Christopher Landau, exembajador estadounidense en México y actual Subsecretario de Estado del Gobierno de Donald Trump, se ha convertido en uno de los principales promotores de la nueva ofensiva diplomática de Washington en América Latina. Desde sus redes sociales y en declaraciones públicas, ha emprendido una serie de ataques y presiones hacia gobiernos que no se alinean con la visión trumpista, entre ellos México, Venezuela y Colombia, reeditando el tono intervencionista que marcó su primera etapa en el país.
Ciudad de México, 5 de noviembre (SinEmbargo).- Desde Washington, un viejo conocido de la diplomacia estadounidense ha puesto en la mira a América Latina. Christopher Landau, hoy Subsecretario de Estado del Gobierno de Donald Trump y antes Embajador en México, ha retomado el papel de portavoz de la línea más dura del trumpismo y ha iniciado una cruzada que mezcla política exterior, redes sociales y amenazas de sanciones personales bajo el seudónimo que él mismo se impuso, “el quitavisas”.
En los últimos días, Landau ha vuelto a situarse en el centro de la polémica al aprovechar el asesinato del Alcalde michoacano Carlos Manzo para insistir en “profundizar la cooperación en seguridad” entre Estados Unidos y México, un planteamiento que el Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum ha rechazado tajantemente por considerarlo una forma de injerencia. A la par, versiones filtradas a la prensa estadounidense revelan que el equipo de Trump ya diseña planes para enviar tropas y agentes de inteligencia a territorio mexicano con el pretexto de combatir a los cárteles.
El episodio se suma a una cadena de confrontaciones del Subsecretario con distintos gobiernos latinoamericanos, de Venezuela a Colombia, y con decisiones soberanas de México, como el voto a favor de poner fin al bloqueo contra Cuba. A contracorriente del discurso diplomático, Landau parece haber convertido la política exterior en un escenario de provocaciones personales, donde cada crítica al trumpismo se castiga con el retiro de visas.

El vocero del imperialismo
Christopher Landau, el Subsecretario de Estado de Donald Trump, ha puesto en marcha la maquinaria imperialista de Estados Unidos enfrentándose con el Presidente colombiano, Gustavo Petro, contra el mandatario venezolano Nicolás Maduro y mediante una serie de mensajes que buscan entrometerse cada vez más en la soberanía mexicana, una tentativa que ha sido rechazada por la Presidenta Claudia Sheinbaum.
Este domingo, Landau usó el asesinato del Alcalde de Tacámbaro, Carlos Manzo, para llamar a “profundizar la cooperación en materia de seguridad con México para erradicar el crimen organizado a ambos lados de la frontera". La Presidenta mexicana Claudia Sheinbaum sostuvo que puede haber cooperación en materia de inteligencia con el gobierno de Estados Unidos, pero nunca se permitirá una injerencia directa en las labores del Gobierno mexicano para enfrentar el crimen organizado.
De hecho, unas horas después del llamado de Landau para “profundizar la cooperación en materia de seguridad con México”, funcionarios y exfuncionarios estadounidenses dijeron a NBC News que el gobierno de Donald Trump ha comenzado a planificar en detalle una nueva misión para enviar tropas y oficiales de inteligencia estadounidenses a México con el objetivo de combatir a los cárteles de la droga.
Se trata del último, pero no el único episodio que ha protagonizado el Subsecretario de Estado en contra del Gobierno de México. La semana pasada, criticó la postura del Gobierno mexicano al votar a favor del fin al bloqueo comercial contra Cuba durante una sesión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Landau criticó que "países amigos" promuevan la idea de que existe un bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba y argumentó que la decisión de levantar el embargo comercial corresponde sólo a la política interna de su país.
En esa ocasión, la Presidenta Sheinbaum le recordó también que "La política exterior de México la define México” y que el “el apoyo a Cuba ha venido [siendo] histórico y la política exterior se define con base en nuestros principios".
No ha sido la única confrontación que ha tenido con un Gobierno del continente americano. Landau ha cruzado declaraciones con el Gobierno de Nicolás Maduro e incluso ha cuestionado a la OEA por no hacer nada frente al Presidente venezolano. De igual forma, ha descalificado al Presidente colombiano Gustavo Petro, quien ha denunciado que recibió insultos por parte del subsecretario de Estado. De hecho, el día que se anunció que EU había quitado la VISA a Petro, Landau lo celebró con el sobrenombre que él mismo se ha impuesto. “El quita visas”.
