
Ciudad de México, 28 feb (SinEmbargo).-Era el 2001 y en nuestro país se daba a conocer Jessico, un disco que resultó trascendente en la historia de Babasónicos, sobre todo porque marcó la fuerte alianza que aún perdura entre la veterana banda argentina de rock y el público mexicano.
Hoy, con la salida de “Desimperio”, segundo corte de difusión de Jessico Edición Aniversario, el regreso a Sony Music con un álbum doble lanzado en 2012: 12 clásicos originales y 11 out-takes inéditos, grabados originalmente en 2001 reunidos en un disco titulado Carolo, la agrupación de Adrián D’Argelos reúne a su pasado con su presente.
La crítica musical acompaña el valor que la banda le da a su trabajo del 2001. Jessico es considerado por muchas revistas especializadas del continente uno de los mejores discos del rock en español.
Para contar la historia de este álbum que marcó un punto de inflexión importante, la banda ha decidido grabar un documental dirigido por Agustín Arias: Jessico, una historia de rock en tiempos convulsos.
La película, que debutó el año pasado en el 27º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, narra el brutal contexto político y socioeconómico que atravesaba Argentina por aquellos años e incluye testimonios no sólo del grupo y su equipo de trabajo, sino también de periodistas y colegas muy conocidos en Argentina.
Recientemente se realizó una proyección abierta al público en el Centro Cultural Ciudad Konex de Buenos Aires y el próximo marzo, el documental llegará a México en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara 2013.
TENÍAMOS POCOS TEMAS PERO ESTABAN BUENOS
El capítulo 18 del libro escrito por Roque Casciero, Arrogante Rock. Conversaciones con Babasónicos, de próxima aparición en México, la legendaria banda sudamericana habla del contexto donde se creó su disco paradigmático.
– Se habían ido Peggyn y Cosme, no tenían contrato discográfico, el país se caía a pedazos. ¿Cómo fue que, en ese contexto, salieron con un disco como Jessico, exitoso y a la vez valorado por la crítica?
– Panza (Diego Castellanos, baterista): Jessico tiene que ver con el momento personal que vivía, en que trataba de no estar muy atado a lo que me pasaba o lo que fuera a pasarme, sino de estar en el presente y vivir el momento. Vendía los discos piratas y con esa plata hacíamos planes a corto plazo. Fue por entonces cuando decidimos hacer el estudio en la casa de Adrián, en Tortuguitas. Pero, ojo, yo no la pasaba mal así, me mantenía activo y divertido viviendo el presente.
– Mariano Roger (guitarrista) : Nos guiaba nuestra tenacidad. “¿Estamos mal? Bueno, entonces construimos un estudio.” Si alguien se pone a hacer un estudio es porque piensa que va a hacer algo más. Y creo que eso nos dio un marco especialmente bueno para una banda a la que le gusta más grabar que ensayar.
– Diego Rodríguez (guitarrista): Queríamos nuestro estudio, escuchar cómo sonaba el lugar que habíamos construido con nuestras manos, y eso nos tranquilizó, cuando en realidad podría habernos puesto ansiosos.

– ¿Cómo fue esa grabación?
– Panza: Teníamos pocos temas, pero estaban buenos. Tuvimos que encontrarles la vuelta porque era una forma nueva, pero desde una óptica más optimista y menos enroscada.
– Gabo Mannelli (bajista): Jessico fue el disco que menos disfruté hacer. Supongo que había llegado a un momento en el que ese esfuerzo que había hecho para vivir en la fantasía de Miami me había saturado. No tenía ganas de componer. Adrián me llamaba para que fuera a componer a Tortuguitas y siempre ponía excusas. La verdad era que no tenía ganas. No compuse mucho para ese disco, estaba vacío, pero era algo personal. En la mitad de los ensayos me fui de vacaciones, porque todos se habían ido en un momento en el que yo no había podido… Fue el disco en el que estuve menos presente. Tuve problemas con Panza, al punto en que un día vino y me dijo: “Loco, si no querés tocar conmigo, decimeló.” Yo lo miré tipo “¿qué me estás diciendo..?”. Pero yo había sido tan distante con la situación de hacer un disco que había generado eso en Panza, que es bastante sensible.
– Diego: Yo tampoco la pasé bien durante la concepción del disco. Estaba ahí pero no entendía, no podía enganchar. Me pasaba lo contrario de la época de Miami: como mis grabaciones son a partir de la espontaneidad y en Miami todo había sido así, me entretenía más esa forma. Para Jessico, en cambio, era todo más estructurado; entonces no entendía cómo hacerlo. Las canciones me parecían ridiculísimas y eso me encantaba: era un rock que sólo podíamos hacer nosotros. Ninguna otra banda puede hacer algo así, porque le da vergüenza o no lo entiende. Pero nosotros no tenemos vergüenza de nada y en ese momento podíamos explotarlo de una manera concretísima. Sin embargo, durante la etapa creativa no pegaba: todas mis ideas me parecían malísimas, no me resultaba nada de lo que quería hacer. Era una cuestión de duda, ni siquiera de inseguridad. Es que Jessico era tan fácil de tocar… Era la primera vez que en una grabación lograba tocar mis partes enseguida. Nunca antes me había resultado fácil, porque siempre hacía cosas que superaban mi capacidad, entonces estaba como desencajado. Recién cuando terminamos de grabar todo entendí que los temas eran súper entradores. Pero las letras no, me parecían raras, que no decían nada muy claro. Después noté que tenían recovecos para entrar en la imaginación de los demás, descubrí que ninguna hablaba de nosotros sino que contaban historias de personajes y entendí más todo.
