CLOSE UP ¬ Erik Prince: el espía y militar que quiere privatizar deportaciones en EU

31/05/2025 - 9:00 pm

Erik Prince es un veterano de las fuerzas especiales, ex SEAL de la Marina y con denuncias de espionaje, que proviene de una familia republicana adinerada, y desde que Trump llegó a la Casa Blanca se ha convertido en un aliado clave, que fue expulsado de su círculo de confianza en su primera administración por los cuadros menos radicales de ese Gobierno.

Ciudad de México, 31 de mayo (SinEmbargo).- Erik Dean Prince o simplemente Erik Prince es un partidario del movimiento MAGA que ha regresado a la órbita de Donald Trump en su segunda administración. Se trata de un adinerado heredero de una empresa de autopartes en Michigan, un SEAL de la Marina, pero particularmente del fundador de Blackwater, una empresa contratista militar privada estadounidense ligada a una masacre en 2007 en Bagdad, Irak.

Erik Prince es además hermano de Betsy DeVos, Secretaria de Educación de Donald Trump, a quien asesoró en su primer Gobierno. A Prince se le atribuye en fechas recientes la autoría del plan masivo de deportaciones de inmigrantes a El Salvador.

En abril pasado, el medio Politico dio a conocer que Prince y un equipo de contratistas de defensa presentaron a la Casa Blanca un plan para expandir considerablemente las deportaciones a El Salvador, transportando a miles de inmigrantes desde centros de detención estadounidenses a una extensa prisión de máxima seguridad.

La propuesta afirma que se centraría en "inmigrantes ilegales delincuentes" y que intentaría evitar impugnaciones legales designando parte de la prisión, que ha generado acusaciones de violencia y hacinamiento por parte de grupos de derechos humanos, como territorio estadounidense.

De hecho el Gobierno de Trump ha enviado a cientos de deportados, de los que la mayoría parecen ser venezolanos, a El Salvador, donde están recluidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), que fue visitado en agosto pasado por Prince en su visita por este país, en donde fue recibido por el propio Presidente Nayib Bukele.

Prince ha dicho a sus asociados que su interés por Bukele surgió por primera vez hace casi exactamente un año en la conferencia anual de la Conferencia Política de Acción Conservadora CPAC (CPAC) celebrada a las afueras de Washington, según contaron dos de esos asociados a CNN en marzo pasado.

Prince es de hecho miembro de la junta directiva del CPAC y quedó impresionado de Bukele, según las mismas fuentes. Seis meses después, Prince estaba en El Salvador, recorriendo la notoria megaprisión del CECOT y reuniéndose con Bukele.

CNN ha reportado que a finales de enero, Prince reunió a varios ejecutivos en Washington para debatir cómo sus empresas de seguridad privada podrían ayudar a la nueva administración a deportar a millones de inmigrantes indocumentados.

En tanto Politico indica que la propuesta, en última instancia, pondría a Prince a cargo de un extraordinario esfuerzo de privatización que utilizaría su empresa para gestionar la logística, incluyendo el traslado de decenas de miles de detenidos desde las celdas estadounidenses a la prisión de El Salvador.

"No hay indicios, hasta ahora", dijo Prince sobre la materialización de un contrato federal para la deportación masiva de migrantes. "Si van a alcanzar esas cifras y escala, necesitarán más participación del sector privado".

En entrevista, la académica Guadalupe Correa-Cabrera expuso qué es y cómo operó Blackwater en la guerra contra el terrorismo.

"Es bien importante entender lo que es Blackwater y lo que representa una compañía como Blackwater, porque no es la única, pero sí es una compañía que es un contratista del Gobierno de los Estados Unidos, del Departamento de la Defensa, y los servicios que provee son servicios que debería de hacer el ejército de los Estados Unidos. Realmente son empresas privadas que reciben enormes cantidades de financiamiento por estos contratos que reciben, y como son cuestiones de seguridad nacional, y muchas veces en el tema pues de la guerra contra el terrorismo, por eso también es muy importante entender las narrativas, por eso Estados Unidos declara la guerra contra el terrorismo, declara la guerra contra las drogas, porque esto le permite utilizar al Ejército, a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos".

