Lorenzo Meyer

La doctrina y el corolario no son tales

"Quien sabe hasta donde y por cuanto tiempo los Estados Unidos de Trump insistan en imponer su “corolario” como lo está intentando ya en Venezuela y que amenaza con desembocar en un cambio de gobierno vía una invasión externa. Quién sabe si incluso puede intentarlo contra un México que se resiste a caminar por la senda de la derecha como ya lo hacen otros países y otros electorados de la región".

Lorenzo Meyer

18/12/2025 - 12:05 am

LA MALA SUERTE. Pues resulta que en nuestro continente ha reemergido una maldición: la de pretender que toda la América sea zona de influencia exclusiva de Estados Unidos, al menos así se asienta en la National Security Strategy o Estrategia de Seguridad Nacional (ESN), un documento endosado personalmente por el propio Presidente Donald Trump.

La ESN, una comunicación de 30 cuartillas de Washington al mundo que anuncia que Estados Unidos se propone mantener su estatus como el gran poder internacional, aunque de manera tangencial admite que sus capacidades para imponer por sí sólo sus prioridades en todo el orbe ya no son lo que fueron tras ganar la guerra fría. Ante las realidades de Asia y Europa los estrategas de Trump han decidido rediseñar un tanto sus viejos planes, pero por lo que hace al hemisferio occidental Estados Unidos informa que está decidido a mantenerlo como una región de su exclusiva competencia y donde el juego interno y externo del poder será definido por Washington y por nadie más. Y ese “nadie más” incluye no sólo a actores extracontinentales sino también a todos los países del propio continente -una columna de opinión de Steven Simon y Jonathan Stevenson en el New York Times [08/12/2025] explora de manera sucinta las implicaciones de esta posición.

En su introducción al ESN Trump no tiene empacho en asentar, entre otras cosas, que se propone resucitar de entre los muertos a la llamada Doctrina Monroe (DM). De esta manera el mandatario asume sin mediar acuerdo o consulta alguna con los implicados, que es legítimo que la América Latina, Canadá y el Caribe sean vistos como regiones de dominio político y económico exclusivo de Estados Unidos. De aceptarse explícita o implícitamente esa posición de Trump entonces la soberanía nacional de 34 de los 35 países que conviven en el continente dejará de ser considerada como una de sus características para convertirlos en meros administradores de un poder que en última instancia reside en Washington.

¿Pero qué es la DM? Si por doctrina se entiende un sistema de creencias que pretende tener validez general, entonces lo enunciado por el Presidente norteamericano James Monroe el 2 de diciembre de 1823 en el mensaje a su congreso no es una doctrina sino apenas un pronunciamiento unilateral frente a hipotéticos proyectos de reconquista de la América española que entonces circulaban en las cancillerías europeas.

La esencia de la DM era subrayar que Estados Unidos, pese a no ser entonces una potencia, se proponía observar una regla muy simple: ese país no tomaría partido en las interminables disputas europeas, pero a cambio demandaba que Europa no intentara recuperar el control de los países americanos. Originalmente, Monroe y su Secretario de Estado supusieron que tamaña declaración sólo tendría sentido si Inglaterra la respaldaba con su flota, pero al final optaron por lanzarla en solitario y las potencias europeas simplemente no se dieron por aludidas.

Una década más tarde Inglaterra se apoderó de las islas Malvinas y Estados Unidos no chistó y en los 1860 Francia se lanzó sobre México sin tomar en cuenta a unos Estados Unidos que tenían una guerra civil entre manos. Sólo hasta que Estados Unidos alcanzó el estatus de potencia a fines del siglo XIX la DM fue rescatada por Washington. Fue entonces cuando el primer presidente Roosevelt (Theodore) formuló un “corolario” que explícitamente asentó que Estados Unidos era el único país autorizado para intervenir en los asuntos internos de los países vecinos ya que los que consideraba como su zona de influencia. Diez años más tarde y a raíz de la Revolución Mexicana y de la I Guerra Mundial, el Presidente Woodrow Wilson, sin acudir a ninguna “doctrina” o “corolario”, impuso la hegemonía norteamericana al sur del Bravo, empezando por México.

TRUMP Y EL SEGUNDO “COROLARIO”. Pues bien, con la publicación de la ESN en noviembre de 2025, Trump anunció que su objetivo final en política exterior es: “asegurar que Estados Unidos se mantenga como la nación más grande y exitosa de la historia humana y que albergue en su seno la libertad. En los años por venir…haremos a América [Estados Unidos] más segura, más rica más libre, más grande y poderosa que nunca”.

Y por lo que se refiere concretamente a nuestro continente la ESN anuncia lo que ya hay un nuevo “Corolario Trump” y que este reza así: “Tras años de descuido los Estados Unidos se propone recuperar y aplicar la Doctrina Monroe para restablecer su preeminencia en el hemisferio occidental y proteger así a nuestro país lo mismo que mantener nuestro acceso a puntos geográficos estratégicos en la región. Negaremos a nuestros competidores de fuera del hemisferio la capacidad de estacionar fuerzas o erigir estructuras que les den la capacidad de amenazarnos y de obtener la propiedad o el control de recursos estratégicos vitales en nuestro hemisferio”.

De las líneas anteriores y que obviamente hoy están dedicadas a China, se deduce que Estados Unidos se propone “recuperar” un derecho que nadie le ha otorgado pero que se deduce de una “doctrina” hemisférica que sólo Washington considera que es tal, es decir, que supuestamente constituye un conjunto de ideas u opiniones políticas, sustentadas por su gobierno para aplicarlas en todo un continente como si ese gobierno fuera el legítimo detentador de la soberanía de los 35 países del hemisferio, lo que no es para nada el caso.

Quien sabe hasta donde y por cuanto tiempo los Estados Unidos de Trump insistan en imponer su “corolario” como lo está intentando ya en Venezuela y que amenaza con desembocar en un cambio de gobierno vía una invasión externa. Quién sabe si incluso puede intentarlo contra un México que se resiste a caminar por la senda de la derecha como ya lo hacen otros países y otros electorados de la región. En cualquier caso, hay que estar preparados para, llegado el caso, reactivar el nacionalismo mexicano y defender la soberanía frente a las pretensiones de un inaceptable corolario Trump y de una igualmente inaceptable “doctrina”.

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Lorenzo Meyer

Lorenzo Meyer

Lorenzo Meyer Cossío. Es historiador y politólogo especializado en las relaciones internacionales y en los procesos políticos de México. Obtuvo su licenciatura y doctorado en Relaciones Internacionales en el Centro de Estudios Internacionales (CEI) de El Colegio de México(Colmex), y un posdoctorado en Ciencia Política por la Universidad de Chicago. Es autor, coautor y editor de más de 30 libros de referencia sobre historia y política de México. Tiene distinciones nacionales e internacionales como las de Profesor Emérito del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Profesor Emérito de El Colegio de México y Premio Nacional de Ciencias y Artes de México en 2011.

Lo dice el reportero