
Ciudad de México, 3 de diciembre (SinEmbargo).- Pareciera que para la búsqueda de vida fuera de la Tierra hicieran falta expediciones aún no desarrolladas que no se verán concretadas hasta dentro de muchos años. Por tal motivo pocos pensarían que la respuesta podría encontrarse mucho más cerca de lo que la humanidad cree.
Ahora, científicos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) afirman que las pruebas de que pudo haber vida en Marte, podrían encontrarse precisamente en los lugares más inhóspitos de la Tierra. De esta manera, sostienen que si la vida de hecho existió y prosperó en Marte, alguna forma de "biofirmas" fueron dejadas en el camino.
Esta teoría dio pie a una misión para buscar pistas en la Tierra con una lista en la que figuran diversos sitios del planeta con posibles indicadores de vida marciana.
De acuerdo con International Business Times, un equipo de investigadores del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) de la agencia espacial estadounidense, se propuso buscar evidencias de vida en Marte en los ambientes análogos de la Tierra.
Según los investigadores del proyecto SETI, Marte pudo tener un hábitat y atmósfera similar al de nuestro planeta. Así, la expedición científica financiada por la NASA y dirigida por Nathalie Cabrol del Instituto SETI en Mountain View, California, pronto se establecerá en búsqueda de pruebas de vida creído incrustado en las rocas de la Tierra que se remontan a millones o miles de millones de años atrás.

El equipo de Cabrol explorará lugares con ambientes extremos que van de los desiertos más áridos a los lugares más fríos del planeta, con la premisa de que Marte alguna vez tuvo un ambiente que albergó vida, el mismo ambiente que los terrícolas disfrutan hoy. De esta manera, si cualquier forma de vida alguna vez se movió en el Planeta Rojo, la científica está convencida de que la huella es similar a la de la Tierra.
En Oceanía, el sitio elegido es la bahía Shark, Australia, donde se encuentran estromatolitos: la evidencia de vida más antigua que se conoce en la Tierra y tienen unos 3 mil 500 millones de años.
La expedición también tendrá como parada el Ártico, ya que los expertos de la NASA consideran que en los lagos de esta región se esconden organismos vivos capaces de producir un mineral que se puede encontrar en el cuarto planeta del sistema solar.
Sin embargo, los lagos ubicados en el Polo Norte no son los únicos que pueden replicar la vida alienígena, también los Andes y algunos de los lagos que se encuentran en su cumbre, por lo que también serán objetivos de la exploración del proyecto de búsqueda de vida extraterrestre y en donde el equipo de Cabrol estaría recogiendo estromatolitos y microbiolitos para un estudio más detallado.
La misión también incluye a los desiertos de Mojave, en Estados Unidos, y Atacama, en Sudamérica, que son de gran interés para los científicos debido a sus paisajes secos y ásperos y la forma cómo los organismos evolucionaron para adaptarse a esos medios.
Tras la expedición, los investigadores de la NASA pretenden comprender cómo era la vida en Marte antes de que el planeta fuera engullido por una tormenta nuclear que habría terminado con la vida en ese planeta.




