Ejército de Salvación en Tapachula, refugio para niños perdidos

20/06/2013 - 2:06 pm

Por Ildefonso Ochoa Arguello. Corresponsal

Tapachula, Chis., 20 Jun. (Notimex).- El albergue Ejército de Salvación, en Tapachula, es único en el país encargado de tiempo completo en atender a niños de la calle, hijos de padres recluidos en penales y menores migrantes o en extrema miseria, pero también es el refugio para los niños perdidos.

"Pedrito" apenas tiene un año y medio de edad y aunque todavía no lo sabe, es uno de los 60 menores que han sido rescatados por ese albergue para alimentarlos, darles atención médica, psicológica, educación, un espacio para dormir y una vez sanos y salvos, buscar a sus padres y devolverlos.

Mientras, otras decenas de menores gozan de ese lugar como una alternativa que tienen para sobrevivir o para recibir cariño y cuidado.

De hecho, es uno de los albergues más importantes del país por la función específica que tiene y aún cuando se calcula que cada mes se llevan a cabo en ese lugar alrededor de tres mil 500 acciones, la verdad es que viven de la caridad de la población.

La directora del lugar, María Victoria Oliva Ortiz Castillo, reconoció que desde que decidieron abrir ese espacio hace ya algunos años, han recibido apoyo de particulares y de algunos organismos, como la Fundación Gálatas 6:9, que encabeza el empresario chiapaneco, Clemente Miguel López Zepeda.

Ahí no sólo se ayuda a ese tipo de menores, sino también a mujeres maltratadas, migrantes, además de que sirve de resguardo para víctimas de trata.

Para muchos, ese refugio, aún cuando es sumamente modesto y tiene grandes carencias, ya se ha convertido en su hogar.

La atención que ofrece el lugar va dirigida además a damnificados y otros sectores marginados de la sociedad civil, incluyendo a personas de la tercera edad y niños desamparados.

Ortiz Castillo detalló que entre los 60 menores que ahí viven de manera permanente, hay también niños de guardería, de padres que no tienen otro espacio para dejar a sus hijos mientras ellos trabajan y huérfanos.

Hay desde el más pequeño, como el caso de "Pedrito", hasta de 12 años, tanto niños como niñas.

Como parte de su integración, los menores recorren centros comerciales y lugares de concentración masiva acompañados de personal del albergue, ahí cantan, exponen sus cualidades artísticas y se divierten sanamente como lo que son, simplemente niños.

A cambio, la gente que se detiene a verlos les regala generalmente monedas, recursos que son utilizados para comprar comida, ropa, juguetes y medicina que los mismos niños donan a internos pobres, en asilos y otros albergues carentes como ellos.

"Se trata de que se diviertan, paseen en horas fuera de escuela y si obtienen algún recurso por ello, lo donen a gente aún más necesitados que ellos", indicó la directora del albergue.

En el albergue los niños son libres y están de manera voluntaria. Pueden irse en el momento que ellos quieran, pero en realidad ahí se sienten protegidos y como si fueran parte de una familia muy numerosa, incluso ellos aseguran que son "hermanos".

Sin embargo, la gran mayoría tiene muy clara su realidad y lo que han pasado en su vida. Varios han conocido el mundo de las drogas, la prostitución y la trata, pero han sido rescatados

Esa amarga experiencia y su rehabilitación se ha convertido en una herramienta útil para ayudar a quienes se encuentran en situaciones similares a las que ellos pasaron.

Cuentan sus experiencias a los niños nuevos que llegan al albergue como una manera de motivarlos a cambiar, en tanto que el amplio conocimiento que tienen de las calles les ha servido para buscar, identificar y rescatar a niños perdidos.

Eso ha permitido que Ejército de Salvación de Tapachula haya entregado sanos y salvos a muchos niños que estaban reportados como desaparecidos.

Algunos de ellos se habían extraviado en su camino a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida, pero también hay quienes habían sido raptados para explotarlos laboralmente.

Redacción/SinEmbargo

Redacción/SinEmbargo

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