“Vivo prácticamente encerrada porque trabajo en el Senado con narcopolíticos que están protegidos por la Presidenta”. Empezó la todavía Senadora del PRIAN Lilly Téllez en una entrevista de la cadena Fox News el pasado jueves. Ahora dice que no pidió la intervención militar de EU, pero sí lo hizo y fue mucho más lejos en su temeridad disparatada: pidió el derrocamiento del Gobierno constitucional de México. Dijo: “Estos gobiernos como el de México son financiados por los cárteles. Esa es la razón por la que no quieren que proceda”. Cuando dice “proceda” se refiere a lo que la entrevistadora de Fox News, Rachel Campos-Duffy, esposa del actual Secretario de Transportes de Donald Trump, le preguntó a Téllez qué opinaba de que Trump “liberara” ---esa fue la palabra que usó--- a América Latina de los cárteles como lo hizo con ISIS, según ella, en tres meses. Lilly Téllez respondió: “Liberar a América Latina de los dictadores de izquierda como los de México, Cuba, Venezuela, y Nicaragua”. Es decir, no sólo Lilly propuso una intervención militar y el derrocamiento del Gobierno electo constitucional de México, sino que avaló un bombardeo indiscriminado contra civiles, como ocurrió cuando la supuesta “eliminación” de ISIS o Estado Islámico, en Irak y Siria. Esa fue la declaración de una Senadora de México a una cadena de televisión estadunidense. Ahora que no se haga la perseguida: pidió intervención militar, derrocamiento de su Gobierno, y bombardeo a civiles. Eso fue lo que hizo y por eso, a pesar de su pequeñez política esta columna trata sobre la traición a la Patria.
Empecemos por ahí. La traición a la Patria no es algo subjetivo. Está en las leyes mexicanas, tras las dos intervenciones, apoyadas vergonzosamente por mexicanos. Durante la invasión de Estados Unidos en 1847, un grupo de fifís, aristócratas del ejército, Los Polkos, se adhiere a la ocupación pensando que así caerá el Gobierno de Valentín Gómez Farías, y regresará Santa Anna y, con él, las posesiones que la han quitado a la jerarquía rica y poderosa de la Iglesia Católica para sostener a un ejército popular, descalzo y sin municiones, que defiende a la Patria. A estos traidores, el pueblo le llama “los polkos” porque son partidarios del Presidente invasor, James K. Polk, de quien han recibido 50 mil dólares para ponerse a su servicio. Además del restablecimiento de Santa Anna, Los Polkos quieren disolver el Congreso y que se les regresen tierras, joyas, y oro a la Iglesia Católica que los apoya en la subversión. Al final, esa revuelta logra su objetivo y regresa Santa Anna para, como todos sabemos, entregar la mitad del territorio de México a los Estados Unidos. Hasta la fecha es una de las traiciones de la élite mexicana contra la Nación más costosas de la historia.
La otra invasión por la que hoy existe en las leyes el delito de traición a la Patria es la súplica de los conservadores para que nos viniera a gobernar Maximiliano de Habsburgo, veinte años después de la pérdida de la mitad del país. En el Discurso que José María Gutiérrez de Estrada, autonombrado representante de todos los diputados, que da en Miramar el 3 de octubre de 1863, donde le suplica que el Archiduque Maximiliano de Austria venga a gobernar México encontramos muchas similitudes con lo que dice la Senadora Lilly Téllez ahora, en el 2025. Dice Gutiérrez Estrada: Empieza diciendo: “El nombre de Méjico es sinónimo de desolación y de ruina”. Tal, como ahora se dice que México es violento y controlado por grupos criminales. Dice Gutiérrez: “Hemos adoptado, inexperta y confiada, las instituciones republicanas, tan contrarias a nuestra constitución natural, a nuestras costumbres y tradiciones, y que, haciendo la grandeza y el orgullo de un pueblo vecino ---se refiere a Estados Unidos--- , no han sido para nosotros sino un manantial incesante de las más crueles desventuras”. Es decir, igual que los neoconservadores libertarios de Salinas Pliego, Gutiérrez Estrada no cree en la democracia y le adjudica el haberla adoptado todas las desventuras. Así, como los que dicen que el pueblo no puede elegir jueces o a los consejeros del Instituto Electoral. Pero sigue las coincidencias. Dice Gutiérrez Estrada: “A otras instituciones políticas recurre ansioso y esperanzado ---se refiere a la monarquía---; prometiéndose que le serán aún más provechosas que cuando era colonia de una monarquía europea, y más, si logra tener a su frente a un Príncipe católico que, a su eminente y reconocido mérito, reúne también aquella nobleza de sentimientos, aquella fuerza de voluntad, y aquella rara abnegación que es el privilegio de los hombres predestinados a gobernar, regenerar y salvar a los Pueblos extraviados e infelices, a la hora decisiva del desengaño y del peligro. Mucho se promete Méjico, Señor, de las instituciones que le rigieron por espacio de tres siglos, dejándonos, al desaparecer, un espléndido legado que no hemos sabido conservar bajo la República democrática (…) Acoged, Señor, propicio los votos de un pueblo que invoca vuestro auxilio, y que ruega fervoroso al Cielo que corone la obra gloriosa de Vuestra Alteza. Que luzca, Señor, para Méjico, la aurora de tiempos más dichosos, al cabo de tanto padecer, y tengamos la dicha incomparable de poder anunciar a los Mejicanos la buena nueva, que con tanta vehemencia y zozobra están anhelando; buena nueva, no sólo para nosotros, sino para Francia, cuyo nombre es, de hoy más, inseparable de nuestra historia, como será inseparable de nuestra gratitud para Inglaterra y España”.