– Gabo: Había temas que no me gustaban e insistía en que no me gustaban, incluso cuando estaban dentro del disco. Odiaba “Fizz”, por ejemplo.
– ¡No podías odiar Fizz!
– Gabo: Ya sé que es una locura, pero me parecía una mierda. No podía aprenderlo. Siempre me equivocaba y es re-fácil. Los demás me miraban sin entender nada, porque grababa temas difíciles y ése no me salía. Encima, Andrew me hizo grabar casi todo el disco de nuevo en Circo Beat por un problema técnico, cosa que odié. ¡Justo lo que no quería hacer! Pero había ruido en la línea de bajo que había grabado en Tortuguitas… Igual, el disco me gustaba. O sea, fue el que menos disfruté, pero no fue que no disfruté, creo que cumplí mi función. Además, nuestra actitud siempre es: “¿Qué le pasa a este boludo?” Se ve que ellos me vieron así y dijeron: “Que se haga garchar por un burro.”
– Diego Tuñón (tecladista): El disco costó tanto trabajo, tanta decepción… Nos parecía que éramos tan malos… Los ensayos era un bajón: nunca logramos llegar al estudio, contar cuatro y terminar un tema. Estuvimos cuatro meses encerrados ahí y no lo conseguimos jamás, pero a la vez estaba “Soy Rock”, que era hermosa. Y también “Deléctrico”, aunque no sabíamos qué carajo hacer con esa canción.
– ¿Cómo nació Deléctrico?
– Diego: Panza, Adrián y yo habíamos terminado nuestro trabajo en el estudio, que era pegar los caños y esas cosas y estábamos esperando a Gabo, que era el electricista porque fue a un colegio industrial. Era el único que sabía de polaridad y esas cosas, entonces era el “Deléctrico”. Pero Gabo no venía y Panza empezó a decir: “¿Va a venir o no va a venir Deléctrico?” Empezaron a joder así y Adrián le hizo una melodía en ese mismo momento, la cantábamos y nos reíamos todos. Después nos costó un huevo terminarla.
– Ahora que pasó bastante tiempo, ¿a qué atribuyen la fuerte repercusión que tuvo el disco?
– Panza: Estábamos abarrocados y nos dimos cuenta de que era un exceso de peso, mucho artilugio y poca esencia. Con Jessico logramos más esencia que artilugio, pero a esa altura ya sabíamos porque habíamos experimentado. Creo que Babasónica, por ejemplo, tenía demasiado artilugio.
– Si alguien se los hubiera dicho en esa época, se habrían ofendido.
– Panza: Sí, claro. Pero entendimos que con el artilugio no podíamos subsistir, teníamos que ir con la mochila del día a día. Por esa época yo no tenía casa fija, vivía con un auto y un bolso, pasaba unos días acá, otros allá, y vivía feliz igual. Confiaba en nuestro futuro porque ya teníamos un pasado.
– Mariano: Es medio inexplicable lo que pasó con Jessico: nos bajaron algunas canciones con una actitud nueva, después de salir de ese año y medio en el que estuvimos para atrás. Cuando se publicó fue como si generara una salida, no sólo para nosotros sino para un montón de discos que salieron después. Y eso provocó el pico que rock argentino que hubo en 2003 y 2004, aunque ahora se volvió como a una meseta.
– Adrián D’Argelos (líder y vocalista): En ese momento empezó a formarse una expectativa distinta a partir de nuestro imaginario y de nuestro deseo de tener un show y un mundo diferentes. Esa expectativa generó que nuestros shows fueran un factor de deseo mayor, algo que también está implícito en la retórica de las canciones.
– Con Jessico también regresaron a México.
Mariano: Estuvimos cinco años sin ir, pero habíamos dejado la imagen de que teníamos un background under y nos habíamos hecho de abajo. Entonces fue bien tomado el lanzamiento que hizo un sello de allá, que era del dueño de las Chivas de Guadalajara (Jorge Vergara): le había financiado un sello a Camilo Lara, que ahora es presidente de EMI México. Ojo, el lanzamiento que tuvimos fue minúsculo comparado con el que Universal hizo después con Anoche, pero en ese momento nos sirvió muchísimo, fue mucho más de lo que esperábamos.