La especialista detalló que Blackwater es una compañía privada que hace las funciones de lo que debería el Ejército de los Estados Unidos y que absorbe todo el descrédito.

"Blackwater, da servicios de seguridad que viene relacionado también y por esto es bien importante, porque no solamente puedes poner una milicia privada, estos mercenarios que alguna vez algunos de ellos formaron parte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos o de otros países que están entrenados y finalmente esta compañía privada los contrata porque tienen esta capacitación para hacer las labores, de lo que debería hacer el el ejército, las Fuerzas Armadas, la Marina de los Estados Unidos."

Guadalupe Correa señaló que este grupo de mercenarios está integrado por exmilitares del Ejército estadounidense y de otros países y son financiados por el propio Ejército norteamericano.

"Estos mercenarios que saben hacer la guerra, que saben participar en la guerra, pues tienen menos forma, porque no tienen el uniforme del Ejército, pero sí son pagados por el Ejército de Estados Unidos. Entonces, Blackwater es eso, es una compañía que da servicios de seguridad al Ejército de Estados Unidos."

La especialista indicó que este tipo de prácticas se llevaron a cabo durante las intervenciones militares de Estados Unidos en Medio Oriente con el propósito de quedarse con los recursos naturales de la zona.

"En este caso el descrédito, las desapariciones forzadas o algunos ataques sin preguntar donde civiles son masacrados por esos mismos contratistas, pues finalmente todo lo que sucedió a partir de la guerra contra el terrorismo, la entrada de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Irak y en Afganistán, la utilización de estos grupos de mercenarios, estos grandes contratos que también funcionaban mano a mano con las empresas petroleras, con las empresas de energía que sacaban petróleo de estos espacios en Medio Oriente tan ricos en petróleo, entonces llega, está la intervención militar y por el otro lado las empresas pues siguen haciendo lo que tienen que hacer y de alguna forma, pues estos grupos de mercenarios, estas milicias, pues los protegen a ellos y de alguna manera pues siguen peleando una guerra contra los pueblos. Esto es algo muy complejo, muy importante y es mucho dinero de por medio".

Trump ordena militarizar corredor fronterizo con México para frenar la migración.
Trump cede control militar del corredor fronterizo con México y aviva polémica legal por uso del ejército en tareas civiles de migración y vigilancia. Foto: Cuartoscuro

Un veterano contratista con visión injerencista

Prince es un veterano de las fuerzas especiales, ex SEAL de la Marina y con denuncias de espionaje, que proviene de una familia republicana adinerada, y desde que Trump llegó a la Casa Blanca se ha convertido en un aliado clave, que fue expulsado de su círculo de confianza en su primera administración por los cuadros menos radicales de ese Gobierno.

Pero Prince también ha llamado la atención por sus posturas injerencistas. En febrero de 2024, declaró en su podcast “Off Leash" que Estados Unidos debería "recuperar su autoridad imperial" y asumir el control y la gestión directa de grandes áreas del planeta.

Textualmente Prince declaró:

“Si tantos países del mundo son incapaces de gobernarse a sí mismos, es hora de que nos pongamos de nuevo el sombrero imperial y digamos: ‘Vamos a gobernar esos países... porque ya es suficiente, se acabó la invasión’. Se puede decir lo mismo de casi toda África: son incapaces de gobernarse a sí mismos”.

El copresentador de Prince, Mark Serrano, le dijo “la gente de izquierda escuchará esto y dirán: 'Un momento, Erik Prince está hablando de ser colonialista otra vez'". Prince respondió: "Por supuesto que sí" y añadió que le parecía una gran idea no solo para África, sino también para Latinoamérica.

