Ansiedad e ira en Argentina. El “milagro” Milei se desploma y la opción es más deuda

23/09/2025 - 1:30 pm

Javier Milei había pronosticado una recuperación en forma de V con la creación de nuevos empleos en una economía más próspera y estable. En cambio, la economía de Argentina se estancó, decayendo en el segundo trimestre en comparación con los tres meses anteriores.

Ciudad de México, 23 de septiembre (SinEmbargo).– The Wall Street Journal dice esta mañana en su portada que Javier Milei recibió elogios de los financieros de Nueva York y de la Casa Blanca por sus reformas de libre mercado. Fue hace mucho, mucho tiempo. O así se siente, sobre todo para los argentinos. Pero casi dos años después, la prometida recuperación de su autodenominada “terapia de choque económico” (que es la antigua “medicina amarga” que aplicó Ernesto Zedillo a los mexicanos) no se vislumbra. Y el reloj avanza. Argentina empieza a sentirse ansiosa y con ira.

A Milei, un economista libertario, un ultraderechista que pasó de ser tratado como una estrella de rock en galas conservadoras en Estados Unidos (EU) y Europa a lidiar con inversionistas preocupados y una creciente ira pública –como afirma The Wall Street Journal–, se le está acabando el tiempo y la única alternativa es endeudar más a la Argentina.

La economía se está contrayendo. Decenas de miles de empleos perdidos durante las duras medidas de austeridad de Milei aún no se han recuperado. Las tiendas de ropa han cerrado. Jubilados y profesores dicen que no llegan a fin de mes. Los mercados financieros se ven azotados por una creciente turbulencia. El precio de la electricidad ha subido rápidamente. Milei había pronosticado una recuperación en forma de V con la creación de nuevos empleos en una economía más próspera y estable. En cambio, la economía se estancó, decayendo en el segundo trimestre en comparación con los tres meses anteriores. El desempleo se sitúa en el 7.6 por ciento, frente al 5.7 por ciento cuando Milei asumió el cargo. Y Argentina tiene unos 200 mil empleos menos desde que asumió el cargo, según datos gubernamentales.

Argentina empieza a sentirse ansiosa y con ira. Al Presidente Javier Milei se le está acabando el tiempo y la única alternativa es endeudar más a la Argentina.
Imagen del 10 de julio de 2025 del Presidente argentino, Javier Milei, hablando durante el acto por el 171 aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. Foto: Martín Zabal, Xinhua

El salvavidas surgió el lunes. El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dijo que la Administración Trump está buscando opciones para brindarle a Argentina un respaldo financiero mientras Milei lucha por completar su reforma económica. Los inversionistas celebraron la noticia, impulsando las acciones del país y haciendo que el peso argentino subiera un dos por ciento. El martes, en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, Milei planea reunirse con el Presidente Trump, quien ha elogiado al líder argentino.

“A Milei se le atribuye haber controlado la inflación de tres dígitos tras recortar drásticamente el gasto público descontrolado que heredó de su predecesor izquierdista. Pero sus políticas también han sido dolorosas y se están volviendo cada vez más impopulares tras 22 meses en el cargo”, dice The Wall Street Journal.

“Milei se enfrenta a una crisis justo antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato del próximo mes, que servirán como referéndum sobre sus políticas económicas. Un mal resultado podría arruinar su experimento de libre mercado en un país agobiado por décadas de mala gestión económica. Los inversionistas, antes optimistas con respecto a Milei, están preocupados. Antes de la noticia de la ayuda financiera estadounidense, las acciones y los bonos argentinos se habían desplomado en las últimas semanas. El banco central gastó más de mil millones de dólares la semana pasada para apoyar al peso”, agrega el diario.

