Tomás Calvillo Unna

El latido, traza el destino

"Dejar los calificativos y retornar al verbo que convoca con fortaleza, es más que necesario. Requerimos cohesión, vasos comunicantes; el llamado tejido social somos nosotros, en nuestras tareas cotidianas, que lo escuchen en las alturas de la pirámide, antiquísima metáfora del poder".

Tomás Calvillo Unna

15/10/2025 - 12:04 am

“El retorno de la Virgen”
“El retorno de la Virgen” Pintura: Tomás Calvillo Unna

I

Amor: es una tarea interminable,
inicia con la primera letra del vocabulario
y de ahí para el real.
Así asciende montañas
y se pierde en los desiertos.
Se aventura con su coraje,
en ocasiones llamado pasión,
a navegar los mares
sin temor alguno.

Su desafío es la comprensión;
si logra realizar ese entendimiento
que trasciende los juegos inesperados
de las horas,
entonces,
su abrazo de la vida
expresa a plenitud
la razón del ser.

II

Sabe que el tiempo es un remolino
que pretende atrapar el devenir
y someter,
e incluso eliminar
el acontecer de la libertad;
atajando el presente
con la losa del pasado;
y borrando el mañana
con un gesto de inevitable.

III

El poder del amor es:
su esencial estar aquí,
en el cotidiano azoro
del más allá,
de quienes vencen
el temor ante el destino.

Su comprensión
también requiere
una dosis importante
de heroísmo:
el sacrificio del ego,
saber soltar
y descubrir
que el afuera
está dentro.

IV

¿Cómo permitir
que el tiempo
vuelva a respirar?

Rendija

Cómo detener esa sensación que se expande y nos advierte de un desgarramiento mayor, en el llamado sistema político mexicano (que cruje en sus cimientos) y que incluye también a la élite empresarial tradicional y la emergente. Se comienza a evidenciar la guerra civil que se intensifica en los medios y en las clases medias, sin sombra alguna de treguas y posibles entendimientos. Lo que ya es una avalancha inmisericorde de insultos y un machismo camuflajeado que se intensifica contra la Presidenta, sin importar si ella acierta o se equivoca.

Cómo concientizar que el drama es mundial, y que al menos en nuestra República podemos ser capaces de evitar que la violencia y la crueldad, imperen desde las mismas entrañas del lenguaje. Recuperar la palabra, su valor, su certeza, su poder de reunir.

Dejar los calificativos y retornar al verbo que convoca con fortaleza, es más que necesario. Requerimos cohesión, vasos comunicantes; el llamado tejido social somos nosotros, en nuestras tareas cotidianas, que lo escuchen en las alturas de la pirámide, antiquísima metáfora del poder.

Tomás Calvillo Unna

Tomás Calvillo Unna

Lo dice el reportero