Hace unas semanas se anunció un triunfo importante en el pueblo de Santa María Chi, Yucatán, México, donde se clausuró de manera definitiva la mega granja porcícola San Gerardo, aparcera de Kekén.
Se espera que los cerdos sean retirados y que la granja sea desmantelada. Sin embargo, una cosa es lograr el cierre en un pueblo y otra muy distinta es acabar con el sistema de granjas. La estrategia de la empresa es reubicar la granja más adentro de la selva, lo que significa que la contaminación seguirá, sólo que escondida.

El Monstruo
Cabe señalar que esta granja ya había sido clausurada en el pasado y, aún con los sellos oficiales, continuaba operando. Esto ha sido documentado por la producción del documental El Monstruo - El Pueblo Maya Vive, un proyecto de investigación que hace Liberum, recopilando testimonios y pruebas desde hace 4 años, dirigido por Gustavo Olvera.
Su trabajo ha acompañado y pretende dar voz a las evidencias que el pueblo tiene en sus manos, tales cómo estas granjas han oprimido a los pueblos mayas, contaminado la tierra, el aire y el agua, además de exponer las prácticas más crueles de explotación animal. Ex trabajadores de Kekén también han dado su testimonio, confirmando no sólo el maltrato hacia los animales, sino también hacia los propios trabajadores, en un contexto de indiferencia total por los impactos ambientales.
Kekén opera con alrededor de 800 granjas, la mayoría bajo el modelo de aparcería: la empresa surte alimento y animales, y posteriormente compra los cerdos producidos. De esta manera, se deslinda legalmente de la operación directa de las granjas, aunque en la práctica, todos en Yucatán saben que son extensiones de Kekén.

De esas granjas, apenas una minoría cuenta con una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), y quienes la poseen han sido señaladas por obtenerla mediante corrupción, sin cumplir los parámetros que garantizarían una certificación legítima.
Un paso importante pero no una victoria
Durante años, los pobladores han luchado contra este "Monstruo" y lo único que han recibido de las autoridades es represión, violencia y ausencia de apoyo real.
Entre ellos destaca Wilbert Nahuat Puc, comisario ejidal de Santa María Chi, quien se ha convertido en la voz de la resistencia. Su activismo lo ha puesto bajo constante vigilancia y hostigamiento por parte de la empresa. Si un día llegara a sufrir algún daño, al igual que otros manifestantes, no debería quedar duda de quién sería el responsable.
El cierre de la granja en Santa María Chi representa un paso importante, pero no una victoria definitiva. Mientras Kekén siga operando bajo esquemas de impunidad, corrupción y explotación, la lucha de los pueblos mayas y de quienes defienden la tierra y a los animales continuará. La verdadera victoria llegará cuando no haya más comunidades sacrificadas ni selvas devastadas por el beneficio de unos cuantos.

Si quieres saber más, participar y ayudar a dar voz a la lucha de estos pueblos, comparte este artículo y entra a www.elmonstruo.com, donde también puedes ver el teaser de El Monstruo.




