió al niño Oliver Hallam, de 7 años, luego de que su madrastra Krystal Henderson, de 29 años, le comprara pollo de un KFC en Inglaterra, según reportó Express.
Según Daily Mail, el niño mordió el pedazo de pollo y la masa que lo cubría se separó. Al sacarlo de su boca, se podía ver el papel azul enrollado.
Para Henderson hubiera sido menos traumático que el pollo hubiera estado malo, porque según ella, "el rollo de papel pudo haber sido usado para cualquier cosa -- pudiera haber tenido blanqueador o desinfectante… ¿y si alguien se limpió las manos en él, o si fue usado para limpiar el piso?", dijo al Daily Mail.
Henderson se comunicó con KFC y le explicaron que "el papel azul probablemente era parte del rollo de papel que KFC usa para propósitos de higiene". El negocio asume que se debe haber caído de manera inadvertida en la zona de empanizar, y que el cocinero no se dio cuenta.
Henderson recibió una disculpa de parte del restaurante, y recibió un reembolso. También le ofrecieron una comida gratis, pero de nada valió, pues dijo que jamás volverá a comprar comida en KFC. Después del incidente, el niño perdió el apetito y no comió nada el resto de la semana. No es para menos.
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