Así, igual que Marko Cortés, Lilly Téllez, Xóchitl Gálvez, Eduardo Verástegui y demás compañía. Los traidores a la Patria creen o dicen creer que somos un pueblo extraviado que sólo se arreglará si vienen de afuera a invadirnos. Al igual que Lilly, JM Gutiérrez Estrada hablaba en nombre de la mayoría de los mexicanos y a su nombre pide al emperador Maximiliano. Luego, la derrota que les inflingiría Benito Juárez hablará de lo mal que estaba entendiendo la derecha conservadora monárquica mexicana la situación del pueblo, en cuyo nombre se atrevió a pedir una guerra de invasión que duró 5 años y miles de muertos.
Por eso, esas dos traiciones son ahora delitos. La traición a la Patria no es que, como dicen los usuarios de redes que apoyaron a Lilly, lo que se te ocurra, como que es peor traición a la Patria “regalar el dinero de los mexicanos”, sino que tiene un contenido legal que viene de nuestras luchas históricas. Por eso, el Código Penal federal define al traidor a la Patria como quien “realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la Nación Mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero; quien tome parte en actos de hostilidad en contra de la Nación, mediante acciones bélicas a las órdenes de un Estado extranjero o coopere con éste en alguna forma que pueda perjudicar a México; prive ilegalmente de su libertad a una persona en el territorio nacional para entregarla a las autoridades de otro país o trasladarla fuera de México con tal propósito; forme parte de grupos armados dirigidos o asesorados por extranjeros; organizados dentro o fuera del país; reclute gente para hacer la guerra a México, con la ayuda o bajo la protección de un Gobierno extranjero; tenga, en tiempos de paz o de guerra, relación o inteligencia con persona, grupo o gobierno extranjeros o le dé instrucciones, información o consejos, con objeto de guiar a una posible invasión del territorio nacional o de alterar la paz interior; proporcione dolosamente y sin autorización, en tiempos de paz o de guerra, a persona, grupo o gobierno extranjeros, documentos, instrucciones o datos de establecimientos o de posibles actividades militares; oculte o auxilie a quien cometa actos de espionaje; proporcione a un Estado extranjero o a grupos armados dirigidos por extranjeros, los elementos humanos o materiales para invadir el territorio nacional, o facilite su entrada a puestos militares o le entregue o haga entregar unidades de combate o almacenes de boca o guerra o impida que las tropas mexicanas reciban estos auxilios; solicite la intervención o el establecimiento de un protectorado de un Estado extranjero o solicite que aquel haga la guerra a México; invite a individuos de otro Estado para que hagan armas contra México o invadan el territorio nacional, sea cual fuere el motivo que se tome; trate de enajenar o gravar el territorio nacional o contribuya a su desmembración; reciba cualquier beneficio, o acepte promesa de recibirlo, con el fin de realizar alguno de los actos señalados; acepte del invasor un empleo, cargo o comisión y dicte, acuerde o vote providencias encaminadas a afirmar al gobierno intruso y debilitar al nacional; cometa, declarada la guerra o rotas las hostilidades, sedición, motín, rebelión, terrorismo, sabotaje o conspiración”. Hasta ahí. La Senadora, por supuesto, que ha incurrido en al menos dos de estas acciones de traición: invitar a los extranjeros asegurando que una mayoría los quiere aquí, y acordar medidas para debilitar al Gobierno nacional, cuando en reiteradas ocasiones, los dos dirigentes del PRIAN han ofrecido sus asentaderas para una intromisión militar disfrazada de ayuda o cooperación.
