Susan Crowley
Una visita, cualquier día de la semana ofrece la posibilidad de vivir una experiencia única. Desayunar en la Ceda, desde unos tacos o hasta en alguno de los restaurantes, es un lujo. La calidad de los alimentos, la limpieza y atención es de primera, todo fresco y del día con recetas tradicionales.
“¿Cuáles son las razones para coleccionar? ¿un instinto de conservación? ¿ganas de permanecer más allá de la vida? ¿dejar objetos que hablarán de quienes fuimos?”
El tonto inocente somos cada uno de nosotros y nuestra conquista de la consciencia, la verdadera sabiduría que es la renuncia al ego por amor al otro. Un amor que se desborda en la música, transformándola en un infinito encuentro y salvación.
“Es indignante escuchar testimonios y opiniones de personas que, en vez de solidarias, actúan como si fueran las verdaderas víctimas de esta catástrofe culpando y mostrando su inconformidad”.
La obra de Wagner es monumental no solo por su carga simbólica sino también por su logro estético. Un tiempo mítico en el que los círculos jamás se cierran, forman una espiral cuyo sentido es elevar la condición humana hasta su más alto horizonte.
La música es la duración del “yo” creador en diálogo con el otro, el que la escucha. La inmensa virtud del arte musical nos lleva a conocernos mejor y a conocer a los otros. Incluso puede ser una fructífera escuela para la convivencia.
Volviendo a “Maestro”; incluso la zona más oscura y terrible de un ser humano, en el caso de un creador suele ser fundamento de su obra. Por eso a los artistas les perdonamos todos sus defectos, liviandades, excesos, porque los consideramos superiores.
El glamur para vestir y asistir a la ópera se ligaba a la confrontación cada vez más cruda con la verdad última, la condición humana empezaba a invadir la escena para colocar a los personajes en disyuntivas realistas. Las sofisticadas noches de estreno terminaban en crisis de llanto del público. No importa si se dijeran cantando. El drama se convertía en la apoteosis de la tragedia en la medida que la música lo engrandecía.
“Si la definición de arte para los griegos es un objeto bien hecho, la bomba atómica es una verdadera obra de arte, funcionó y mató a la perfección”.
Lejana a cualquier provocación o moda en el mundo del arte, Joy se decantó por la compleja y exigente poesía de los silencios. El esbozo es principio de la “no estructura” en el dibujo oriental, esa sutil línea que aparece y que en su aparecer lleva el equilibrio entre lo pleno y el vacío.
Mientras Kounellis baña de melancolía y poesía sus piezas, Kuri las llena de ironía, las agranda, las vuelve fauces que devoran, burdos pizarrones de oficina convertidos en composiciones que se mofan del clasicismo, objetos del vacío.
Esta pequeña crónica no tiene la intención de ostentar mi estancia en Leipzig a donde llegué por motivos de trabajo; la motiva el simple deseo de compartir mi experiencia y de ser posible que la vean a través de mis ojos.
En este relato cinematográfico, no escucharemos la dulce y romántica música del compositor, salvo algún fragmento en el que se ridiculiza el Lago de los Cisnes.
Como en todo cambio habrá que hacer modificaciones y mejoras, pero habemus libro de texto gratuito con un nuevo modelo de sociedad en mente.
Warhol reconocía en Basquiat algo que nadie más supo ver. Su fragilidad, enorme sensibilidad y también su melancolía y autodestructiva expresividad. Las obras de Basquiat pueden verse en dos sentidos.
Parece decirnos que no tenemos que ser Barbie y al contrario, podemos ser tan humanas como Margot Robbie, lo cual resulta muy poco alentador para la mayoría de las mujeres.