Una investigación de la revista Pediatrics reveló que ofrecer pequeñas porciones de cacahuate a bebés de cuatro meses en adelante, ayuda a prevenir alergias graves.
Berlín, 22 de octubre (DW).- Diez años después de que un estudio revolucionario demostrara que dar productos de cacahuate (maní en Sudamérica y el Caribe, cacahuete en España) a bebés pequeños puede prevenir alergias graves, nuevos datos confirman su impacto.
Una nueva investigación, publicada en la revista Pediatrics, señala que las alergias al maní comenzaron a disminuir en Estados Unidos (EU) tras unas directrices impulsadas en 2015, que recomendaron introducir este alimento en bebés desde los cuatro meses en adelante.
Cómo cayeron las alergias tras las nuevas guías
La tasa de alergias al maní en niños de cero a tres años cayó más del 27 por ciento después de las primeras recomendaciones en 2015 y más del 40 por ciento tras su ampliación en 2017.

"Es algo extraordinario, ¿verdad?", afirma el autor del nuevo estudio, David Hill, alergólogo e investigador del Hospital Infantil de Filadelfia.
Hill y su equipo analizaron registros médicos de clínicas pediátricas de todo el país para observar cómo evolucionaron los diagnósticos antes y después de las directrices.
"Hoy puedo decirles que hay menos niños con alergias alimentarias de los que habría habido si no hubiéramos puesto en marcha esta iniciativa de salud pública", añade.
¿Qué produce la alergia al maní?
La alergia al maní ocurre cuando el sistema inmune confunde las proteínas del maní con algo dañino y libera químicos que causan síntomas como ronchas, problemas respiratorios y, a veces, anafilaxia grave.
Desde 2015, unos 60 mil niños han evitado alergias alimentarias, incluidos 40 mil casos de alergia al maní. Aun así, cerca del ocho por ciento de los niños en EU tienen alguna alergia alimentaria, y más del dos por ciento son alérgicos al cacahuate.

Del miedo a la prevención: un cambio de paradigma
Durante décadas, los pediatras aconsejaban esperar hasta los tres años para ofrecer alimentos alergénicos como el cacahuate. Pero en 2015, el estudio LEAP (Learning Early About Peanut Allergy), dirigido por Gideon Lack, del King's College de Londres, cambió esa visión.
El trabajo mostró que dar maní en la infancia reducía el riesgo de alergia en más del 80 por ciento de los casos. Análisis posteriores confirmaron que la protección persistía en cerca del 70 por ciento de los niños hasta la adolescencia.
Implementación lenta, pero efectiva
Pese a la evidencia, la aplicación de las guías fue gradual. Sólo el 29 por ciento de los pediatras y el 65 por ciento de los alergólogos declararon seguir las recomendaciones ampliadas de 2017, según encuestas citadas en el estudio.
La confusión inicial sobre cómo introducir el cacahuate fuera de entornos clínicos retrasó su adopción, explica Ruchi Gupta, de la Universidad Northwestern.

Pero ahora, hay "evidencia prometedora de que la introducción temprana de alérgenos no sólo se está adoptando, sino que puede estar teniendo un impacto cuantificable", aseguran los autores del nuevo trabajo.
Una oportunidad para reducir las alergias
Sólo en EU viven 33 millones de personas con alergias alimentarias. Los defensores de estas personas celebraron el avance: "Refuerza lo que ya sabemos y subraya una oportunidad significativa para reducir la incidencia y prevalencia de la alergia al cacahuate en todo el país", declara Sung Poblete, directora de Food Allergy Research & Education (FARE).
Las guías actualizadas en 2021 recomiendan introducir el maní y otros alérgenos entre los cuatro y seis meses de edad, incluso sin pruebas previas.
Cómo introducir el maní de forma segura
Hill aconseja a los padres consultar con al pediatra y empezar con pequeñas cantidades: "No tiene por qué ser mucha comida, sino pequeños bocados de mantequilla de cacahuate, yogur a base de leche, yogures a base de soja y mantequillas de frutos secos", explica.

"Son formas realmente buenas de permitir que el sistema inmunitario se exponga a estos alimentos alergénicos de forma segura", agrega.
Historias reales: cuando la ciencia cambia hábitos
Tiffany Leon, dietista de Maryland y directora en FARE, aplicó las nuevas directrices con sus dos hijos. Su madre se sorprendió al principio por esta directriz, pero Leon le explicó que "la ciencia había cambiado".
"Como dietista, aplico recomendaciones basadas en la evidencia. Así que cuando alguien me dijo: 'Ahora se hace así, estas son las nuevas directrices', simplemente pensé: 'De acuerdo, pues eso es lo que vamos a hacer'", relata.
Editado por Jose Urrejola, con información de Science Alert y Pediatrics.




