Ciudad de México, 4 septiembre (SinEmbargo).- En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se entrega, como todos los años desde 2003, el premio La Catrina a autores destacados internacionalmente en los campos de la caricatura y la historieta.
El comité organizador del XII Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta (que se realiza en el seno de la Feria) decidió este año, en forma unánime, entregarle el premio La Catrina a la historietista argentina Maitena Burundarena.
Desde 2003 hasta hoy sólo dos artistas argentinos habían recibido este reconocimiento: Joaquín Lavado, Quino, en 2003 y Roberto Fontanarrosa en 2006.
Maitena asistirá a una exposición museográfica de sus trabajos, participará de una mesa redonda, presentará su primera novela, Rumble y engalanará la ceremonia de entrega del galardón, una escultura del artista español Sergio Aragonés inspirada en un grabado de José Guadalupe Posada.
Maitena Burundarena nació en 1962 en Buenos Aires. De formación autodidacta, es una profesional ampliamente reconocida por sus pares y por un público que la sigue fielmente desde que comenzara a publicar sus primeras tiras eróticas en diversas publicaciones argentinas.
NO SOY FEMINISTA
“Hablo de mujeres porque soy mujer y es mi manera de mirar la vida”, ha sabido decir en entrevista, aclarando con firmeza que no es, como pudiera pensarse, una feminista radical o una pertinaz defensora de su género.
Conocida sencillamente como Maitena, la historietista colabora con el sitio mexicano sinembargo.mx y recientemente ha presentado su primer libro Rumble (Random House Mondadori), una novela que la ha reconciliado con su mundo adolescente y que el lector mexicano conocerá en la próxima Feria del Libro en Guadalajara.
Hace siete años que abandonó su famosa serie Mujeres Alteradas, un trabajo que la ha colocado en la lista de los mejores humoristas gráficos en el país de Roberto Fontanarrosa y Quino.
“Comencé trabajando en redacciones donde había estrellas consagradas y también había gente de mi edad. Nadie nos conocía, éramos los niños de la revista. El Negro Fontanarrosa, que vivía en Rosario, llegaba dos por tres a la redacción de la revista Humor, donde estábamos todos”, recuerda.
“Yo era una chica de 22 años con la cresta parada y el Negro ya era un tipo más grande, casado, muy prestigioso, muy conocido. Cuando fui más grande me hice amiga de él”, dice.
“No me imaginé jamás en mi vida que iba a estar inscripta en la tradición de esos grandes”, afirma con modestia, al tiempo que admite no sentirse para nada igual que ellos.
“Miro un chiste del Negro o una página de Quino y me parecen todavía esos genios inalcanzables. Aprendí mucho mirando cómo ellos resolvían problemas y sigo mirando para tratar de descubrir cómo lo hacen”, dice.
“Uno no empieza siendo un gran dibujante, en realidad va ganando experiencia en el oficio luego de dibujar mucho. De todas maneras, hay gente que es virtuosa y no me siento de ese modo. Me sigo peleando con el lápiz y a menudo las cosas no salen como yo me las imaginaba”, dice.
“Después de la serie Mujeres Alteradas creo que mi dibujo mejoró mucho y estoy empezando a mirarme y a darme cuenta de que muchas cosas de las que hago me gustan bastante”, agrega.
A propósito de su profesión, Maitena, de 51 años, se lamenta porque muchas veces de quienes trabajan en el humor “la gente espera que seas una persona brillante, inteligente, de tiempo completo. Es una exigencia muy grande”.
“Me estresa mucho los encuentros con el público, pues las personas que llenan una sala para verte, en realidad esperan que uno las haga reír y no siempre te sale algo brillante”, admite.
En su nueva serie Curvas peligrosas, que recopilan sus trabajos publicados en la revista dominical del diario argentino La Nación, la historietista habla de las mujeres sólo cuando aparece un tema en relación con su género.
“Estoy más en querer rescatar el espíritu de una época, el consumo, las modas, las tendencias, que por la descripción doméstica de los problemas femeninos. Me corrí mucho de ese lugar”, expresa.
En México, Maitena goza de un gran público que le es fiel y que está conformado no sólo por mujeres. “Este es el primer país en el que me escriben hombres. Muchos mexicanos se acercan a que les firme los libros no para sus novias o esposas, sino para ellos. Eso me sorprende gratamente”, concluye.
