México, 11 Jul. (Notimex).- A 31 años de su publicación, el libro “Lectura de Foucault”, de Miguel Morey, se erige nuevamente como una gran “caja de herramientas foucaultiana” de 431 páginas y este 2014 ese pensador se abre paso entre los nuevos lectores.
Cuando en 1983 se publicó por primera vez “Lectura de Foucault”, Morey quería hacer una lectura exhaustiva de la obra de Foucault, a fin de hacer llegar su pensamiento al mayor número de amantes del tema.
El pensamiento de Foucault, como cuenta Morey en el prólogo a esta nueva edición, explicaba: “Trabajar de profesor de filosofía me obliga a permanecer en la sombra, tratando tan sólo de restituir la voz y la nervadura discursiva del filósofo que explica”.
Precisamente, el propio editor le auguró una “discreta proyección”, convencido de que Foucault sería una “moda pasajera”. Sin embargo, poco después los acontecimientos cambiaron de forma imprevisible. Primero, porque Foucault rompió un silencio de años.
¿Cómo?, publicando los volúmenes II y III de su “Historia de la sexualidad” y al poco tiempo, el 25 de junio de 1984, murió en la clínica parisina de la Salpêtrière. De manera paralela, “Lectura de Foucault” se encontraba agotado, y Morey se negó a reeditarlo.
Justificó al decir que tanto los nuevos libros como las miles de páginas de documentos foucaultianos inéditos, por no mencionar las grabaciones de sus clases en el Collège de France, volvían imposible la tarea de permanecer fiel a la intención original de su libro.
De esta manera, “Lectura de Foucault” se convertía inadvertidamente pero de manera contundente e innegable, en una especie de prototipo del “libro bomba” con el que soñara Foucault, irrumpiendo fugazmente en el panorama para desaparecer igualmente rápido.
Foucault señaló un día: “Mi sueño personal no es exactamente construir bombas, porque no me gusta matar a la gente. Quisiera construir libros bomba, libros útiles precisamente en el momento en el que alguien los escribe o los lee. Y que luego desaparecieran”.
Al cumplirse 30 años de la muerte de Foucault, se reeditó en su versión original “Lectura de Foucault”, acompañada de un segundo volumen, “Escritos sobre Foucault”, donde Morey salda la deuda pendiente con el resto de la obra foucaultiana que no se abarca en este volumen.
A la manera de los textos clásicos, la mirada original de Morey sobre Foucault no ha hecho sino volverse más precisa con el tiempo, pues su intuición y anticipación de la trascendencia que tendría su pensamiento han sido corroboradas a lo largo de las tres décadas que separan a esta edición de la original.