La todavía Senadora Téllez ha tenido una vida ligada a dar la cara para montajes televisivos. Recordemos su acoso al Procurador Samuel del Villar durante el primer Gobierno electo en la capital de la República. Eran los días posteriores al asesinato del conductor de TVAzteca, Paco Stanley, y el dueño de la televisora, el evasor de impuestos, Ricardo Salinas Pliego, salió a los minutos de haber ocurrido la que hoy presumimos fue un ajuste de narcotraficantes del "Mayo" Zambada por deudas de drogas del conductor, es de 7 de junio de 1999: “La impunidad nos aplasta. ¿Y dónde está la autoridad? ¿Para qué pagamos impuestos? ¿Para qué tenemos elecciones? ¿Para qué tenemos tres poderes? ¿Para qué tanto Gobierno cuando no hay autoridad?” En ese contexto una conductora llamada Lilly Téllez fue apostada a las afueras de domicilio particular del Procurador para exigirle avances en la investigación a la hora que llegaba, a las tres de la mañana. El vehículo que Téllez puso a vigilar al funcionario público era propiedad de la representación de Sonora en la Ciudad de México que dirigía entonces su exesposo, Abelardo Rodríguez Mendoza. El político, fundador de la cadena de televisión sonorense en que empezó su carrera la conductora, fue encontrado culpable de violar la Ley de Responsabilidades de Servidores Públicos por andar prestando un coche oficial. Lilly se prestó a la cortina de humo de que lo de Stanley era parte de la inseguridad en la Ciudad de México y que le había podido ocurrir a cualquiera que lo acribillaran unos sicarios en un estacionamiento.
El otro montaje fue el de la desaparición de la niña Paulette Gebara Farrah en el seno de la zona más privilegiada del Estado de México cuando la gobernaba Enrique Peña Nieto: Huixquilucan. Esto ocurrió el 21 de marzo de 2010. TvAzteca decidió exculpar a la familia de la niña y mandaron a Lilly Téllez a entrevistar a la mamá que había sonado muy poco comprometida en el anuncio que grabó para que unos supuestos secuestradores le regresaran a su hija. Lilly entrevistó a la señora Lizette Farrah sobre la cama de la niña con sus peluches de fondo. Nueve días después, el fiscal de Peña, Alberto Baz Baz y Procurador de Investigación, Tomás Zerón, encontraron a el cadáver de la niña debajo del mismo colchón sobre el que se había posado Lilly Téllez. Se descubrió entonces un montaje para exculpar gente que ya nadie, ni una serie humorística colombiana, pudo deshacer. Tomás Zerón sería después el que compró Pegasus y el que actuó en el ocultamiento de la verdad sobre los jóvenes normalistas de Ayotzinapa. Y Lilly estuvo ahí sirviendo de pieza al nuevo montaje.
Ahora sirve a los mismos intereses con aliados en los Estados Unidos. Los políticos fachos que han pedido la intervención militar en México han sido Linsey Graham, un coronel del ejército gringo quien ha sido el Senador por Carolina del Norte en 2008, 2014, y 2020. Ya ven que ahí se reeligen sin cargos de conciencia. A este lo acompañan William Barr, el Fiscal del primer periodo de Trump, el mismo que aseguró que el pedófilo Jeffrey Epstein se había suicidado en su celda, que hizo la misma comparación entre ISIS y Siria e Irak con los carteles mexicanos, James Comer, el representante por Kentucky que se preguntó porque Trump no había encontrado los famosos laboratorios de fentanilo en México para bombardearlos; y el Senador texano John Cornyn que propuso lo mismo si no les dábamos agua en la frontera. Todos estos políticos estadounidenses proponen la acción militar contra México. De este lado de la frontera han encontrado aliados como la Senadora que nos ocupa y los líderes del PRIAN, además de los que promueven las reuniones de Trump en México de la CPAC, Verástegui y los anónimos diputadillos de Nuevo León del PAN. Hay que recordar que en su gira del adiós en marzo de 2023 Lorenzo Córdoba se incorporó a este selecto grupo al ir a decir frente al Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols, que “la democracia en México es y no es un asunto de nosotros”, abriendo la puerta a una posible intervención. También el 22 de marzo de 2023 fue al Centro de Estudios Estratégicos (CSIS) de Washington donde se habló que, de aprobarse el Plan B la democracia mexicana dejaría de existir. También hay que recordar que la candidata Xóchitl Gálvez fue a Washington a entregar las aduanas a Estados Unidos, suponemos, que para que pasara más fentanilo. Lo de Lilly Téllez, pues es parte del mismo entreguismo de siempre. De Matías de la Peña Barragán, el que lideró a Los Polkos. De Gutiérrez Estrada que le entregó una corona inexistente a Maximiliano y Carlota de Austria. El primero murió de cólera abandonado en Veracruz. El segundo, olvidado y en el exilio.





