Lo de Manuel Velasco raya en lo pornográfico. Bien lo dice Jenaro Villamil en este artículo recientemente publicado.
Este tipo hace el ridículo. Y lo hace a costa de nuestros impuestos. Porque está difícil que de su salario pueda pagar una campaña de diez millones de dólares. Gabriel Zaid escribiría de manera extensa acerca de este gigantesco aparato burocrático (El progreso improductivo), que como una hidra de Lerna se extiende a todos los aspectos de la vida nacional. Consumen nuestros impuestos con insaciable apetito.
Es axiomático. Estos mequetrefes que jamás han trabajado tienen a su disposición cantidades casi ilimitadas de dinero. Y si no las tienen las adquieren. Las convierten en deuda pagable por todos nosotros para las próximas generaciones. Si no pregúntenle a Moreira.
Este narcisismo burocrático tendría que acabarse. Exhibiciones pantagruélicas de abuso del erario son la norma, no la excepción. Pero para acabar con ellas hay que modificar leyes. Y el problema es que ellos las hacen.
Chiapas es el estado más pobre del país. Sus pobladores han sufrido las consecuencias del caciquismo por siglos. Pero al igual que el resto del país, la televisión impone un candidato genérico intercambiable (bien parecido y que salga e las revistas del corazón) para gobernar un estado de extraordinaria complejidad.
Y es que nos gusta el show. Los extranjeros se preguntan sorprendidos por qué no hacemos nada. En su sistema de creencias eso no sucede. A un gobernador de California lo sacaron a patadas porque mintió. Entró en su lugar el infumable Schwarzenegger.
Manuel Velasco se equivoca, como se equivoca Eruviel Ávila y algunos otros que huelen el trono. Se equivocan en la sobreexposición mediática. Si realmente quieren hacer algo deben de trabajar en sus estados para erradicar las profundas desigualdades. Esos diez millones de dólares son una cachetada no solo para los chiapanecos, lo son también para el resto de los mexicanos.
A los capitalinos les importa un carajo lo que ande haciendo este muñeco. Bastante tiene con el camaleónico Mancera. Luego vendrán los premios y reconocimientos a los periodistas que enaltecen las inexistentes cualidades de estos engendros políticos.
Luego se ponen duros queriendo cobrar más impuestos. Como si no supiéramos que esos impuestos pagados con sacrificio van a parar a esas campañas mediáticas que nada aportan.
Cuando podamos sacar a patadas a este tipo de políticos, o meterlos a la cárcel, entonces entenderán que el dinero público no se recauda para auto promocionarse. Se recauda para tratar de cubrir las desigualdades. Diez millones de dólares tirados a la basura. Ni más ni menos. Es absolutamente injusto para los millones de mexicanos que viven en extrema pobreza. Esos millones podrían ayudar muchísimo. Pero prefiere su rostro en espectaculares. Que idiotez. Así no se ayuda.






