Ciudad de México, 18 diciembre (SinEmbargo) Además de ser el mejor amigo de Hugh Laurie, Emma Thompson y Kenneth Branagh, con quienes trabajó en la hermosa película Los amigos de Peter, el actor, escritor y director británico Stephen Fry (Londres, 1957) es un apasionado activista por los derechos homosexuales.
Así lo dejó expresado por su férrea condena a los Juegos Olímpicos de Invierno que se llevarán a cabo en Sochi, Rusia, un país donde gays y lesbianas son atacados en forma constante frente a la vista gorda del Estado y a veces con la complicidad del propio gobierno encabezado por Vladimir Putin.
De hecho, 20 años después de la legalización de la homosexualidad, el Parlamento ruso instituyó lo que se conoce como “ley antigay”, que impone multas a los individuos acusados de repartir "propaganda a favor de relaciones homosexuales" entre niños e incluso propone multas para los que expresen esas posturas en la prensa o internet.
El rechazo oficial a los homosexuales lo vivió Stephen Fry en sus propias carnes cuando en junio pasado, mientras filmaba un ciclo documental sobre las formas de vida de la comunidad gay enel mundo, comprobó las grandes dificultades de los jóvenes activistas de la causa en Rusia.
Frágiles y valientes “como abedules en medio de una violenta tormenta de nieve”, según describió un periodista británico, los homosexuales rusos se enfrentan a diario a un monstruo de muchas cabezas que quiere hundirlos en la ignominia y el desprecio.
Vitaly Milonov, un miembro del parlamento local en San Petersburgo, llamó al actor de Wilde “un portador diabólico del mal” y ambos se enredaron en un acalorado intercambio que fue grabado y luego transmitido por la BBC.
El también actor de Harry Potter, considerado por The Observer miembro de una tradición de exquisitos cómicos ingleses y por tanto con derecho a estar entre los 50 mejores comediantes en la historia del Reino Unido, no se queda atrás y compara a la cruzada anti-homosexual de Putin con el Holocausto.
“¿Cómo puedes dormir por la noche?, preguntó Fry a Milonov.
“Puedo dormir después de rezar”, respondió el político que aun violando las reglas mismas del Comité Olímpico Internacional, amenazó a los atletas extranjeros que se presenten en Sochi con “arrestarlos si se dedican a hacer propaganda homosexual”.
MEJOR HABLEMOS DE LIBROS
Pero Stephen Fry, además de activista dedicado y actor de enorme talento, es un gran amante de la literatura y en tareas más gratas en Rusia quiso saber quién es el nuevo Tolstói, Dostoievski o Gógol a la espera de ser descubierto en Occidente.
Así nació la película documental Russia´s Open Book: writing in the age of Putin (Libro abierto de Rusia: escribiendo en la era de Putin) se centra en seis autores contemporáneos muy reconocidos y premiados: Dmitri Bykov, Zajar Prilepin, Mariam Petrsosián, Anna Starobinets, Vladímir Sorokin y Liudmila Ulítskaia.
El filme incluye secuencias de animación basadas en las obras de los autores entrevistados y el propio Fry realiza una lectura dramatizada en inglés de algunos fragmentos.
“Quizá crea que la literatura rusa no es más que un catálogo de sufrimiento, pena y aflicción, pero en realidad es mucho más que eso. Hay tanta alegría y esperanza y tanto sobre el espíritu humano en ella”, dice Stephen en el documental.
“Estos seis escritores rusos y sus contemporáneos deben enfrentarse al pasado, vivir en el presente y crear mundos de ficción que existirá en el futuro”, agrega.
El documental está dirigido por Paul Mitchell (Premio Peabody 2012 por la serie para la BBC/NatGeo Putin, Russia and the West? y Sarah Wallis (Premiada por Royal Television Society Award por Homecoming, documental sobre Alexander Solzhenitsin).
