EL DÍA EN QUE LA TELEVISIÓN CAMBIÓ

28/04/2013 - 12:00 am

Desde que la televisión se hiciera popular en 1948 ha registrado importantes mutaciones en su estructura tecnológica, en su rol e impacto social; cambios en sus contenidos, en su estrategia comercial, así como en su estética, todo ello influenciado por eventos preponderantes en un mundo de constante transformación.
De hecho, hasta el día de hoy, todavía no se sabe exactamente qué trajo consigo el fin del siglo XX. En aspectos sociales, económicos, políticos, aún se está vislumbrando qué significados se agazapan detrás de todos los eventos que se viven en la actualidad.
El mundo cambió de forma drástica a partir de 2001 cuando las dos torres tocan el suelo de Nueva York. A partir de ese momento las sociedades se suman a una turbulenta espiral de pánico: el estado de bienestar del país más grande e influyente económica y políticamente se ve violentamente amenazado. Si EU salta, muchos países, por pura inercia política, tendrán que saltar con él.
En los últimos años nos ha tocado vivir la crisis económica mundial, que tomó fuerza en 2008, arraigándose amargamente y devastando muchos países europeos. También la llamada «Primavera Árabe», que, con la gota que colmó el vaso en forma de Mohamed Bouazizi, joven de 26 años que protestando contra el gobierno tunecino se inmoló a lo bonzo, la revolución estalló y se metastatizó a lo largo y ancho de muchos países árabes.

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Estos y otros sucesos que el mundo está experimentando, no se hubieran sucedido de la forma en que se sucedieron sin un factor clave en estos tiempos: el internet. Si la red no hubiera empezado a tomar forma a mediados de los noventa, cambiando completamente el rostro de las generaciones que crecieron con su desarrollo, hasta convertirse en la herramienta de comunicación más poderosa de estos días, y tal vez la más peligrosa también, el planeta hoy no sería lo que es.
Lo mismo sucede en términos de la industria cultural. Si Estados Unidos no tuviera algo más de 200 años de historia, con un conocimiento profundo y extenso en el cine que ha derivado en un «arte televisivo» y después audiovisual, en el que el despliegue del marketing y la publicidad es absolutamente penetrante convirtiéndose en un eterno referente con una desarmante capacidad para influenciar otras sociedades, pese a sus fallas y distintas ausencias creativas en la industria cinematográfica hollywoodiense, a lo mejor no hubiesen llegado a México series tan cautivantes como "The Sopranos". Y de ahí toda la vorágine que vino después.

EL BOOM DE LAS SERIES DE TELEVISIÓN

Desde "Twin Peak" (1990), famosa serie de una intriga inaudita, pero más famoso aún su episodio piloto, dirigido por David Lynch, la gente no se enganchaba tanto a una serie de televisión como lo hizo con "24" (2001) o "Lost" (2004), por poner dos primeros ejemplos. Auténticos eventos de masas a nivel mundial. La gente comentaba sus laberínticas tramas tanto en EU como en Francia, México o Australia.

Casi de súbito, llegó una enérgica oleada de series que bruscamente irrumpieron en el universo audiovisual de los espectadores, con una vertiginosa producción que hacía tiempo no se veía. Ante la creciente demanda del público por consumir este tipo de material, la oferta se hizo inabarcable.
¿Qué pasó? ¿Qué nos dan estas series que no encontramos en el cine? Existen muchos y diversos factores, que se unen y sirven de reflujo unos a otros. Para empezar, conectando con la transformación de internet mencionada anteriormente, que pasó der ser una red selecta a la herramienta de poder comunicativo (y por lo tanto de poder a secas) que es hoy día, las nuevas generaciones se acostumbraron mucho más a estar delante de una pantalla de computadora, y poco a poco empezaron a consumir material audiovisual de todo tipo y a experimentar los visionados más dispares, hasta pasar a ser la pantalla global que actualmente se vanagloria de ser.
Este hecho otorgó la posibilidad acomodaticia de no tener que moverse, literalmente, para consumir ocio. Se ha ido perdiendo la dinámica y la costumbre de, por ejemplo, salir de casa, meterse en una sala a oscuras y ver una película. Si a esto sumamos la franca decadencia creativa que sufre la potencia cinematográfica que es EU en casi todos sus aspectos, se puede entender un poco mejor el porqué del fenómeno.