De hecho, The Guardian recordó en marzo pasado cómo tras la experiencia de Blackwater y ya al mando de nuevas empresas, Prince propuso misiones en Afganistán, Ucrania, Congo, Libia y Venezuela, un país que a menudo menciona como vulnerable al derrocamiento en su podcast, Off Leash.

Un alto comandante de una alianza de exsoldados venezolanos que desertaron del régimen chavista declaró a The Guardian que su organización ha estado solicitando ayuda a Prince contra el actual presidente del país, Nicolás Maduro.

Se trata de Javier Nieto Quintero, excapitán del ejército venezolano radicado en Florida y líder de la organización disidente venezolana Carive. "Si lo desea, podemos brindarle ayuda, apoyo en materia de información, inteligencia o cualquier otro ámbito que respete la libertad de nuestro país".

Nieto Quintero, quien afirmó que Prince aún no ha respondido, y Carive fue utilizado en una operación fallida contra Maduro en 2020, liderada por un exboina verde. En lo que se conoce como la "Bahía de Cochinillos", seis hombres de Nieto Quintero fueron asesinados y cerca de 100 capturados, incluyendo dos ex militares estadounidenses reclutados para el cargo y liberados hace dos años de una prisión en Caracas.

Donde sí ha operado abiertamente Prince es en Ecuador, país gobernado por el derechista Daniel Noboa. En marzo pasado se dio a conocer una "alianza estratégica" entre Prince y Ecuador para reforzar la "guerra contra el crimen" en este país. Semanas después, ya en abril, se unió a los operativos policiales en los que se allanaron 10 viviendas y se detuvo a 40 personas.

Prince declaró en un video publicado por el Ministerio de Defensa de Ecuador que se encontraba en el país “proporcionando a las fuerzas del orden y al ejército las herramientas y tácticas necesarias para combatir eficazmente a las bandas de narcotráfico”.

La académica Guadalupe Correa-Cabrera ahondó precisamente en los riesgos que existen sobre todo cuando desde Washington se insiste en ver a los cárteles como organizaciones terroristas.

"Cada vez que utiliza el Gobierno de Estados Unidos la palabra terrorismo, pues se trata de intervención militar. Sabemos el caso de Al-Qaeda, el caso de Hezbolá, el caso de el Estado Islámico y entonces realmente es preocupante cuando cuando atendemos a esta denominación de ahora los carteles mexicanos como organizaciones terroristas internacionales, independientemente de que la denominación no da per se un aval, a una intervención militar directa, solamente la denominación opera para dentro del territorio, independientemente de eso por la extensión de los poderes del ejecutivo y eso lo sabemos porque el 11 de septiembre George Bush hijo, pudo tener una ampliación de sus capacidades y estas capacidades se van extendiendo".

Guadalupe Correa recalcó que el riesgo es mayor pues Trump podría extender su capacidad dentro del Poder Ejecutivo y declarar poderes de emergencia que le darían la capacidad de enviar tropas a otros países.

"El Presidente de Donald Trump, con sus decenas y decenas de acciones ejecutivas en las dos administraciones, pero principalmente en esta, todavía extiende más la capacidad del Poder Ejecutivo. Entonces, también esto le puede llegar a dar una un aval porque él declara poderes de emergencia algo que podría ser previo a una guerra o a un conflicto armado. Entonces, él puede realmente con toda la jurisprudencia, con lo que ha pasado en otros casos de la Corte de los Estados Unidos, puede seguir extendiendo esa capacidad".

Y ahondó: "Siempre la palabra terrorismo se utiliza para restringir, en el caso del terrorismo doméstico, libertades civiles, derechos civiles y por el otro lado para mandar al ejército cuando se trata de terrorismo internacional. Eso lo hemos visto en todo momento, lo hemos visto en Medio Oriente, Hezbolá, Hamás, ISIS."

