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Blogueros en peligro: Las consecuencias de pensar libremente en Bangladesh

03/05/2016 - 1:01 pm

Siete escritores bangladesíes laicos han sido asesinados desde noviembre de 2014: el profesor de la Universidad Rajshahi AKM Shafiul Islam, el editor literario Faisal Arefin Dipan, el estudiante de derecho Nazimuddin Samad y los blogueros Avijit Roy, Oyasiqur Rahman Babu, Ananta Bijoy Das y Niloy Neel. Al menos otra decena de blogueros y activistas progresistas fueron asesinados y muchos otros fueron víctimas de ataques y de amenazas de muerte por sus posiciones progresistas y laicas desde 2005.

En la imagen, algunos de los escritores laicos asesinados en los últimos años en Bangladesh. De arriba abajo en sentido horario: Faisal Arefin Dipan, Shafiul Islam, Oyasiqur Rahman Babu, Ahmed Rajib Haider, Avijit Roy, Ananta Bijoy Das, y Niloy Neel. Foto: Archivo GlobalVoices.
En la imagen, algunos de los escritores laicos asesinados en los últimos años en Bangladesh. De arriba abajo en sentido horario: Faisal Arefin Dipan, Shafiul Islam, Oyasiqur Rahman Babu, Ahmed Rajib Haider, Avijit Roy, Ananta Bijoy Das, y Niloy Neel. Foto: Archivo GlobalVoices.

Ciudad de México, 3 de mayo (SinEmbargo/GlobalVoices).- Bangladesh, un país con población mayoritariamente musulmana, es oficialmente laico. Pero quienes cuestionan la religión han sido blanco de ataques de extremistas islámicos en numerosas oportunidades durante la última década. Para blogueros, intelectuales y escritores que han criticado abiertamente el conservadurismo religioso en sus escritos, las consecuencias se han vuelto cada vez más letales.

Una pequeña cohorte de blogueros laicos defensores de los derechos humanos ganó notoriedad en 2013 en Bangladesh como motor fundamental de un movimiento de protesta masivo que surgió para exigir la pena de muerte para los responsables de crímenes de guerra cometidos durante el proceso que llevó a que Bangladesh se independizara de Pakistán en 1971. Cientos de miles de manifestantes se congregaron en la plaza Shahbag, situada en el corazón de la capital, Dhaka.

En la imagen, la protesta de Shahbag en Dhaka, Bangladesh, en febrero de 2013. Foto: Especial.
En la imagen, la protesta de Shahbag en Dhaka, Bangladesh, en febrero de 2013. Foto: Especial.

Todos los acusados de crímenes de guerra tienen vínculos con partidos políticos islamistas y algunos incluso formaron parte del gobierno. Los manifestantes reclamaron la pena de muerte para los criminales en gran parte debido a la relativa impunidad que los condenados tienden a recibir en Bangladesh. Si no se les impone la pena capital el temor de los ciudadanos es que los criminales de guerra convictos retornen al poder.

A medida que el movimiento Shahbag fue ganando importancia, muchos manifestantes también comenzaron a exigir que se prohibiera de inmediato la política religiosa.

Durante la a protesta de Shahbag en Dhaka, los asistentes dejaron mensajes e hicieron ofrendas a las víctimas de persecución. Foto: Especial.
Durante la a protesta de Shahbag en Dhaka, los asistentes dejaron mensajes e hicieron ofrendas a las víctimas de persecución. Foto: Especial.

Poco después comenzó una campaña sistemática tendiente a difamar y estigmatizar a blogueros que fueron clave durante la protesta de Shahbag, como antimusulmanes y ateos. Un diario bengalí líder, Amardesh, publicó una serie de virulentos artículos con extractos selectos de diversos blogs escritos por manifestantes de la protesta de Shahbag, sacándolos de contexto y acusándolos de blasfemia.

El bloguero Ahmed Rajib Haider, que estuvo en la vanguardia del movimiento de Shahbag y con frecuencia escribió sobre el fundamentalismo religioso en Bangladesh, fue asesinado a machetazos frente a su casa en Dhaka el 15 de febrero de 2013.

En marzo de 2013, durante el auge de las protestas de Shahbag, un grupo de clérigos conservadores musulmanes presentó ante un comité especial del gobierno una lista con los nombres de 84 blogueros, acusándolos de “ateísmo” y de escribir contra el Islam.

