Diariamente, innumerables personas compran cartones de huevos sin pensarlo dos veces, sin percatarse de la cruda realidad que está detrás de su producción. En México, como en muchas partes del mundo, la industria del huevo intensiva descarta de maneras horribles e inimaginables a los pollitos machos, miles de millones de pollitos de un día de vida son asesinados simplemente porque no tienen la capacidad de poner huevos y no son aptos para la producción de carne debido a que no crecen lo suficiente como para que sea considerada rentable su crianza.
En la industria del huevo, sólo las gallinas hembras son valiosas, ya que son quienes generan una ganancia económica. Los pollitos machos, en cambio, son considerados un subproducto, son percibidos como objetos desechables, ya que carecen de valor económico. Por ello, estos son asesinados, a menudo mediante crueles métodos como la maceración, donde son triturados vivos, asfixiados con dióxido de carbono, incinerados, enterrados, también son arrojados en contenedores o puestos en bolsas de basura.
Se han desarrollado tecnologías en donde se puede sexar el embrión antes de que el huevo eclosione, evitando la matanza de los machos. Esta tecnología definitivamente reduce la muerte de los animales, pero la industria seguirá explotando cruelmente a las hembras hasta que sus cansados cuerpos colapsen, si no mueren antes, son enviadas al matadero cuando su productividad baja y ya no resulte rentable tenerlas con vida.
El costo oculto de cada huevo
México se encuentra entre los principales países productores y el principal consumidor de huevos en el mundo. La magnitud de esta práctica se lleva a cabo en gran medida a escondidas de las y los consumidores y demuestra la gran desconexión entre el público y su conocimiento sobre el origen de sus alimentos. Cada huevo tiene un costo oculto, incluso los que llevan la etiqueta "de libre pastoreo" u "orgánicos", porque estas etiquetas no mencionan lo que les sucede a los pollitos ni a las gallinas.
Los pollitos experimentan este mundo por un instante, son traídos a este mundo para ser desechados como basura. Es una crueldad silenciosa que la mayoría de la gente nunca va a presenciar y es más conveniente mantenerla oculta.
Comprender la realidad del descarte de pollos machos es una razón de peso para considerar el veganismo. Al eliminar los productos animales de nuestra alimentación, estaremos tomando activamente una postura en contra de las prácticas que causan sufrimiento y condenan a los animales.
El veganismo promueve la justicia, el respeto y una relación más ética con los animales con los que compartimos nuestro planeta. Nuestras elecciones importan, si creemos que la vida importa, entonces esa creencia no debería terminar donde comienzan las ganancias.
