¿Me piropeas o me acosas?

Gabriela / En el punto G

12/10/2013 - 12:00 am

Soy mujer, cubana y tengo las caderas de mi tía abuela, ergo, por la calle me dicen más piropos que buenos días.

Sí, hoy voy a hablar de acoso sexual callejero y aviso a los lectores que me voy a poner muy feminista.

El acoso sexual, según el estudio “Violencia contra las mujeres y misoginia: ¡una relación indisoluble! del Centro de Derechos de la Mujer, el acoso callejero es una de las formas más recurrentes de violencia sexual y de las más invisibilizadas. He escuchado casi de todo: desde “bonita”, “esos ojos negros dan más miedo que un corte de electricidad” hasta “vaya tetas”. Claro, tampoco hay que hablar: miradas, silbidos, pitidos de claxon, gestos, besos... los hombres tienen todo un abanico de posibilidades de hacerte sentir como si te acabara de lamer una vaca.

¿La más rara de todas? Una vez me tocó el claxon y me tiró besos por la ventana el conductor de un coche fúnebre saliendo del cementerio y con toda la comitiva de duelo detrás. Así es, el hombre, sin corto ni perezoso, paró el coche y a toda la comitiva que venía detrás para tirarme besos por la ventanilla.

A los listillos diré: el cementerio de La Habana está en pleno centro de la ciudad por lo que no es raro tener que pasar por allí. Lo aclaro porque ya escuchaba las preguntas:

- Y ¿qué hacías tú por las puertas de un cementerio? Seguro que ibas en minifalda para provocar…

Porque eso es algo muy común: ¿por qué te pones pantalones cortos si no es para que te digan cosas? ¿por qué te arreglas si no es para gustar a los hombres? Y no, eso no lo preguntan señores de sesenta, a mí me lo han llegado a preguntar amigos míos, la futura generación. Además, es curioso, porque siempre crean como un ambiente de confidencias y comodidad y te la sueltan:

- Chicas, aquí entre nosotros, las mujeres se maquillan y todo eso para que los hombres las miren y llamar su atención…

- Sí, ¡la de TU PADRE, por ejemplo!

La pregunta tiene respuesta, pero tendrá que ser en otra entrada del blog porque aún tengo mucho que decir sobre los acosadores y no puedo malgastar espacio. Y la cosa se pone más feminista. Segundo aviso.

Déjenme tranquila

Según el estudio antes mencionado, 9 de cada 10 mujeres han recibido “piropos”. Lo que no sé es a cuántas les gusta, porque, según fuentes masculinas, a muchas las excita. Yo, personalmente, prefiero que me dejen tranquila…

Es que no entiendo cuál es el problema. ¿Por qué tanto interés en defender el derecho de los hombres a decir piropos? ¡Si no estamos pidiendo nada del otro mundo! Simplemente me gustaría que a mí, persona a la que no conoces de nada, que simplemente te cruzas en la calle, ¡no le digas nada! Sigue tu camino y listo, ¿tan difícil es de hacer? Si yo antes de salir de casa ya sabía que estaba espectacularmente hermosa esta mañana…

Voy a dar un poco de cuerda al tema para no quedar como una histérica: sí, hay algunos piropos que son simpáticos y te alegran el día. Lo cierto es que hay hombres que son buenos y te sientes muy halagada. Jijiji, como una princesa… ¿Dónde está la línea? Bueno, principalmente en el contenido: no es lo mismo que te digan “qué pelo más bonito” a “me gustaría ordeñarte”. Sin embargo, para mí, básicamente está en si el piropo te da ganas de vomitar.

Otro malentendido: si lo dice un hombre guapo es apreciación, si lo dice uno feo es acoso. NO. Repito, todo depende de la actitud y la forma de decirlo.

Piropos a tu hermana

He probado distintas técnicas para evitar el acoso: mirar con desdén, ignorar, poner cara de asco, responder, llevar pantalones largos, un poncho… , pero hace unos meses di con la técnica perfecta –, o por lo menos, para quedarme bien a gusto:

- ¿Por qué no vas a decirle a tu hermana pequeña que te gustaría untarla en almíbar y luego le preguntas si le gustó?

Maquiavélico mi plan, ¿eh? Toda una estrategia…. Para los que no se dieron cuenta, estoy apelando a su instinto de protección y sentido de posesión para que vean reflejada en mí a las mujeres que aprecien y se den cuenta … Bueno, más bien quedo como la histérica que está gritando en la calle actos incestuosos, pero el resultado es el mismo.

Si no quieres cambiar tu forma de vestir ni quedar como una psicótica tengo otra solución para ti: ir con un hombre. ¡Acoso terminado! Porque claro, no vas a piropear la posesión de un semejante, "esas cosas se respetan, hermano"… ¿y si se pone violento y le da por defender la honra de su acompañante? Así que ya lo saben señoritas: si quieren que "las respeten y valoren" como seres humanos, vayan con su padre, marido, hermano, novio, vecino o – en situaciones de emergencia – se agarran a cualquier desconocido que encuentren en la calle. Lo importante es ir con un varón. Siempre. Todos los días de tu vida. Hasta para ir a comprar pan. Porque, lo que sí no se puede hacer es vestir como una prostituta, hacer lo que te dé la gana y que te traten con respeto porque sí, sin tener que gritar ni nada. ¿Qué crees que eres?, ¿una persona? Con esos muslos que parecen dos jamones…grrr.

Hace unos años empecé mi pequeña venganza. Me dediqué a decir YO piropos por la calle a los hombres. A los atractivos, claro, a los feos no. Como decía una amiga de mi padre: aquí si vamos a gozar, gozamos todos. Y la verdad es que es divertido, si alguien te parece interesante ¿por qué no decírselo? No somos robots, necesitamos apreciación social en nuestro día a día, contacto humano… Algunos te sonríen muy simpáticos y responden con coquetería, como si pensaran “mira por fin una mujer que entiende nuestros instintos”… Pero mis favoritos son los que te miran como si los acabaran de violar. ¡Me gusta ver sus caras de susto! Es que hay que ser muy hombre para aguantar lo que soporta una mujer…

Gabriela / En el punto G

Lo dice el reportero