La escritora Florencia Canale habló con SinEmbargo sobre La cruzada una novela que recorre la vida de Catalina de Erauso, sus pasiones, temores y aventuras.
Ciudad de México, 16 de julio (SinEmbargo).– Catalina de Erauso fue una mujer de avanzada para el siglo XVII donde le tocó vivir una joven preparada y aventurera que dejó el convento en donde fue recluida para vestir ropas de hombre para vivir como uno en la guerra y los viajes trasatlánticos que la llevaron a vivir sus últimos días en tierras de lo que es México. La Monja Alférez, como también se le conoce, es además la protagonista de La cruzada, la más reciente novela de la escritora y periodista argentina Florencia Canale.
“Para mí encontrarme con este personaje fue fruto del azar más absoluto. Yo no sabía quién era y no estaba buscándola, sino que estaba buscando información para mi novela anterior de un prócer argentino, Bernardo de Monteagudo. Y allí apareció esta mujer que me pareció deslumbrante e inquietante. Leí por arriba quién había sido y me atreví inmediatamente a escribirle a mi editor y a decirle, ‘yo quiero escribir sobre esta mujer’”, comentó Canale a SinEmbargo al reconocer que ciertamente nada tenía que ver con lo que ella venía abordando, historias del siglo XIX en América del Sur.
Florencia Canale ahondó que mientras avanzaba en su novela de Monteagudo, titulada El Diablo, iba recopilando material de Catalina de Erauso. “En un principio me mandé a traer sus memorias que son 70 y pocas páginas escritas por ella y a partir de ahí empecé a asombrarme cada vez más y a querer terminar mi novela anterior para poder zambullirme en la vida de esta mujer, esta vida rocambolesca y casi producto de una fantasía, esta vida tan inquietante ya por haber nacido en 1592 y por haber experimentado ese sinfín de acontecimientos propios de la odisea más que de una mujer en el siglo XVII”.
“Es un libro que nos exhibe a cielo abierto la intención de esta mujer en el 1600 de construir la figura de una escritora, es un texto bastante plano, sin embargo es el germen para una escritora del siglo XXI para ahondar más, para buscar más, para perseguir y para intentar reproducir la vida novelesca porque me parece que incluso Catalina intenta transformar su vida en una novela, ahí se nota por supuesto su gesto, su intención casi delictiva, digamos, de omitir, borrar, exponer, inventarse una novela, esto es lo que hacemos, quienes escribimos”, ahondó Canale.

Florencia Canale dijo que además de este libro de 70 páginas ella llevó a cabo una investigación rigurosa e historiográfica del momento sobre lo que sucedía en España en el 1500, en el 1600, sobre lo que sucedía en Francia, lo que sucedía en Europa y de lo que sucedía en América. “Lo más importante y primordial en el género es la investigación y el rigor histórico. Después viene todo lo otro. Por supuesto que tal vez sea una elección que uno toma o no toma. Yo sí tomo esta elección para mis trabajos, de respetarlos enormemente”.
La escritora argentina compartió que al momento de hacer una novela histórica como La Cruzada es importante quitar el bronce de los personajes históricos: “El bronce precisamente lo que hace es mantenerlos rígidos, estáticos y bueno, imposibles de aprender, de avanzar y cuando quedan así tan rígidos, tampoco son personajes interesantes a la hora de escribir. Digamos, mantenerlos en el bronce los transforma en seres impolutos y a mí no me interesa eso para escribir, a mí me interesan las pasiones de los personajes históricos, un personaje histórico fue antes una persona de pasiones, pasiones de todo tipo, no estoy hablando de la pasión amorosa, estoy hablando del desborde de la sangre, de la urgencia de la desmesura, digamos, es eso lo que a mí me interesa y el bronce nada tiene de todo esto”.
“Me interesan las sombras de los personajes. La herida es lo que me interesa”, sostuvo. Y en el caso de Catalina de Erauso esta herida fue el momento en el que ella escapa del convento y decide que no mantendrá el status quo, “que no se quedará allí adentro en el claustro teniendo una vida tal vez repleta de certezas y de seguridades para atreverse a ser diferente, a intentar desafiar su destino”.
“Ella a los 15 años decide que se transformará en una fugitiva, que afuera está la libertad. Es una viajera anticipada: una exploradora, una conquistadora con todas las letras. Peleó como Alférez, como soldado bajo las órdenes del rey agazapada debajo de uniforme de hombre. Vestida de varón y adoptando una identidad apócrifa como varón, don Francisco y demás alias que empezó a tomar, perseguida por ella misma, por su mujer, digamos. Tenía que esconder lo femenino porque eso podía ser un argumento ideal para el castigo, la tortura y la muerte”.




