Ciudad de México, 21 febrero (SinEmbargo).- ¿Cómo podríamos “traducir” la palabra garcha del argot argentino al mexicano? En principio se trata de una palabra vulgar que alude de manera soez al acto amatorio. También alude a algo cuando es una porquería, algo zafio y sin valor, a algo que está de la v…
En ese sentido la usó el legendario rockero argentino Charly García cuando en septiembre pasado describió con su habitual lucidez implacable el estado del género musical en su país de origen.
Lo hizo en una larga entrevista llevada a cabo por Mariano del Mazo, uno de los más prestigiosos escribas musicales en dicho país sudamericano, para el suplemento Radar, del periódico Página 12.
Extrañamente, la especie periodística ha sido destacada esta semana por varios medios argentinos, en un hecho mediático y retroactivo que ha vuelto a poner en el tapete el debate sobre “la tropicalización” del rock en español, en momentos donde todo parece una cumbia o una bachata, por un lado y la conocida agudeza de un artista que como los niños y los locos siempre dice algo que nos deja pensando, por el otro.
“El rock que se hace acá me parece una garcha atómica. Ya no te hablo de música, te hablo de ideología. No tiene ideología. Y no me refiero a peronistas o comunistas. Yo no quiero llenar el Colón de rockeros o de punks. Quiero que la música cumpla la función que tiene que cumplir, que no es incendiar un boliche con bengalas, que no es manifestarse como en una cancha de fútbol, que no es que la banda siga a la gente... La música sirve para curar”, dijo.
La descripción ha tenido repercusiones en las redes sociales en México, donde crece la polémica en torno a la hibridez musical que permite que Café Tacvba ahora haga boleros, Laura León y Los Tigres del Norte sean los números centrales del Vive Latino 2014 y los 60 años de Jaime López sean motivo de portada de una revista como Gatopardo, pero ignorados en las publicaciones de rock como la Rolling Stone.
García, un tipo excéntrico y revulsivo, tiene un indudable talento no sólo para la música, sino también para analizar el oficio al que ha dedicado su vida. Con sus impresiones no ha hecho más que poner en claro una sensación que es unánime a lo largo de todo el continente: el rock ya no es el género más propositivo, arriesgado, emocionante que solía ser.
“Lo más difícil es mantenerte fiel a lo que querés ser. Es lo único que garpa (paga). A mí me internaron y me hicieron de todo... ¿Alguien puede creer realmente que yo soy un drogadicto o un alcohólico? ¿O que estoy loco? ¿A vos te parece que un loco puede hacer Clics modernos?
Yo tomé mucha droga, a veces para experimentar, a veces porque sí. Pero casi nunca afectó mi música. El loco y el artista se parecen, pero el artista tiene la posibilidad de hacer una obra. Eso lo salva. Excepto que se considere loco a alguien porque no le interesa el dinero o no sabe su número de teléfono, como yo. Lo que me cagó la vida fueron la psicología y la psiquiatría”, dice.
“Muchos me preguntan por qué no hago más canciones. La respuesta es: porque estoy harto de la canción. Porque ya compuse cinco mil y todas buenísimas. Después de los Beatles, cualquiera puede escribir una canción. Le ponés un chumbo (un revólver) en la cabeza a un tipo y te escribe una canción.
Lo que no se compra es la gracia, el buen gusto. Los críticos dicen rock alternativo y no sé qué. Y simplemente hay cosas bien hechas y cosas mal hechas. El arte es una habitación blanca: si tenés la pretensión de hacer algo interesante, es necesario tomar elementos, reciclar y combinar. Si no es puro ego. Stravinsky decía que un buen compositor no pide prestado, roba. No cualquiera sabe. El rock ya me rompe un poco las bolas, no me interesa... Lo mejor ya fue y ocurrió entre 1965 y algún momento de mediados de los 70”, afirma.
CIENCIA FICCIÓN MUSICAL
En medio de rumores preocupantes sobre su estado de salud, García ha suspendido las presentación anunciada en el Teatro Colón, donde iba a ofrecer mañana un concierto en el marco de su proyecto Líneas paralelas. Artificio de lo imposible.
Se trata de un espectáculo que en la citada entrevista definió como “una ciencia ficción by Carlos Alberto García Lange (el nombre verdadero de Charly)” y que ya presentó en dicho recinto en septiembre del 2013.
Líneas paralelas da sustancia al libro editado por Planeta Argentina con el título Artificio imposible, un conjunto de dibujos, bocetos, collages, anécdotas, críticas y textos manuscritos.
“Querían una biografía, pero me parece que estoy muy joven todavía, son solo cuarenta años de trayectoria”, dijo Charly García en la presentación del libro.
“Muchas de las cosas escritas a puño ni yo las entiendo, el cerebro va más rápido. Es como si estuviera haciendo una canción, uno escribe así lo que le viene”.
“Es una historia de amor, es una historia de no asfixia del espacio, de mi visión de lo que se llama arte que todavía no la comprendo como no comprendo el infinito, pero sí comprendo que sin aire no hay música”, agregó.
Recientemente, Charly ha sido objeto del documental Existir sin vos. Una noche con Charly García, registro de una sesión de ensayo de La hija de la lágrima, en 1994, a cargo de Alejandro Chomski.
La fallecida María Gabriela Epumer, el Zorrito Von Quintiero, Fernando Samalea y Alejandro Medina acompañan a García en una película que muestra el lado más íntimo de un artista en pleno proceso creativo.