La especialista señaló que es muy probable que estas empresas privadas van a ejercer las funciones de deportar a los migrantes y uno de los grandes beneficiarios podría ser Eric Prince.

"Estas estas deportaciones masivas, el ejército de los Estados Unidos tiene ese mandato, pero ellos no pueden hacer esto, ellos tienen otras acciones. Entonces, ¿quién va a hacer estas estas funciones? ¿Quién va a ejercer estas funciones? Pues obviamente las empresas, los contratistas que les van a dar estos contratos pues en una era donde hay una declaratoria de emergencia, pues tiene que ser rápido, realmente no se puede abrir un contrato para ver cuántas empresas, sino se va a asignar a quien tienes más cerca. O los empresarios más cercanos a ti. Y Eric Prince, como sabemos, es muy cercano a Donald Trump".

Otra amenaza: La invasión militar
Elementos del ejército estadounidense. Foto: Omar Martínez, Cuartoscuro

Un espía manchado por tragedias

Durante las dos administraciones de George Bush, Blackwater fue un importante contratista del Pentágono para brindar seguridad en las invasiones de Irak y Afganistán. Todo cambió el 16 de septiembre de 2007, cuando un convoy de Blackwater que custodiaba a empleados del Departamento de Estado entró en una plaza abarrotada cerca del distrito de Mansour en Bagdad, Irak.

Los empleados de la empresa afirman haber sido atacados por hombres armados y haber respondido en defensa. La policía iraquí y testigos revelaron, en cambio, que los contratistas abrieron fuego primero, disparando contra un coche conducido por una pareja con su hijo, que no se apartó del camino del convoy al disminuir la velocidad del tráfico. En algún momento del tiroteo de 20 minutos, la policía y las fuerzas del ejército iraquíes estacionadas en torres de vigilancia sobre la plaza también comenzaron a disparar.

Los reportes de ese entonces mencionan que más fuerzas de seguridad iraquíes y elementos de reacción rápida de Blackwater pronto se unieron a la batalla. El episodio llevó a los gobiernos iraquí y estadounidense a iniciar investigaciones por separado. Lo ocurrido llevó a que dentro del Capitolio se cuestionara la libertad con la que operaba la fuerza militar privada en Irak.

La licencia de operación de Blackwater fue suspendida brevemente hasta 2014 —siete años después— cuatro empleados fueron condenados en tribunales federales por cargos de asesinato, homicidio y violaciones a la ley de armas. No obstante, en 2020, Trump saldría al rescate e indultó a todos los mercenarios de Blackwater involucrados en la masacre.

En febrero de 2021 sus operaciones fuera de EU estallaron en otro escándalo cuando The new York Times reveló que un informe confidencial de la ONU había descubierto que Prince violó un embargo de armas impuesto por las Naciones Unidas a Libia al enviar armas a un comandante de una milicia que intentaba derrocar al gobierno, que cuenta con respaldo internacional.

Para algunos observadores, una manera de entender la influencia de Prince en tiempos de Bush fue su relación con la CIA. "Me puse a mí mismo y a mi compañía a disposición de la CIA para algunas misiones muy arriesgadas", declaró en enero de 2010 a Vanity Fair.

Prince, según fuentes con conocimiento de sus actividades consultadas por Vanity Fair, ha estado trabajando como agente de la CIA: en una palabra, como espía. Mientras su empresa se dedicaba a obtener más de 1.500 millones de dólares en contratos gubernamentales entre 2001 y 2009, actuando, entre otras cosas, Como guardia pretoriano en el extranjero para funcionarios de la CIA y del Departamento de Estado, Prince se convirtió en un experto en la guerra contra el terrorismo.

Lo cierto es que no se tratan de los únicos señalamientos en su contra por espionaje. En marzo de 2020, The New York Times reveló que Prince ayudó entre 2016 y 2017 a reclutar a exespías estadounidenses y británicos para operaciones secretas de recopilación de inteligencia, que incluyeron la infiltración en campañas demócratas al Congreso, organizaciones sindicales y otros grupos considerados hostiles a la agenda de Trump, según entrevistas y documentos.