La periodista y analista Alina Duarte expuso en entrevista con SinEmbargo que detrás de las declaraciones y presiones del Subsecretario de Estado Christopher Landau no sólo se expresa la política exterior del trumpismo, sino los intereses más profundos de los grandes lobbies económicos y estratégicos de Estados Unidos.
“Al final una cosa es la administración trumpista y otra los verdaderos intereses que hay detrás de esta toma de decisiones”, señala. En el caso de Venezuela, dice, el objetivo no es político sino material: el control de los vastos recursos naturales del país sudamericano. “No se trata de que les caiga bien o mal Nicolás Maduro, sino de que no les están entregando lo que ellos quieren: su petróleo, sus tierras raras, sus diamantes, su oro”, apunta.
Respecto a Colombia, Duarte considera que el país fue durante décadas “la colonia” y “el proxy” de Washington en la región, donde se concentraba la estrategia militar y antidrogas de Estados Unidos. Sin embargo, con la llegada al poder de Gustavo Petro en 2022, ese equilibrio cambió por completo.
“Hay que derrumbar el mito de que están combatiendo al narcotráfico; en realidad la DEA se ha comprobado que lo administra y por eso sigue ahí, facilitando ese tránsito hacia Estados Unidos”, sostiene. En el caso de Cuba, agrega, el asedio responde a la intención de borrar el legado de un proyecto político e ideológico que inspiró resistencias en todo el continente.
Para Duarte, Landau encarna a una nueva generación de “halcones” en Washington, alineados con figuras como Marco Rubio, que han llevado al extremo la lógica imperial. “Hay actualmente personas mucho más extremistas que los halcones de la primera administración trumpista”, advierte. Esa radicalización, explica, responde al declive de la hegemonía estadounidense ante la expansión de China y a la pérdida de consenso global sobre el modelo neoliberal. “Lo que vemos es un núcleo desesperado que, ante la imposibilidad de frenar a China y el desgaste del neoliberalismo, busca reafirmar su poder a través del conflicto y la injerencia”.

En tanto, Rafael Pineda, mejor conocido como "Rapé" dibuja la estrategia con crudeza: para él, lo que se observa no es improvisación sino un guion repetido.
“Están actuando ahorita con una desfachatez, el manual de intervención, de invasión, de injerencismo, con una puntualidad”, señala, y añade que el proceso se desarrolla paso a paso: primero inundar de armas, después fomentar la demanda de droga para generar dependencia social, comprar conciencias, diseñar narrativas públicas y, por último, ofrecer “cooperación” como pretexto para la intervención. “Así de puntual, así punto por punto”.
Para el monero, la operación no es exclusiva de un país ni de un gobierno: es una táctica que se replica allí donde hay interés económico o geoestratégico. “Y no nada más lo está haciendo en México, sino lo está haciendo en donde se les ocurra, donde les interese, donde les convenga”, afirma. En su lectura, los objetivos son previsibles: territorios con recursos “prácticamente inagotables” que justifican, a ojos de quien busca control, la cadena de operaciones que culminan en la intromisión.
Landau, el “quita visas”
Charlie Kirk, un activista político de ultraderecha, fue asesinado el 10 de septiembre de 2025, durante un evento en la Universidad del Valle de Utah. Kirk era un vocero del trumpismo cuyo asesinato fue usado por el propio Trump para capitalizar su ira hacia los medios y críticos de izquierda. En ese contexto, el Subsecretario Landau encabezó la cruzada de buscar críticos de otros países que hubieran criticado a Kiri.
El 11 de septiembre, al día siguiente del asesinato de Kirk, Landau les pidió a sus seguidores en X que le enviaran ejemplos de personas que “elogiaran, racionalizaran o se burlaran del suceso”. En respuesta, los usuarios inundaron su cuenta con videos y capturas de pantalla de comentarios sobre el asesinato, críticas a Kirk y a su política de extrema derecha.
Fue entonces que Landau se autonombró “el Quitavisas” y adoptó una imagen de pseudo héroe, emulando la batiseñal, pero con el sello del gobierno estadounidense. En otros casos usó una versión animada de sí mismo al estilo de Superman destruyendo una visa con rayos láser de sus ojos.
Sin embargo, lo que inició como una represalia para quienes hablaran mal de Charlie Kirk se extendió como parte de una política de censura a cualquier cuestionamiento que se haga sobre el Gobierno de Trump.
En junio pasado, por ejemplo, cuando Melissa Cornejo, consejera estatal de Morena en Jalisco, expresó su inconformidad por la cancelación de visas a quienes difundieran contenido a favor de las protestas en Los Ángeles, Landau calificó su publicación como “vulgar” y afirmó que eso fue motivo suficiente para solicitar la cancelación de su visa, aún cuando ella no contaba con el documento para que pudiera ser anulado.
