Carlos Alvahuante habló con SinEmbargo sobre La mujer de las mariposas, una novela que juega con la mente tanto del protagonista como de los lectores, en donde las posibilidades se funden con la realidad.
Ciudad de México, 2 de agosto (SinEmbargo).– Sebastían enfrenta derrotado los sueños vueltos recuerdos, el dolor de un matrimonio y la distancia de las posibilidades que caducaron en su vida. Un día recibe una carta de despedida de Milena que desencadena una historia que él nunca vivió, pero que lo enfrenta con muchos de los hubieras en una batalla que partirá su mundo tal y como lo conoce.
La historia la escribe Carlos Alvahuante en La mujer de las mariposas, una novela que desentraña capítulo a capítulo un misterio que el lector irá conociendo a la par que lo hará Sebastián, el protagonista. Se trata de un texto que no se encasilla en un género, sino que busca generar un cúmulo de emociones. Como dice el autor, “mientras más amplia sea la gama, mejor me siento, porque siento que es como una experiencia lectora completa”.
“La idea era partir de un misterio: La mujer de las mariposas. Entonces, conforme va descubriendo pistas nuestro protagonista, se van añadiendo capas, se va volviendo más compleja la historia de lo que pensaba en un principio y también quise que, hablando de capas, que hubiera dos voces, que también volvieron más interesante, que hicieran más interesante de esta búsqueda”, expuso en entrevista.
En efecto, una de las voces es la de Sebastián, la otra es la de Milena, quien a partir de un blog va contando una historia en la que Sebastián es uno de los protagonistas, un relato que por momentos lo obliga a pensar en las posibilidades que hay detrás de la narración.
“Quería la intriga, sentir esta curiosidad constante desde la primera página y que se mantenga para saber qué demonios está pasando y a lo mejor después por saber qué tan real o qué tan verídico, o verosímil o lo que sea”, mencionó en ese sentido Alvahuante.
En esta historia, ahondó el escritor, los espacios son un lugar ideal para mostrar algo del personaje, son, de hecho, una extensión de los personajes. “Me gusta verlos como esta extensión de ellos, son parte de sí mismos y nos dicen muchas cosas y no solo en un mismo plano, sino también durante o a lo largo del tiempo, si te vas para atrás, para adelante, es una buena muestra de cómo ha ido retrocediendo o avanzando ese personaje en su vida”.
