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Rosalina Piñera

09/07/2017 - 12:00 am

La Tortuga Roja

La Tortuga Roja inicia con vistas de un mar embravecido y un náufrago tratando de sobrevivir en medio de la furia de olas gigantescas. Sigue su llegada a una isla desierta y la odisea diaria de subsistencia en un mundo que está aprendiendo a conocer de otra manera. Sin herramientas, sin techo y abrigo, en una soledad que se extiende hasta el horizonte.

“Sobre las metáforas y los eventos extraordinarios de La Tortuga Roja caben todas las interpretaciones y mensajes. Foto: La Tortue Rouge, Facebook

Al revisar la cartelera sorprende gratamente la permanencia de La Tortuga Roja (La tortue rouge, 2016) del holandés Michaël Dudok de Wit, quien ha labrado una película de animación insertada en terrenos atípicos. Sin diálogos, ésta obra colorida establece una conversación incesante con el espectador sobre los temas que cruzan la existencia: la familia, la supervivencia, la compasión, los retos de vida, el amor, la vinculación con la naturaleza, la magia que envuelve los misterios de nuestro paso por la Tierra y más, mucho más.

Con el sello de los estudios Ghibli, coloso japonés en el cine de animación fundado por leyendas del género como Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro) e Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas), entre otros, La Tortuga Roja confirma la cota sublime que puede alcanzar el largometraje animado y prosigue el camino planteado por la revolucionaria compañía en obras tan bellas e imperecederas, como lo son El castillo ambulante (2004) y El cuento de la princesa Kaguya (2013).

La Tortuga Roja inicia con vistas de un mar embravecido y un náufrago tratando de sobrevivir en medio de la furia de olas gigantescas. Sigue su llegada a una isla desierta y la odisea diaria de subsistencia en un mundo que está aprendiendo a conocer de otra manera. Sin herramientas, sin techo y abrigo, en una soledad que se extiende hasta el horizonte. O eso es lo que él cree. Omitidos los facilitadores de la vida cotidiana se abre una ventana infinita para reconsiderar el entorno a detalle y mirar al todo con nuevos ojos. Y la película apenas comienza.

Nuestro hombre sin nombre se niega a quedar a merced de la naturaleza y se las ingenia para construir una balsa y embarcarse de regreso al mundo que él conoce. Sus propósitos serán frustrados por los embates de una peculiar criatura marina y aquí es cuando inicia el verdadero viaje de exploración, tanto para el protagonista como para el espectador. Un giro en la trama será la entrada a la fantasía subyugante de una fábula eterna.

Dudok de Wit, ganador del Premio Óscar en el 2001 por el cortometraje Father and daughter (2001) y nominado previamente en la misma categoría por Le moine et le poisson (1994), entrega un prometedor primer largometraje en donde el mensaje no se opone al humor como lo vemos puesto en escena por ese entrañable trío de cangrejos que siguen las peripecias del protagonista; en donde caben el misterio y la emoción de la aventura en profundidades submarinas o ante la amenaza de un maremoto. Colores vivos del mar y la maleza y tonos matizados para contemplar un cielo estrellado de ensueño.

Si bien carece de diálogos, la música del compositor francés Laurent Pérez del Mar (Zarafa, Escuadrón de élite) completa la atmósfera del silencio y le añade a la película un halo emotivo de altos vuelos. Por esta partitura Pérez del Mar obtuvo el Premio de la Asociación Internacional de Críticos de Música de Cine (IFMCA). La Tortuga Roja fue nominada a Mejor Largometraje Animado en la edición 2016 de los Premios Óscar, obtuvo el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes 2016 y el galardón de Mejor Película Independiente en los Premios Annie, de la Asociación Internacional de Películas Animadas.

Sobre las metáforas y los eventos extraordinarios de La Tortuga Roja caben todas las interpretaciones y mensajes, cada espectador descubrirá los suyos, es una obra tan universal y abierta que posee la capacidad de tocar una amplia gama de fibras emocionales y contener múltiples significados. Querido lector, en estos tiempos de saturación visual y sonora, usted aquilatará, sin duda, esta experiencia sensorial y poética.

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.

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