“El esfuerzo que hago es doble, pero no me rajo, porque tengo una niña que es mi motor de vida”, dice Orlando Acosta Osornio, el empleado de una pollería que sufre de un problema de columna tras sufrir un accidente.

Por Verónica Galván
San Luis Potosí, 19 de junio (SinEmbargo/Pulso).- Como empleado de una pollería trabaja Orlando Acosta Osornio, quien tiene una discapacidad, usa una muleta porque sufrió un accidente que le dañó la columna y tiene una infección en el coxis que le adelgazó los huesos, “el esfuerzo que hago es doble, pero no me rajo porque tengo una niña de cuatro años que está por entrar al Jardín de Niños y es mi motor de vida y quiero darle un buen ejemplo”.
El accidente lo tuvo cuando tenía 12 años de edad, jugando futbol y le dañó la columna, poco después se volvió a caer trabajando en Reynosa como pintor, ahí fue cuando ya no quedó bien.
A lo largo de su vida, Orlando ha sufrido discriminación, sobre todo para conseguir trabajo porque nadie lo quiere contratar a pesar de que sabe hacer muchas labores, “he trabajado como pintor, taquero, serigrafista, cocinero y boletero de una empresa de transportes”, donde por un problema perdió su empleo.
“El único trabajo donde ganaba más fue en la empresa de transportes, pero ya no se pudo colocar en otro, en los trabajos formales no dan oportunidad, no siempre es el patrón, a veces son los propios empleados los envidiosos”.
Hace cuatro años se casó con una estilista y en su casa tiene un salón de belleza, tienen una niña de cuatro años, la cual es su motor de vida y la que lo impulsa a él y a su esposa a seguir adelante.
“A las seis o siete de la mañana me levanto para irme a trabajar, vivo el Villas del Sol, cerca de Praderas, trabajo por el Cobach 24, llego y limpio el pollo, lo lavo, lo preparo y lo pongo en el asador; tengo tres meses trabajando vendiendo, pero me gustaría ganar más o tener un trabajo mejor, con seguro para darles a mi esposa e hija, porque si me llego a enfermar ellas no tendrán un sustento”.
“Cuando trabajo mucho me duele la espalda y cuando hace calor llego agotado, pero como padres debemos ver que nuestros hijos nos necesitan, hay que echarle ganas y sacar fuerzas de donde sea”.
Dijo que trabajo sí hay, aunque está mal pagado, a veces el hombre es muy flojo, “mi vicio es el trabajo, me gustaría superarme más y darle mejor a Leidy Alitzel, mi niña, porque va entrar al kinder y debo comprarle sus zapatos y su uniforme, está muy contenta de ir, por primera vez, pero vienen gastos.”.
EL MÉDICO QUE LO ATENDIÓ EN EL IMSS LO DISCRIMINÓ
Fue un traumatólogo, pero hasta lo discriminó, “cuando trabajaba en la empresa de transportes me atendía en el Seguro, iba para ver si tenía remedio y me operaban o tenía solución mi enfermedad, pero me dijo el doctor, ¿en qué trabajas? Yo le contesté que en Vencedor y me dijo, ‘yo te voy a ser sincero, yo si fuera tu patrón no te hubiera contratado porque no gastaría tanto dinero en una persona así’, no me agüité porque ya me acostumbré a escuchar personas que dicen las cosas muy crueles, de niño sí me ponía triste, pero ya aprendí a que no me afecten esas cosas, ahorita me preocupa mi hija, mi familia, que Dios lo bendiga, yo sigo trabajando”.
A Orlando le gustaría tener un carretón de tacos para ponerlo cerca de su domicilio y venderlos, pero como no tiene dinero para comprarlo, esperará poder ahorrar para tenerlo y autoemplearse.