¿Milagro? Ja

Federico Rivas Molina y Mar Centenera, corresponsales de El País en Buenos Aires, inician así su crónica de hace dos días, del 20 de septiembre pasado:

“‘¡En el mundo se habla del milagro económico de Argentina!’, celebraba en agosto del año pasado Javier Milei ante un centenar de empresarios reunidos en la conferencia del Consejo de las Américas en Buenos Aires. ‘Todos lo ven, menos los argentinos’, se lamentaba enseguida, consciente de la desconfianza de sus oyentes, que hacían rogar sus inversiones. El ultraderechista llevaba ocho meses como Presidente del país y se jactaba de haber emprendido ‘el ajuste fiscal más grande de la historia de la humanidad’. Eran tiempos de euforia y frases hiperbólicas: había alcanzado por entonces el superávit fiscal, la inflación caía del 20 por ciento mensual en enero a menos del 5 por ciento en junio, la economía iba a crecer en el tercer trimestre casi un 4 por ciento —tras caer 1.8 por ciento en el primero— y el consumo de las familias estaba disparado, arropado por la vuelta del crédito y un dólar barato. El Ministro de Economía, Luis Caputo, era ‘un coloso’, y sus críticos, ‘econochantas’ [economistas charlatanes] y ‘mandriles sodomizados’. Pero los tiempos han cambiado muy rápidamente. Un año después de aquel evento festivo, el milagro de Milei cruje”.

Milei, cuentan, aplicó entonces una terapia de shock: soltó el tipo de cambio y corrigió el consiguiente fogonazo inflacionario con ajuste fiscal, cero emisión de moneda y el corte del financiamiento del Estado a través del Tesoro. “Todo condimentado con una ‘guerra cultural’ contra ‘la casta’: cualquier crítica era respondida sin anestesia con todo tipo de insultos, sus portavoces celebraban el despido de 50 mil empleados públicos y se preguntaban públicamente por qué un médico debía cobrar un buen salario si, al fin y al cabo, ‘está cumpliendo su sueño’. Los mercados, atentos a los números, dejaron pasar los detalles incómodos y abrazaron a Milei. Al fin uno de los suyos reducía las restricciones financieras, bajaba impuestos y llamaba ‘héroes’ a los evasores fiscales. El riesgo país, que es el diferencial que paga Argentina por su deuda con respecto a los bonos de Estados Unidos, bajó entonces de 2 mil 500 puntos en 2023 a unos 500 puntos en enero de 2025”.

Milei se prepara para negociaciones claves en las próximas horas con Washington y la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. Bessent puso en pausa la crisis cambiaria y abrió la posibilidad de responder a la emergencia con cañonazos de deuda. Los tres esquemas son:

A.– Intercambio de monedas (swap).
B.– La compra directa de pesos argentinos.
C.– La adquisición de bonos argentinos nominados en dólares por el Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro de Estados Unidos (ESF, por sus siglas en inglés), que cuenta con activos líquidos por 22 mil millones de dólares.

Argentina empieza a sentirse ansiosa y con ira. Al Presidente Javier Milei se le está acabando el tiempo y la única alternativa es endeudar más a la Argentina.
Imagen del 10 de julio de 2025 del Presidente argentino, Javier Milei, hablando durante el acto por el 171 aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en la ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina. Foto: Martín Zabala, Xinhua

Hoy El Clarín cita a Mark Sobel, exfuncionario del Tesoro de Estados Unidos: “Predecible, los problemas actuales surgen de la política y un peso sobrevaluado. El apoyo de dólares puede ayudar a la Argentina a pasar las elecciones. Pero mientras la política fiscal y monetaria de Milei merece elogios, Argentina necesita desde hace tiempo flotar. El FMI está sobreexpuesto. Los programas de estabilización del Tesoro usualmente son un puente para los dólares del FMI. Gran lío pero qué hay de nuevo, es Argentina”, dijo.

Por estas horas, las últimas dos variantes son las que más suenan, aunque Estados Unidos nunca las puso en práctica con Argentina. En caso de llegar a un acuerdo, será la novena vez que el país toma deuda con el Tesoro norteamericano en los últimos 40 años, después de los ocho créditos -en su mayoría "puentes"- entre 1984 y 1995.

Mientras, Argentina está paralizada. De las dos mil 700 obras inconclusas durante el Gobierno de Alberto Fernández, el 54 por ciento no tuvo ningún avance bajo el actual Ejecutivo. Tarde o temprano el Gobierno deberá reanudarlas, por más que sume presión al precario equilibrio fiscal, como dice el texto de El País.

Redacción/SinEmbargo

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Lo dice el reportero