Allama Al Shafi, líder de la destacada coalición islamista Hefazat Islam, que cuenta con más de 35 mil miembros y ha venido luchando contra la educación laica en Bangladesh desde 2010, declaró abiertamente que muchos de los blogueros son “apóstatas” y deben ser “asesinados”.

En la imagen, Allama Al Shafi, líder de la destacada coalición islamista Hefazat Islam. Foto: Especial.
En la imagen, Allama Al Shafi, líder de la destacada coalición islamista Hefazat Islam. Foto: Especial.

Durante este período de extrema tensión, los funcionarios bloquearon sitios que son críticos con el gobierno y arrestaron a muchos de los blogueros de la lista. Paralelamente, algunos líderes de derecha también fueron arrestados.

“ESTOS DÍAS SANGRIENTOS SE ESTÁN CONVIRTIENDO EN LE NORMA”

Bangladesh es una democracia parlamentaria laica, lo que significa que no existe ley que reprima la blasfemia ni ley Sharia. Las personas que se identifican como ateos gozan de los mismos derechos que los demás ciudadanos. El derecho a la libre expresión también está consagrado en la constitución de Bangladesh y en la doctrina internacional de derechos humanos a la que Bangladesh ha adherido.

La constitución de Bangladesh garantiza el derecho al laicismo desde 2011. El laicismo fue uno de los cuatros principios fundamentales de la constitución original de 1972 de Bangladesh. El laicismo fue suprimido de la constitución en 1979 por Ziaur Rahman con la quinta enmienda constitucional y el Islam fue declarado religión del estado en 1988 en la octava enmienda. Bangladesh ha permanecido dividido sobre esta cuestión entre la derecha que pretende que el Islam continúe siendo la religión del estado y la izquierda que está a favor de restaurar la constitución de 1972.

Veinte años después de que el Islam fuera consagrado como religión oficial en la constitución bangladesí, la Corte Suprema acordó considerar una petición que cuestiona tal status. La audiencia fue programada para el 27 de marzo de 2016.

El artículo 57 de la ley sobre tecnología de la información de Bangladesh penaliza la “publicación en forma electrónica de información falsa, obscena o difamatoria.” Conforme al código penal de Bangladesh, todo aquel que actúe con la intención “deliberada” o “maliciosa” de “herir sentimientos religiosos” puede ser juzgado.

Alrededor de ocho años antes de las protestas de Shahbag, la Corte Suprema hizo un gran avance tendiente a reiterar el compromiso de Bangladesh con el laicismo: restableció la prohibición de la política con fundamento religioso, excluyendo a los partidos islamistas de participar oficialmente en la polítical nacional. En 2010, la Comisión Electoral de Bangladesh le solicitó a los tres partidos con base religiosa — Jamaat-e-Islami, Bangladesh Khelafat Andolan, y Tarikat Federation — que modificaran sus estatutos si querían participar de las elecciones. El principal partido religioso, Jamaat-e-Islami, llevó el caso hasta la Corte Suprema. El 1 de agosto de 2013, la Corte resolvió que Jamaat-e-Islami no estaba habilitado para competir en las elecciones porque su estatuto coloca las creencias religiosas por sobre el proceso democrático.

Sin embargo, en los últimos años, el gobierno, el poder judicial y las fuerzas de seguridad no han adoptado medidas significativas para impedir los ataques extremistas contra blogueros y editores.

Rafida Ahmed Bonya, la esposa del bloguero asesinado Avijit Roy, que perdió parte de una mano en el brutal ataque que terminó con la muerte de su esposo, calificó la situación de “calamitosa” en su discurso en un panel de ONU para “poner fin a la impunidad de los crímenes contra periodistas” en noviembre de 2015:

“Estos días sangrientos se están convirtiendo en la norma […] Vivimos en un país donde blogueros, escritores, periodistas, ya no se sienten seguros para expresar sus opiniones”.

Muchos blogueros han dejado de escribir y algunos han pasado a la clandestinidad. Algunos de los blogueros más activos actualmente temen ir a la cárcel o morir en manos de agresores. Mientras otros debieron abandonar el país bajo amenazas.

ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE GlobalVoices. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.

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