Introducción a los problemas ambientales que están poniendo en riesgo la vida animal

23/11/2025 - 6:32 am

Animales buscando agua, selvas incendiadas, tortugas atrapadas en plástico, mares ennegrecidos, bosques talados… México es un país megadiverso, pero su fauna está atravesando una crisis profunda. Algunas amenazas son silenciosas, otras devastadoramente visibles y lo más alarmante es que no existe un solo enemigo: son muchos atacando al mismo tiempo.

En México, los animales están sobreviviendo a una tormenta que no provocaron.

Nuestros ecosistemas están siendo fragmentados por megaproyectos, carreteras y tala indiscriminada. Miles de animales están siendo expulsados de sus hábitats, obligados a migrar o morir. En el mar, la contaminación y la pesca excesiva ya pasaron los límites "sanos", provocando la desaparición de especies enteras.

Los corredores biológicos se rompen, provocando atropellamientos, aislamiento genético y poblaciones pequeñas condenadas a desaparecer. Los polinizadores —pilares de la vida— están en declive por pesticidas, monocultivos y el cambio climático. México, además, se ha convertido en un punto crítico de tráfico ilegal de fauna, una industria violenta y multimillonaria.

Estos problemas se retroalimentan entre sí:

  • La deforestación aumenta los incendios.
  • La sequía elimina polinizadores.
  • Los megaproyectos fragmentan ecosistemas ya debilitados.
  • La contaminación disminuye las defensas de las especies.
  • Los eventos extremos provocan hambruna, estrés, abandono de crías y desplazamientos hacia ciudades.

Frente a este panorama, parece que a quienes toman decisiones en el país no les importa lo suficiente, ignorando las consecuencias ambientales y el impacto sobre las demás formas de vida. Pero proteger a los animales no es un acto aislado de amor: es proteger la vida que permite la nuestra.

Como seres humanos que compartimos este planeta con una diversidad inmensa de especies, tenemos la responsabilidad ética de no permitir que sus hogares sean destruidos por avaricia o indiferencia. Cuidar los ecosistemas no es un lujo; es una necesidad básica. Es absurdo elegir destruir el planeta que nos sostiene.

Esta introducción resume los problemas más urgentes en México. A continuación, profundizaremos en cada uno, sus posibles soluciones y, sobre todo, lo que podemos hacer cada día como individuos para no ser parte del problema, sino de la protección.

¿Qué podemos hacer día a día como individuos?

Aunque los grandes responsables son las industrias y las decisiones políticas, nuestras acciones cotidianas pueden fortalecer la resistencia de los ecosistemas y reducir el daño.

  1. Reducir el consumo de productos que impulsan la deforestación: Menos carne industrial, menos aceite de palma, menos productos envueltos en plástico innecesario.
  2. Estar informados y cuestionar. Investiga antes de compartir noticias, antes de apoyar megaproyectos, antes de normalizar prácticas dañinas.
  3. Apoyar iniciativas locales. Comprarle a quien produce con ética, a quien protege polinizadores, a quien cultiva sin pesticidas.
  4. Crear espacios seguros para fauna local. Sembrar plantas nativas, dejar agua limpia en días de calor, evitar venenos o trampas.
  5. Participar en rescates o voluntariados. Apoyar a refugios, asistir a reforestaciones, donar aunque sea poco.
  6. Exigir a autoridades. Firmar peticiones, denunciar proyectos ilegales, presionar para que se cumplan leyes ambientales.
  7. Disminuir tu huella personal. Usar menos agua, reducir basura, elegir transporte sostenible siempre que puedas.

Cada acción individual no salvará el mundo sola, pero millones de pequeñas acciones crean una fuerza colectiva que sí cambia realidades.

Los animales de México están librando batallas que nunca eligieron, sin embargo, siguen resistiendo. La pregunta no es si todavía queda tiempo, si no qué vamos a hacer con el tiempo que queda.

La devastación ambiental no es una historia ajena: nos atraviesa a todos. Lo que afecta a un bosque, a un río, a una abeja o a un jaguar, eventualmente nos alcanza a nosotros. Por eso proteger a la fauna no es un gesto romántico; es un acto urgente de supervivencia compartida.

Cada decisión humana tiene consecuencias y cada pequeña acción puede ser un hilo que ayuda a sostener la vida. No podemos seguir actuando como si fuéramos los únicos habitantes del planeta.

Cuidar a los animales es cuidar nuestro futuro.
Y el futuro empieza con lo que decidimos hacer hoy.

Ximena Machete

Ximena Machete

Nacida en la Ciudad de México, a mis 29 años soy tatuadora, artista plástica y defensora de los derechos de los animales. Los últimos 6 años de mi vida los he dedicado a ser la encargada del bienestar de los animales del Santuario Libres al Fin en Monterrey, Nuevo León.

Lo dice el reportero