Merkel, la mujer que reinventó a la democracia cristiana alemana

12/09/2013 - 7:47 am

 

Por María Laura Aráoz

Berlín, 12 sep (dpa) - Mujer, del este, protestante y divorciada. Angela Merkel no tenía las credenciales adecuadas para dirigir los destinos de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), una formación conservadora, mayormente católica y de profunda raigambre en el oeste de Alemania, que acabó rendida a su pies en poco más de una década.

La carrera de Merkel fue meteórica y nada convencional. La doctora en física, que trabajaba en un instituto científico de la Alemania comunista cuando cayó el Muro de Berlín, llegó a la CDU a través de Amanecer Democrático, un grupo surgido de las protestas cívicas que se sumó a los democristianos.

El patriarca de la CDU Helmut Kohl reparó rápidamente en esta joven lista y la nombró en 1990 ministra de una cartera poco influyente, la de Mujer y Juventud. Con 36 años se convirtió en el miembro más joven del gabinete.

Algunos dicen que Kohl, que la llamaba "La Muchacha", la había elegido un poco por cuota -mujer y del este- y otro porque creyó que al ser novata en las lides políticas tendría mayor influjo sobre ella. En 1994 le encomendó un ministerio más espinoso, el de Medio Ambiente.

La sonora derrota de Kohl ante el socialdemócrata Gerhard Schröder en 1998 y la pérdida del poder tras 16 años de hegemonía conservadora le permitió escalar a la secretaría general del partido, mientras se ganaba adeptos con una rapidez mental admirable y carente de toda arrogancia.

Un año más tarde llegó uno de los momentos culminantes: "El partido tiene que aprender a caminar solo en el futuro", instó en diciembre de 1999 al emanciparse del canciller de la reunificación por un escándalo de donaciones ilegales. La CDU se encontraba en caída libre y su rápida reacción le aseguró el respaldo de las bases ansiosas por dejar atrás la peor crisis de la formación.

El remolino de la contabilidad paralela también se tragó al sucesor de Kohl, Wolfgang Schäuble, que dejó la presidencia por un cheque dudoso. Merkel fue elegida en abril de 2000 como primera mujer al mando de la CDU con el 95,9 por ciento de los votos.

Su ascenso no fue un camino de rosas en un partido lleno de hombres que la llamaban despectivamente "Mutti" ("Madrecita"). Al acecho estaban las camarillas partidistas como el llamado "Pacto Andino", un grupo de democristianos que se habían jurado fidelidad en un viaje a América del Sur veinte años atrás.

Con el correr del tiempo, muchos de los "andinistas" quedaron en el camino por obra y gracia de Merkel: el jefe de grupo parlamentario Friedrich Merz y el primer ministro de Hesse Roland Koch emigraron a altos puestos ejecutivos en empresas.

El ex jefe de gobierno de Baden-Württember Günter Oettinger fue desplazado a Bruselas como comisario europeo de Energía y el de Baja Sajonia Christian Wulff fue propuesto por Merkel para la presidencia alemana, a la que dimitió al año por presunto tráfico de favores.

La victoria en las elecciones de 2005 y la asunción a la jefatura de gobierno de Alemania consolidaron definitivamente el poder de Merkel dentro del partido.

Según sus seguidores, su gran mérito fue transformar a la CDU en un partido más moderno y pragmático. Ya como secretaria general le imprimió este sello al reconocer realidades a las que los conservadores cerraban los ojos como las familias con distintos padres o los problemas de la mujer para compaginar familia y trabajo.

Pero, ¿a qué precio? Al mando de Merkel, la CDU rompió tabúes como suprimir el servicio militar o acabar con la energía atómica y enarboló banderas de la oposición como el salario mínimo universal.

"Lo ideológico ha aterrizado en el archivo. Los principios de la CDU se han ampliado tanto, que puede ser votada también por seguidores del SPD y de Los Verdes", se quejó el diario "Frankfurter Allgemeine Zeitung", sumándose a las voces que afirman que Merkel "socialdemocratizó" a los conservadores.

"La hija de pastor del este alemán ha convertido el partido conservador renano en una organización fuerte con un canon de valores difuso", estimó la revista política "Cicero".

Los detractores se quejan de que ya no hay vertientes definidas como cuando coexistían las alas nacional conservadora, la cristiano social y la de libre mercado. Falta debate interno y los críticos son silenciados, alegan. Sin rivales de peso, solo tienen voz los políticos designados o promovidos por Merkel.

"La CDU al mando de Angela Merkel está hecha a medida de la mujer que encabeza el partido y la cancillería", sentencia el conservador "Frankfurter Allgemeine Zeitung". Prueba de ello es la campaña de la CDU para los comicios generales, centrada en la persona de la canciller. La revista "Der Spiegel" ya encontró nuevo nombre para la formación: "Asociación para la Elección de la Canciller".

Redacción/SinEmbargo

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