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La crisis de los guionistas de finales del 2007 y principios del 2008 se hizo eco del mal trato que sufren por parte de la industria, y no tenemos más que echar un veloz vistazo a la cartelera, ¿qué tenemos?: superhéroes, remakes de películas antiguas o películas extranjeras, secuelas, precuelas, «spin-offs», «revivals» de géneros perdidos en el olvido como el Péplum o el Western, adaptaciones de series antiguas, de cómics, incluso traslaciones de atracciones temáticas de parques recreativos, como es el caso de la saga Piratas del Caribe. Esta tendencia a sacar ideas y cosas de las inmensas arcas de la cultura estadounidense es, como dijo una vez el crítico de cine Jordi Costa, “el último golpe de pecho del gorila”.
Además, precisamente, hoy día la televisión ofrece más creatividad, más atrevimiento, los guionistas campan más a sus anchas, por así decir, y se sienten más libres de explotar su originalidad.
Este es otro factor a tener en cuenta: desde los inicios, el cine siempre fue considerado superior artísticamente a la televisión. Las razones son obvias: la televisión es un compendio heterogéneo de géneros, publicidad, noticieros, concursos, etc. Pero ahora las series van más allá que el cine, han encontrado un grado de madurez y de sutileza a la hora de tratar ciertos temas que atrae y fascina a la gente. Debido a su formato de larga extensión (que garantiza más trabajo), se puede desarrollar, y por tanto indagar y reflexionar más sobre una trama y sus personajes. A muchas no les importa crear polémicas, romper tabúes, alcanzar cierto grado de complejidad, incluso de ambigüedad moral.
Abarcan además infinidad de géneros, desde el cine negro ("The Sopranos", "The Wire"), el fantástico ("Lost", "Supernatural"), el épico ("Rome, Spartacus"), el épico fantástico ("Game of Thrones"), el hagiográfico ("John Adams"), el médico/psicológico ("Dexter", "Bones", "House", "Grey's Anatomy", "In Treatment"), al thriller ("CSI", "24", "The Shield", "Prison Break", "Homeland"), pasando incluso por el drama «vintage» de la prestigiosa "Mad Men".

Por todas estas razones no es raro encontrar a famosos directores de cine incurriendo en series de televisión, como son los casos más sonados el de Tarantino, dirigiendo un capítulo de "CSI Las Vegas", o Steven Spielberg, produciendo series como "Falling Skies" o "The River".
En cualquier caso existe una retroalimentación mutua, como ocurrió con J.J. Abrams, creador de "Lost", que luego saltó a la pantalla grande. También es el caso de muchos actores que han saltado al cine por su trabajo en series de televisión (Steve Carrell, Jon Hamm, por poner dos ejemplos), o ha servido para rescatar a viejas glorias del cine que ya no aparecían en películas (Gabriel Byrne, Claire Danes, James Woods, Tim Roth y un largo etcétera), y otras que siguen apareciendo pero para las cuales es un honor trabajar en televisión (Steve Buscemi, Al Pacino, Kevin Bacon, Kiefer Sutherland, Ron Perlman, Paul Giamatti, Dustin Hoffman y otro largo etcétera).

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El ejemplo culminante acaba de suceder hace apenas unos días: "Behind the candelabra", película de Steven Soderbergh, producida por la HBO Films para televisión, está en la Sección Oficial a concurso del Festival de Cannes 2013.
Cabe señalar que, mientras las grandes productoras televisivas estadounidenses son privadas, tales como HBO, ABC, CBS, AMC, Fox TV o NBC (las principales responsables de todo el inmenso carrusel serial), la PBS (Public Broadcasting Service), la cadena pública más prestigiosa de EU, siempre ha sido identificada, de hecho con razón, con producciones de carácter más social o pedagógico.
No es el caso de la BBC, que es la última gran maquinaria pública que le queda al Reino Unido, responsable de series tan interesantes como "Little Britain" (de la que ya hicieran un «spin-off» en EU) o "Bodies".
Hablando de la fiebre de las series fuera de EU, precisamente Channel 4, también inglesa, viene avalada por tres prestigiosas series: "Skins", "Misfits" y la más reciente y perturbadora "Black Mirror".
O en México, con una producción que batió records: "Capadocia", producida precisamente por HBO Latin America Group, que también creó "Epitafios" en Argentina y la comedia policíaca "Mandrake" en Brasil.

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Alexis Castro Peñalva

Lo dice el reportero