Desde entonces, Landau se ha convertido en una especie de censurador en redes sociales que identifica y amenaza con retirarle la visa a quienes critican alguna medida del Gobierno de Trump e incluso el apoyo de Estados Unidos a Israel en el genocidio en Gaza.
Uno de los episodios más recientes ocurrió con la activista mexicana Arlín Medrano quien criticó a Estados Unidos como un “Estado genocida” que hace “limpieza étnica con nuestros hermanos mexicanos”. “Palestina no es allá lejos cuando tenemos al Estado genocida como vecino que también está haciendo limpieza étnica con nuestros hermanos mexicanos”, escribió Medrano.
En respuesta, Landau respondió con una imagen que utiliza habitualmente en las redes con una leyenda que dice 'El Quitavisas', acompañada del sello oficial del gobierno de Estados Unidos.
Alina Duarte consideró que, aunque algunas acciones del subsecretario Christopher Landau, como presumir en redes sociales la cancelación de visas, forman parte del espectáculo político del trumpismo, detrás de ese “show” se esconden señales preocupantes.
“Eso habla de lo denigrante que es hoy la política exterior estadounidense, que no tiene otra cosa más que andar en Twitter atacando y asustando a la gente”, señaló la periodista. Sin embargo, indicó que hay gestos más serios que deben alertar a México y América Latina, como los mensajes del senador Marco Rubio tras el asesinato de colaboradores cercanos a la Jefa de Gobierno Clara Brugada, en los que volvió a insistir en la necesidad de aceptar la “ayuda” estadounidense bajo el argumento de que el país está dominado por el narcotráfico.
Duarte advirtió que el reciente caso del asesinato del Alcalde de Tacámbaro, Michoacán, forma parte de un patrón más amplio de presión mediática y diplomática. “En el caso de Michoacán lo que vemos es algo más articulado”, explicó. “No digo que no haya que cuestionar lo que ocurre en materia de seguridad, pero sí cabe recordar que muchos de estos episodios, como 'el Culiacanazo', tienen toda la pinta de operaciones en las que intervienen agencias como la CIA o la DEA”. Según la analista, estas narrativas terminan reforzando la idea de que México no puede enfrentar al crimen organizado sin la intervención directa de Washington.
“Si Michoacán hoy está como está, también es en gran parte por Estados Unidos”, enfatiza Duarte. Recuerda que fue el propio Gobierno estadounidense quien financió con 16 mil millones de dólares la llamada “guerra contra el narcotráfico”, entregó armamento y capacitó al Ejército mexicano, mientras altos mandos involucrados en esa estrategia, como el exsecretario de Seguridad Genaro García Luna, eran cómplices del crimen organizado. “Estados Unidos también es responsable de lo que está pasando hoy en México”, subraya, “porque fueron ellos quienes impusieron esa guerra fallida que fracturó al país”.
Rapé recordó que su confrontación con Christopher Landau fue una respuesta directa a la arrogancia del funcionario estadounidense. “Fue en franca demostración de que me importa un comino su pase para pisar el suelo estadounidense”, comentó, al explicar su decisión de responderle públicamente tras los ataques del subsecretario contra ciudadanos mexicanos. A su juicio, no es un buen momento para estar en Estados Unidos “bajo la administración de Donald Trump y todos sus secuaces”, pues considera que la persecución digital y el uso de la censura contra voces críticas ya representan una forma de peligro político.
El caricaturista mencionó el caso de Melissa Cornejo, la joven mexicana señalada y hostigada por Landau luego de expresar su opinión en redes sociales. “Me pareció un síntoma de cobardía absoluta , un alto funcionario de un gobierno de este tamaño queriendo censurar a una joven mexicana en su uso libre de decir lo que se le venga en gana.” Para Rapé, que un subsecretario de Estado recurra al escarnio público y a la creación de un personaje virtual, el “Quitavisas”, con estética de superhéroe es muestra de una “mentalidad muy inmadura”, que desdibuja los límites entre la diplomacia y la intimidación.
El monero sostiene que esas conductas no deben normalizarse. “No hay que dejar pasar estas conductas, se deben señalar, dibujar, criticar y condenar”, afirma. A su entender, cuando un funcionario extranjero intenta regular lo que los ciudadanos mexicanos pueden o no decir, se cruza una línea peligrosa. “Son síntomas de peligro, de franca intervención sobre lo que podemos decir y lo que no podemos decir”, advierte. En su mirada, la sátira y el dibujo se convierten así en una forma de resistencia frente a un poder que busca controlar también la palabra.
