El 12 de abril de 1961, el joven cosmonauta Yuri Alekseyevich Gagarin, realizó un vuelo de 108 minutos por el espacio a bordo de la nave Vostok 1, lo que no sólo representó una victoria de la entonces Unión Soviética sobre su rival Estados Unidos, sino que comenzó la aventura de la humanidad más allá del planeta.
“¡Veo la Tierra! ¡Es tan hermosa!”, dijo Gagarin aquel día, en una frase que se ha quedado para la historia.
En una entrevista para la agencia AFP, la experta Cathleen Lewis, comisaria de Programas Espaciales Internacionales en el Museo Smithsonian en Washington, expuso que, con el tiempo, el vuelo de Gagarin adquirió un significado más profundo, y más vasto: “Gagarin es visto ahora más como un héroe universal y no sólo soviético”.
Gagarin, quien aquel día de abril tenía 27 años recién cumplidos –nació un 9 de marzo de 1934 en Klúshino, un pequeño poblado al oeste de Moscú– nació en una familia modesta. Su padre, Alekséi, era carpintero y granjero, mientras que su madre, Anna, se encargaba de las labores del hogar y a criar a sus cuatro hijos.
El primer hombre que viajó al espacio contaba que les tocó vivir la invasión nazi a la URSS y justo un día, cuando observó el aterrizaje forzoso de un caza soviético eligió su destino: sería piloto.
De acuerdo con el sitio La Yuriesfera, en 1951 se graduó en Lyubertsy como fundidor y simultáneamente terminó el séptimo curso de secundaria, lo que le permitió proseguir con los estudios superiores en el Instituto Técnico Industrial de Saratov. Desde septiembre de 1954 a octubre de 1955 participó en el Club de Vuelo de Saratov, donde consiguió su primer sueño: aprendió a volar con una aeronave Yakovlev Yak-18 y realizó sus primeros saltos en paracaídas.
Luego fue enviado a la Escuela de la Fuerza Aérea de Orenburg, donde además de en el Yak-18, aprendió a volar en el reactor MiG-15.
Ahí, Yuri se casó con su novia, Valentina Ivanovna Goryacheva (luego Valentina Gagarina). Tras graduarse en la Escuela de Orenburg con excelentes notas fue enviado, en diciembre de 1957, a la Flota del Norte en el Ártico, como piloto de Aviación de la Marina Militar soviética.
Había leído a Tsiolkovski (maestro y visionario autodidacta ruso considerado el precursor de la cosmonáutica soviética) y vio con enorme interés el lanzamiento del Sputnik-1 –la primera nave espacial de la historia–, que fue además la puerta que conduciría al hombre hacia el Cosmos.
“El 12 de octubre de 1959 Yuri Alekseyevich y otros compañeros de profesión aeronáutica, civiles o militares son seleccionados para someterse a una serie de misteriosas entrevistas. Lo único que los pilotos pueden suponer es que se trata de una selección para un nuevo tipo de avión. Hombre determinado, es elegido para la siguiente tanda de entrevistas y pruebas que se celebrarán en Moscú bajo la dirección del coronel de la fuerza aérea Yevgueni Kárpov. Las pruebas se van tornando cada vez más exigentes y del grupo inicial sólo quedan 20 aspirantes, que a principios de 1960 dejan sus unidades de procedencia y formarán el Grupo 1 de Cosmonautas de la Fuerza Aérea Soviética”, detalla La Yuriesfera.
El 8 de abril de 1960, Yuri es elegido como cosmonauta titular de la misión Vostok-1 y, un año después, el 12 de abril de 1961, a las 09:07, hora local de Moscú, el primer cosmonauta de la historia partía hacia el espació. “¡Poyéjali!” (¡Allá vamos!), exclamó Gagarin.
Vinieron más y más misiones, que realizó ya siendo un héroe nacional y una figura reconocida a nivel internacional. Pero el 27 de marzo de 1968, a los 34 años de edad, murió en un accidente a bordo de un MiG-15 UTI. Las causas del accidente fueron investigadas por las autoridades, pero buena parte de las conclusiones se reservaron por completo.

























