Ramón Mercader no fue reclutado para matar a Trotsky: historiador

20/07/2015 - 11:29 am

Foto: eldiario.es
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Ciudad de México, 20 de julio (SinEmbargo/El Diario.es).– El historiador Eduard Puigventós desmonta algunas falsas creencias sobre el asesinato del revolucionario León Trotsky en su libro "Ramón Mercader, el hombre del piolet", y asegura que Mercader, agente al servicio del NKVD soviético, "no fue reclutado con el objetivo de matar a Trotsky".

"Hasta ahora todo el mundo ha afirmado que desde que reclutan a Mercader es con el objetivo de matar a Trotsky. Yo planteo que no. Él es una pieza más en el engranaje y contribuye a la causa a su manera", ha explicado Puigventós en una entrevista con Efe.

"Mercader no fue el elegido para matar a Trotsky, sino que asumió que no había ninguna alternativa, se sacrificó, dijo: ¡Ya lo haré yo!", postula Puiventós en una biografía historiográfica con todos los elementos de una trama de espionaje, sabotaje y amorosa.

El historiador anima al lector a comprender a Mercader en un contexto de guerra mundial en que "dos ideologías se dirimían el mundo", mientras en la España republicana se consideraba que la URSS habían sido los únicos en apoyar su causa y vivían "un momento de fascinación y prestigio del comunismo".

"No es que todos hubiéramos podido matar a Trotsky, pero si hubieras estado totalmente politizado y hubieras creído que ese era tu grano de arena para cambiar el mundo, también hubieras podido ser tú", matiza el biógrafo.

Puigventós aporta una prueba más para argumentar que la posición de Mercader como asesino de Trotsky fue sobrevenida: "La semana anterior a cometer el asesinato se encontraba mal, tenía mucha fiebres, no salía de la cama, contestaba con monosílabos... Sabía que tenía una presión muy grande encima y quizá no es lo que hubiera querido. Pero estaba tan cegado por el fanatismo que creía que le había tocado y que lo debía hacer", explica el historiador a partir de las narraciones de los testimonios.

Fue tras un atentado fallido, preparado desde México, cuando "se toma la determinación de que ha de ser una persona sola la responsable de matar a Trotsky y cumplir con las órdenes dadas desde Moscú hacía tiempo", y Mercader aparece como la persona idónea.

"De mayo a agosto de 1940 estudia la manera de introducirse y, finalmente, una discusión interna de los trotskistas le brinda la oportunidad de llevar un escrito al propio Trotsky y quedarse a solas en el despacho con él", donde le propina el golpe de piolet.

Cinco años después de haber emprendido esta investigación, Puigventós reconoce haber establecido una relación particular con Mercader: "Obviamente es un asesino, pero después de trabajar con él, me lo miro con afecto. No trato de justificarlo, sino de investigar qué le motivó, qué consecuencias sufrió, y qué pensaban los demás de él. Puedo llegar a entenderlo pero obviamente no lo comparto".

Puigventós admite que "creía que ya estaba todo escrito sobre Mercader" pero entonces acudió a "bibliografía secundaria", registros judiciales y policiales de Sudamérica, donde encontró "documentos que no había mirado nunca nadie, como negativos de fotografía sin revelar" y buscó también a las personas que le conocieron".

Tuvo que servirse de la astucia suficiente cuando, por ejemplo, en México se encontró con que la documentación de Mercader "había desaparecido", y se le ocurrió solicitar la de Sylvia Ageloff, su amante, a quien debió conquistar para acercarse a Trotsky.

Entre la ficha de Ageloff, y entre archivos de la policía secreta y del entonces presidente mexicano, Lázaro Cárdenas del Río, el historiador catalán se topó con declaraciones de Mercader, piezas de un rompecabezas que iba tomando forma.

En cambio, en Cuba, no tuvo "tanta suerte" y el Gobierno le puso "trabas burocráticas", además del hecho de que la época de Mercader aún se considera "el período administrativo actual", es decir, período revolucionario, y solo se puede consultar lo que pertenece al período prerrevolucionario.

La relación de Mercader con la familia Castro constituye otra de las principales revelaciones de la presente biografía. La confirman, por un lado, una fotografía de Ramón Mercader con Ramón Castro, el hermano mayor de Fidel y Raúl.

Por otro lado, el testimonio del sobrino de Mercader, que cuenta cómo pudo estudiar veterinaria en la universidad en Cuba gracias a los contactos de su tío, lo que "desmiente que no existió relación con la familia Castro" y, por lo tanto, "no se puede descartar que también con la elite castrista de la época", ha asegurado Puigventós.

De Mercader se decía que "fue entrenado en el arte de matar en la Unión Soviética", o que su hermano era resultado de una infidelidad de su madre con el agente de la NKVD Leonid Eitingon, o que el propio Ramón Mercader tuvo un hijo con Sara Montiel", algo absolutamente imposible según pruebas irrefutables que aporta en este libro.

Y es que las falsas creencias que Puigventós desmiente del asesino catalán más famoso del mundo se suceden a lo largo de las más de 600 páginas de la obra.

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Redacción/SinEmbargo

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