El Embajador “buena ondita”
Christopher Landau juró como el 23 subsecretario de Estado el 25 de marzo de 2025. El subsecretario Landau se desempeñó como Embajador de Estados Unidos en México de 2019 a 2021, durante la primera administración del presidente Trump, en ese tiempo fue más conocido por su actividad en redes sociales mediante la difusión de sus actividades y el supuesto aprecio hacia lo mexicano.
En esta red, fue denunciado por estudiantes del Colegio de México que lo acusaron de provocar “hostigamiento selectivo” contra una compañera. El funcionario estadounidense compartió capturas de pantalla de una alumna del colegio que criticó sus publicaciones, lo que desató una ola de ataques contra la joven.
Otro cuestionamiento en su gestión se dio en octubre de 2020 cuando confesó que sabía sobre la investigación de la Agencia Antidrogas (DEA) y la orden de aprehensión contra el general Salvador Cienfuegos Zepeda desde su “primer día” en el país.
Por estos hechos, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le envió un “escrito” en el cual expresó su “profundo descontento” ante el hecho de que las autoridades de Estados Unidos no hayan avisado a México sobre la investigación contra Cienfuegos y su intención de detenerlo.
En su paso por México también fue cuestionado por su silencio frente al caso de Brian Jeffrey Raymond, extrabajador de la Embajada de Estados Unidos en México, que fue detenido en California en octubre de 2020 por abusar de por lo menos 22 mujeres que conocía por aplicaciones de citas y después drogaba para agredirlas.

Landau trabaja en la oficina de Washington del despacho legal Ellis George y tuvo una carrera de tres décadas como abogado antes de convertirse en embajador. Entre sus clientes a lo largo de los años se incluyen jueces federales que solicitaban aumentos salariales, empresas de biotecnología, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico y BP PLC en el litigio posterior a la explosión de Deepwater Horizon. Graduado por la Facultad de Derecho de Harvard, Landau trabajó como secretario de los jueces de la Corte Suprema Antonin Scalia y Clarence Thomas.
Landau estuvo vinculado al Departamento de Estado antes de ser nombrado embajador por Trump. Nació en Madrid, de padre diplomático estadounidense. Su padre, George Landau, sería más tarde embajador en Paraguay, Chile y Venezuela. En su vida adulta, el Landau más joven llegó a ser director de la Fundación Diplomacy Center, un grupo sin ánimo de lucro que sostiene un museo sobre la diplomacia estadounidense dentro del Departamento de Estado.
Para Alina Duarte, la presencia de figuras como Christopher Landau, Marco Rubio o incluso el propio Donald Trump en la estructura del poder estadounidense sirve para desmontar la idea de que el imperialismo es una noción del pasado.
“A mí me fascina que personajes como Marco Rubio, como Christopher Landau o como Donald Trump lleguen a la Casa Blanca, porque muestran lo que realmente es Estados Unidos”, afirmó. “Dejan ver que no es un rumor ni un mito de pasillo: hablan abiertamente de invasiones, de injerencias y hasta se autonombran ‘los quitavisas’”.
Duarte interpretó este comportamiento como el reflejo de un momento de crisis dentro del propio sistema estadounidense. “Eso habla mucho del desespero de Estados Unidos en un momento en donde ya no hay consenso sobre lo que implica su hegemonía”, explicó. Antes, dice, nadie se atrevía a desafiar la supremacía del dólar o las directrices del Departamento de Estado.
“Hoy, en cambio, hay gobiernos que comercian en otras monedas, que cuestionan los mandatos de la Casa Blanca y que ya no siguen sus comunicados como si fueran órdenes”, añadió.
La periodista subraya además que Landau no es un improvisado: conoce profundamente a México, su política y su estructura de seguridad. “No es menor lo que estamos viendo con este personaje”, advirtió.
“Landau tiene una radiografía completa de México en términos de seguridad, economía y relación bilateral, y eso lo vuelve especialmente peligroso”. En ese contexto, recuerda que Estados Unidos ha mantenido una política constante de injerencia —más allá del partido en el poder—, representada por políticos como Marco Rubio, que “han declarado la guerra a China, a Venezuela y a toda nación que no se subordine”. Esa lógica, afirma Duarte, responde a una vieja doctrina del Departamento de Estado: el cambio de régimen, “que no es otra cosa que implosionar gobiernos legítimamente electos cuando no sirven a sus intereses”.