Las operaciones fueron dirigidas por Project Veritas, un grupo conservador que empleaba cámaras y micrófonos ocultos para operaciones encubiertas contra organizaciones de noticias, políticos demócratas y grupos de defensa liberales. De hecho, tanto Prince como Project Veritas tienen vínculos con los asesores y la familia de Donald Trump.

Uno de los agentes reclutados fue Richard Seddon, un espía británico retirado, quien en 2018 buscó a Prince para una operación similar en la que se reclutaron a más espías para infiltrarse en grupos progresistas, campañas demócratas y otros opositores al presidente Donald Trump. Esto reveló cómo un grupo de republicanos ultraconservadores empleó el espionaje para tratar de manipular el panorama político estadounidense.

La académica Guadalupe Correa-Cabrera expuso cómo después de estos episodios Blackwater tuvo una transformación, aunque en realidad explicó que este tipo de contratistas son un ecosistema que sobrevive dentro de Washington.

"Después de estos descréditos, después de estos eventos donde civiles quedaron sacados por las mismas fuerzas de seguridad que operaban, que daban la cara por el Gobierno de los Estados Unidos, pues Blackwater como un grupo de mercenarios queda sin ningún prestigio, se queda totalmente desprestigiado y entonces hay una intención muy importante y es donde Erik Prince desaparece de la junta directiva y desaparece como CEO, desaparece de los directorios, de dueños de la empresa. Esa empresa cambia de marca, cambia de logo y se convierte en una empresa que se llama XI. XI sí vuelve a cambiar, vuelve a cambiar, se cambia la mercadotecnia, cambia el logo, cambia la junta directiva, los dueños y se convierte en lo que es Academy".

La especialista señaló que a pesar de que Blackwater ya no existe como tal, la realidad es que estos grupos de mercenarios siguen operando a todas luces y operan para el Gobierno de Estados Unidos.

"XI sí vuelve a cambiar, vuelve a cambiar, se cambia la mercadotecnia, cambia el logo, cambia la junta directiva, los dueños y se convierte en lo que es Academy. Hoy por hoy Academy es lo que era Blackwater y la gente ya no Blackwater, ya no existe Blackwater como tal, pero si existe este grupo de mercenarios que da servicio al Ejército de los Estados Unidos en diferentes conflictos."

Guadalupe Correa mencionó que tras la declaración de guerra contra el narcoterrorismo por parte del Gobierno de Estados Unidos, el Ejército requerirá el uso de un aparato militar como Blackwater.

"Se declara la guerra contra el terrorismo, se declara la guerra contra las drogas, ahora se declara una guerra contra el narcoterrorismo, la guerra contra los cárteles mexicanos y obviamente también hay una guerra contra los migrantes ahora por todo el tema de la denominación de las organizaciones de los cárteles mexicanos, del tren de Aragua, de la Mara Salvatrucha, como organizaciones terroristas internacionales y el tema del tren de agua, de la Mara Salvatrucha, se relaciona mucho con el tema migratorio. Entonces, esta guerra contra el terrorismo, guerra contra las drogas y guerra contra la migración, pues requiere, de un uso del aparato militar. Y entonces esta utilización del aparato militar requiere algunas de estas empresas de las que estamos comentando."

Obed Rosas

Obed Rosas

Obed Rosas es editor de la Unidad de Investigación y encargado de la sección de Libros de SinEmbargo, en donde también se ha desempeñado como Jefe de Mesa y Editor de Redes. Es conductor de Close UP y Co-conductor, junto a Álvaro Delgado, de Siete Días, programas de SinEmbargo Al Aire. Ha trabajado en otros medios como Expansión, Newsweek en Español y Revista Zócalo. Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM y estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma casa de estudios.

Lo dice el reportero