La mañana del martes 18 de julio, Mariana salió a pasear a su mascota. Todo en orden, volvió a reunirse con su mamá, hermano y prima en el Fraccionamiento Las Américas, en Ecatepec de Morelos. Sin embargo, cerca de las 09:30 horas, se dirigió rumbo a la tienda y ya no regresó. El asesino sigue prófugo.
Ciudad de México, 28 de julio (SinEmbargo).- Juan de la Cruz Quintero Martínez sigue prófugo. Hace un año, el 27 de julio del 2017, atacó, violó y mató a Mariana Joselín Baltierra Valenzuela, de 18 años, en el Estado de México.
Baltierra Valenzuela decía que quería ser veterinaria. Hoy su familia sigue buscando que su caso no quede impune. El cuerpo de la joven fue localizado con signos de violencia extrema al interior de una carnicería en Ecatepec.
La mañana del martes 18 de julio, Mariana salió a pasear a su mascota. Todo en orden, volvió a reunirse con su mamá, hermano y prima en el Fraccionamiento Las Américas, en Ecatepec de Morelos. Sin embargo, cerca de las 09:30 horas, se dirigió rumbo a la tienda y ya no regresó.
Saira Valenzuela, la madre, se dio cuenta que “algo andaba mal”, el establecimiento está a unos pasos de su hogar, no había razón alguna para que la joven se tardara.
La mujer abandonó su domicilio con su sobrina en brazos, tuvo “una sensación fea, como un presentimiento”. Caminó hasta el final de la calle privada en la que viven, volteó a ambos lados y no tuvo contacto visual con Joselín. Se angustió, pero trató de guardar la calma, primero tenía que acercarse a la tienda para estar segura de que algo fuera de lo normal había ocurrido.
–“Sí, vino Marianita hace ratito, compró huevo, compró jamón”– le dijeron en el lugar.
Saira se dirigió a los locales que se encuentran frente a la carnicería Carnicasa -la escena del crimen-, y realizó un sondeo desesperado. Nadie vio nada, nadie escuchó nada.
El rostro de Mariana Joselín cubrió, de inmediato, la colonia. Una fotografía, incluso, fue colocada en la entrada del negocio en el que sería localizada sin vida casi 24 horas después de su desaparición.
Durante las siguientes horas, vecinas ayudaron a pegar carteles con la imagen de la joven de 18 años. Se levantó un acta ante Odisea, se solicitó el acceso a las cámaras del C-4, iniciaron las averiguaciones, los rondines de las autoridades, sin embargo, cayó la noche y no hubo respuestas.
“Todo lo que quería yo era que mi hija regresara, pero eso no sucedió. Pasé la noche en vela, amaneció y nuevamente salí a buscar”, relató Saira.
A las 08:30 horas del 28 de julio, una patrulla aparcó frente al establecimiento de Carnicasa. Y ahí, en la esquina de la avenida Independencia y José María Morelos y Pavón, una oficial de búsqueda se aproximó a los padres de Mariana y les informó que había una joven sin vida que respondía a las características de su hija.
Entre las 10:30 y 11 de la mañana, la familia pudo confirmar que Joselín había sido asesinada.


EL PRÓFUGO Y LA RECOMPENSA
La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) actualmente ofrece una recompensa de hasta medio millón de pesos a la persona que aporte información útil, veraz y oportuna para la localización y aprehensión de Quintero Martínez, alias El Güero.
El hombre, de 28 años de edad, es el principal sospechoso de abusar sexualmente de Mariana Joselín y apuñalarla en múltiples ocasiones.
LA CARTA DE UNA VÍCTIMA
El 24 de noviembre, el día de su cumpleaños 19, Mariana “escribió” una carta dirigida a Enrique Peña Nieto, Alfredo Del Mazo Maza y Miguel Ángel Mancera, en la cual lamentó la ausencia de justicia en su caso -y en muchos otros-. Exigió la captura de su asesino y solidaridad a la gente y a los medios.
“Me duele la soledad con que enfrenté por casi un día, hasta mi muerte, el abuso de mi asesino. Me duele que mi fragilidad y mi pequeño cuerpo me hayan impedido defenderme con éxito de mi agresor. Me duele el dolor y la impotencia de mis padres para lograr que se me haga justicia’’, dice la misiva.
Y agrega: “Me duele que en mi cumpleaños no pueda recibir el abrazo de mis seres queridos. Me duele y me lastima ver a mi asesino caminar libremente al acecho de su próxima víctima. Me duele y me lastima que mi feminicida pudiera pasar a engrosar las estadísticas de casos no resueltos. Me duelen y me lastiman la injusticia y la impunidad que como lozas caen sobre las tumbas de las mujeres que, como yo, han perdido la vida en manos de feminicidas despiadados’’.





